Cruel Verdad

Mathew despertó al amanecer, aún sintiendo la calidez del cuerpo de Alec junto a él, un recordatorio silencioso de los momentos de vulnerabilidad y conexión que habían compartido. Había algo especial en esa calma, en la paz que surgía después de enfrentar las sombras del pasado. Sin embargo, mientras el sol empezaba a iluminar el cuarto, una extraña inquietud se instalaba en el corazón de Mathew, como si presentara que algo más estaba por suceder.

Un par de días después, esa sensación se convirtió en realidad. Mathew recibió una llamada en medio de la tarde, mientras trabajaba en su apartamento. Era Lisa, y por la urgencia en su tono, supo que algo estaba mal.

“Mathew, necesitamos hablar. Es sobre Alec,” dijo Lisa, su voz tensa, dejando en claro que no era una conversación que pudiera posponerse.

Mathew quedó en silencio, su mente debatiéndose entre la preocupación y el deseo de no alterar la paz que con tanto esfuerzo habían construido. Acordaron encontrarse en un café discreto, lejos de los lugares habituales que solían frecuentar con Alec.

Cuando llegó, encontró a Lisa ya sentada, con una expresión de seriedad en el rostro que le heló la sangre.

“Lisa, ¿qué sucede? Me estás preocupando,” dijo Mathew, sentándose frente a ella.

Lisa lo miró con una mezcla de compasión y precaución. “Mathew, sé que amas a Alec, y sé cuánto ha cambiado desde que está contigo. Pero… alguien del pasado de Alec ha regresado. Alguien que sabe cosas que podrían cambiarlo todo.”

Las palabras de Lisa dejaron a Mathew paralizado. Era como si el suelo bajo sus pies empezara a desmoronarse. “¿Quién es esa persona? ¿Qué quiere?”

Lisa suspiró, su expresión aún más sombría. “Se llama Ethan. Es… bueno, fue alguien muy cercano a Alec durante los momentos más oscuros de su vida. Él sabe cosas sobre Alec, secretos que Alec nunca te ha contado, y está dispuesto a usarlos para hacerle daño.”

Mathew sintió un nudo en la garganta. Sabía que Alec tenía un pasado difícil, pero esta revelación le hacía cuestionarse cuántas cosas seguían sin descubrirse. “¿Por qué haría algo así? ¿Qué tiene que ganar?”

Lisa tomó su mano en un gesto de apoyo. “Alec se alejó de Ethan sin mirar atrás, y, al parecer, Ethan nunca lo superó. Ahora ha vuelto, y quiere arrastrarlo de nuevo a esa oscuridad. Lo vi en la ciudad hace unos días y me reconoció. Me dijo que quería ‘ajustar cuentas’, que Alec no podía simplemente irse y empezar de nuevo.”

Mathew apretó los labios, sintiendo una mezcla de rabia e impotencia. Alec había trabajado tan duro para dejar atrás esa vida, para cambiar, y ahora el pasado parecía decidido a arrastrarlo de vuelta.

Esa noche, cuando Alec regresó al apartamento, Mathew lo recibió con una expresión de preocupación. Alec lo notó de inmediato, sus ojos azules reflejando una mezcla de confusión y alarma.

“¿Qué sucede, Mathew? ¿Ha pasado algo?” preguntó Alec, acercándose.

Mathew respiró hondo, intentando encontrar las palabras adecuadas. “Alec, alguien del pasado ha vuelto. Lisa me contó sobre Ethan.”

Al escuchar el nombre, el rostro de Alec se tensó, su postura cambió, y por un instante, Mathew vio en él una chispa de miedo que nunca antes había presenciado. Alec se sentó en el sofá, pasando una mano por su rostro, como si intentara borrar un recuerdo doloroso.

“Pensé que nunca volvería a verlo,” murmuró Alec, su voz apenas un susurro. “Ethan fue… fue una parte de mi vida en la que estaba completamente perdido. Él y yo… bueno, compartimos muchas cosas de las que no estoy orgulloso. Pero cuando decidí cambiar, me alejé de él, de todo. Y no esperaba que volviera.”

Mathew se sentó a su lado, tomando su mano. “Alec, necesito que seas honesto conmigo. No quiero que este secreto destruya lo que estamos construyendo. Quiero ayudarte, pero necesito saber la verdad.”

Alec cerró los ojos, como si luchara contra la marea de emociones que intentaba contener. “Ethan es… una parte oscura de mi pasado que siempre me ha atormentado. Fuimos cercanos, cómplices en muchas cosas. Él me empujaba a hacer cosas que solo alimentaban mi autodestrucción. Cuando finalmente me di cuenta del daño que me estaba causando, me alejé de él. Pero sé que nunca lo tomó bien, y ahora parece que ha vuelto para hacerme pagar por eso.”

La angustia en su voz golpeó a Mathew, pero también despertó en él una determinación feroz. Sabía que esta prueba sería una de las más difíciles que enfrentarían, pero también sabía que no iba a dejar que el pasado destruyera el futuro que habían comenzado a construir juntos.

“Lo enfrentaremos, Alec. Sea lo que sea, lo enfrentaremos juntos,” dijo Mathew, apretando su mano con fuerza.

Alec lo miró, su expresión mezcla de gratitud y temor. “Gracias, Mathew. No merezco a alguien como tú.”

Mathew sonrió suavemente. “No se trata de merecer. Se trata de estar aquí, el uno para el otro. Eso es lo que hace el amor, Alec. Enfrenta las sombras y las supera.”

Durante los días que siguieron, ambos se prepararon para la posibilidad de que Ethan reapareciera en cualquier momento. Alec comenzó a compartir más de sus experiencias con Mathew, revelando fragmentos de su vida pasada con una honestidad que nunca antes había mostrado. Era doloroso, pero también liberador, como si al abrirse completamente pudiera finalmente deshacerse de las cadenas que lo habían atado.

Finalmente, una noche, mientras caminaban juntos por la ciudad, Alec se detuvo de repente. Mathew siguió su mirada y lo vio: Ethan, parado al otro lado de la calle, observándolos con una sonrisa que no tenía nada de amigable. La presencia de Ethan era como un recordatorio físico de las sombras que Alec había intentado dejar atrás, y por un momento, Mathew sintió el aire volverse denso, como si el pasado se materializara frente a ellos.

Ethan cruzó la calle lentamente, sus ojos fijos en Alec, ignorando la presencia de Mathew por completo. “Alec,” dijo, con una sonrisa que no llegaba a sus ojos. “Nunca pensé que tendría la oportunidad de verte de nuevo.”

Alec se mantuvo firme, aunque Mathew notó la tensión en sus manos. “Ethan, ya no soy la persona que solía ser. No hay nada aquí para ti.”

Ethan soltó una risa baja, burlona. “Oh, Alec, todos creemos que podemos cambiar, ¿verdad? Pero las sombras nunca se van. Pueden permanecer escondidas, pero siempre están ahí, esperando para salir.”

Mathew, sintiendo la necesidad de proteger a Alec, se colocó a su lado, mirando a Ethan con una mezcla de desafío y determinación. “Alec ha cambiado, y no tiene que volver a esa oscuridad. No tienes poder sobre él.”

Ethan lo miró, sus ojos llenos de desdén. “¿Y tú quién eres para decirme eso? No sabes nada de lo que Alec y yo compartimos.”

Mathew se mantuvo firme. “Sé que él está listo para enfrentar cualquier cosa, y yo estoy aquí para apoyarlo.”

Ethan dio un paso atrás, su sonrisa desapareciendo lentamente. “Muy bien. Supongo que ya he visto suficiente. Pero no piensen que esto ha terminado. Las sombras siempre encuentran una forma de regresar.”

Y con eso, se alejó, dejando a Alec y Mathew en medio de la calle, sus corazones latiendo al unísono. Sabían que el camino no sería fácil, que el pasado siempre tendría sus formas de intentar regresar. Pero esa noche, al mirarse el uno al otro, ambos comprendieron que, mientras estuvieran juntos, podrían enfrentar cualquier sombra que intentara interponerse entre ellos.