En el reino mágico de Eldoria, la paz es una ilusión frágil que se ve amenazada por fuerzas oscuras que acechan en las sombras. Los guardianes de Eldoria, liderados por Leo, Camila, Alexander y Morgana, protegen su hogar con valentía y sabiduría, fortalecidos por siglos de tradición y la luz emanada por la Fuente de la Luz Eterna.
Pero cuando una curandera recién llegada, Selene, irrumpe en sus vidas, trayendo consigo un amor aparentemente puro por Alexander, todo cambia. Selene oculta un secreto oscuro: ha sido enviada por la Sombra del Pasado para infiltrarse en Eldoria y destruirla desde dentro.
A medida que el amor florece entre Alexander y Selene, también lo hace la traición. Selene debe enfrentar su lealtad dividida entre el deber y el corazón, mientras los guardianes descubren sus verdaderas intenciones. La batalla por el destino de Eldoria se desata, poniendo a prueba no solo la fuerza de sus defensas, sino también los lazos de amor y confianza que los unen.
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Capitulo 6 : El Ritual Final
La mansión de Eldoria, con sus antiguos muros y secretos oscuros, se sentía viva con la energía de lo que estaba por venir. Camila , Alexander y Seraphine se reunieron en el gran salón, el único lugar lo suficientemente amplio para el ritual que necesitaban realizar. La alianza entre los tres era frágil, pero la determinación de romper la maldición les dio una causa común.
—Necesitamos reunir todos los elementos del ritual —dijo Seraphine, desplegando un pergamino con instrucciones detalladas—. El medallón, la sangre de los malditos y una reliquia del hechicero.
Camila
y Alexander intercambiaron una mirada de preocupación, pero asintieron. Ya habían llegado demasiado lejos para detenerse ahora.
—El medallón ya lo tenemos —dijo Alexander, sosteniéndolo en su mano—. La sangre de los malditos... eso seríamos nosotros, ¿verdad?
Seraphine asintió con una sonrisa sombría.
—Sí, pero no os preocupéis, solo necesitamos unas gotas de cada uno. Y la reliquia del hechicero debería estar en el corazón de la mansión, en la cámara oculta donde realizó sus rituales más oscuros.
Decidieron dividirse para ahorrar tiempo. Alexander y Camila se dirigieron a la cámara oculta, mientras Seraphine preparaba el círculo de protección y los otros elementos necesarios para el ritual en el gran salón.
La cámara oculta estaba en lo profundo de la mansión, accesible solo a través de un pasaje secreto que Alexander conocía. Al llegar, encontraron un altar cubierto de polvo y telarañas. En el centro, un antiguo libro de hechizos y un amuleto oscuro brillaban con una energía siniestra.
—Esto debe ser la reliquia que necesitamos —dijo Camila , tomando el amuleto con cuidado—. Sintió una corriente eléctrica recorrer su cuerpo al tocarlo, como si el propio hechicero aún vigilara su posesión.
—Vamos, no tenemos tiempo que perder —dijo Alexander, tomando el libro de hechizos—. Regresemos al gran salón.
Cuando llegaron, Seraphine había terminado de preparar el círculo de protección. Las velas ardían con llamas de colores inusuales, y el aire estaba cargado de una energía palpable.
—Todo está listo —dijo Seraphine—. Colocad la reliquia en el centro del círculo.
Camila colocó el amuleto en el centro, y Alexander añadió el libro de hechizos junto a él. Seraphine se acercó con una daga ceremonial, cortando ligeramente la palma de Camila y luego la de Alexander, dejando que sus gotas de sangre cayeran sobre la reliquia.
—Ahora, recitad las palabras conmigo —instruyó Seraphine, comenzando a entonar un antiguo cántico en un idioma olvidado.
Camila y Alexander la siguieron, sintiendo cómo la energía del ritual crecía a su alrededor. La habitación comenzó a temblar y las sombras danzaban en las paredes, como si cobraran vida. Un viento gélido atravesó el gran salón, y una figura oscura comenzó a materializarse en el centro del círculo.
—¡Arak! —gritó Seraphine—. ¡Tu tiempo ha llegado! Libera las almas que has condenado y enfrenta las consecuencias de tus actos!
La figura de Arak, un espectro envuelto en oscuridad, los miró con ojos llenos de odio y desprecio.
—¡Tontos mortales! —rugió el espectro—. ¡No podéis detenerme! ¡Mi poder es eterno!
Pero Seraphine, Camila y Alexander continuaron recitando el cántico, sus voces llenas de determinación. La luz del círculo de protección comenzó a intensificarse, envolviendo al espectro y obligándolo a retroceder.
—¡No! —gritó Arak, luchando contra la fuerza del ritual—. ¡Esto no puede estar sucediendo!
Finalmente, con un último grito de desesperación, el espectro de Arak fue absorbido por la luz, desvaneciéndose en la nada. La energía en la habitación se calmó y el silencio se instaló.
Camila y Alexander se miraron, sintiendo una paz que no habían conocido en siglos. Sabían que la maldición había sido rota.
—Lo hemos logrado —murmuró Camila , abrazando a Alexander con lágrimas de alivio en sus ojos.
Seraphine, aunque aún atrapada en su forma espectral, sonrió.
—Habéis cumplido vuestra promesa —dijo ella—. Y por ello, os doy las gracias. Mi espíritu está libre de las sombras. Ahora, podré descansar en paz.
Con una última mirada de agradecimiento, el espíritu de Seraphine se desvaneció, dejando solo una brisa suave como señal de su partida.
Camila y Alexander, tomados de la mano, salieron del gran salón, sintiendo que el peso de siglos de dolor y separación se desvanecía. Por primera vez en mucho tiempo, podían mirar hacia el futuro con esperanza y amor eterno.