Después de una tarde de amor pasión Hannah desaparece de la vida de Sebastián, dejándolo sumido en la más cruel desesperación. Pero él no escatimará en gastos, ni en esfuerzos para traerla de regreso a su vida. ¿La traerá para amarla o para hacerle pagar todo su dolor?
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CAPÍTULO 6
La cena se convirtió en un relajo por los celos del grandulón. Hannah vio a su hermano por primera vez retroceder ante un adversario. Esto la sorprendió, pero se alegra de que lo haya hecho, al parecer estos dos tienen su historia, además hay un hijo de por medio y no quiere ese rollo para su hermano.
Hans Fisher es un hombre sexy, guapo y millonario. No tiene necesidad de estar disputándose el amor de una mujer. Aunque a ella le da tristeza dejarlo solo. Pero es por su propio bien.
Hannah, al salir del Restaurante, recibió una invitación del hombre que, hasta ahora, sabe que se llama Sebastián Santibáñez.
"Hasta un nombre hermoso tiene, uno muy sexy como él". Pensó Hannah
El hombre se ofreció a llevarla a su hotel, pero con la lujuria que ese hombre tenía en sus ojos. Hannah sabe que se la comerá incluso en el auto.
Ella se negó, Pero también lo humilló. Estaba a solo horas de tener que marcharse y no quería dejar a ninguna otra persona abandonada. Entonces, declinó lo que pudo ser su última noche de pasión.
El hombre se marchó frustrado y Hannah se fue con su hermano. Al día siguiente, ella debía marcharse a cumplir con su destino. Entonces, ella planeó compartir con su hermano su último día juntos. Pero Hans se levantó temprano, se puso muy guapo y salió para la Fundación. Al parecer, su hermano no quería darse por vencido aún
Hannah bufó y se quedó sola en la suite. Ella se puso una sexy pijama y se recostó. Había invitado a su hermano a almorzar para despedirse y marcharse en la tarde.
Un vacío se alojó en su estómago. Ya no quería morir, pero, por su hermano hará lo que sea. Ella descubrió que el vídeo que el maldito de Alexei le mostró. Fue de un asalto que sufrió su hermano hace tres meses y se lo ocultó a ella para no preocuparla.
Entonces ella sabe que ese maldito no dudará en lastimar a su hermano si ella se niega a cumplir con su trato.
Hannah se encontraba acostada viendo televisión, cuando de pronto tocaron la puerta. Ella se quedó paralizada al ver semejante monumento.
El mismísimo Sebastián Santibáñez estaba en su puerta con una mirada perversa, que demostraba que ella se tragaría sus palabras.
Hannah no pudo evitar relamer sus labios y el hombre se sonrió ante este gesto tan sensual.
El hombre la tomó entre sus brazos y la llevó hasta la suite del frente.
En ese momento, Hannah decidió darle rienda suelta al deseo y comerse ese bombón como última hazaña en su vida. Ella quiere sentirse amada, aunque sea una vez antes del final.
Los dos se devoraron y el hombre se mostró de lo más sutil y cariñoso, al principio después fue perverso y dominante.
El hombre cegado por el deseo, le pidió matrimonio y Hannah no pudo evitar que su corazón saltara de alegría. Entonces, se dio cuenta de que una vez más la vida le pateaba el trasero. Qué maldito castigo era encontrar el amor, el día antes de su muerte.
Definitivamente, ella era la personificación de la desdicha. Ese Dios griego estaba loco por ella. Ella tuvo que engañarlo y citarlo para verse esa misma noche. Aunque no tenía intenciones de asistir. Pero al menos ganaría algo de tiempo, para huir de su lado.
Hannah regresó a su habitación, se dio una larga ducha y se sorprendió al ver su cuerpo marcado totalmente por este hombre. Ella se sonrió e inmediatamente lloró, lloró desconsoladamente.
Maldecía mil veces, el destino que le había tocado.
Hannah se despidió de su hermano y tomó su avión para llegar a su destino.
El viejo sonrió al verla. Estaba lleno de satisfacción, de verla cumplir su palabra. Aunque eso solo le demostraba que amaba a ese idiota de Hans más que a su propia vida.
Alexei se sentía celoso de pensar que Hans tenía un cariño que le correspondía a él. El viejo Alexei estaba sorprendido de sí mismo. Él ya no veía a Hannah con el mismo odio de la primera vez.
Él la observaba y ella era tan altanera y tan arrogante que le recordaba a su propia madre. Alexandra Phillips era una mujer que media casi dos metros y que tenía un carácter fuerte. No sé, dejaba amedrentar por nadie. Ella fue el primer amor de Alexei. Su madre, su Reina. Y a él lo inquieto saber que si su madre estuviese viva, primero lo despelleja vivo antes de dejar que le toque un solo cabello a su nieta.
Alexia era su adoración, Pero era débil y manipuladora como su propia madre. Mientras que Hannah era fuerte, decidida y él comenzaba a sentirse orgulloso de ella. Pero solo una debía sobrevivir y esa era la niña de sus ojos.
Alexei recibió a Hannah en la misma mansión, Pero esta vez le asignó una habitación.
—Ponte cómoda. Estarás aquí por un mes. El doctor que hará la cirugía tuvo un accidente y se está recuperando. No intentes escapar, aún tengo vigilado a tu hermano. Puedes desplazarte por toda la mansión. Menos la habitación de tu hermana. No quiero que vea lo hermosa que eres y lo llena de vida que estás. Eso le haría mucho daño.
Hannah se paró frente a él y soltó una sonora carcajada.
—Ja, ja, ja. Deberías reconsiderarlo. Tal vez, este corazón sano y fuerte sea mucho para ese caparazón pálido y débil. Ja, ja, ja. No te vayas a quedar sin nietos, por una mala decisión.
Alexei no pudo evitar sentirse algo molesto, Pero también sorprendido. Estaba frente a una mujer fría y arrogante. Ella no mostraba, ni un gramo de miedo. Ella estaba dispuesta a atacarlo hasta el último momento.
Alexei no pudo evitar sonreír y mirar a Hannah con ojos de padre orgulloso.
Hannah, por su parte, estudió cada gesto de la actitud del viejo y se sonrió. Tal vez, no todo estaba perdido.