¡Dos Corazones y una Historia!

Yuri

Estamos hablando y mis pensamientos no se apartan de Ayla y del pasado, de Ryan, necesito saber la verdad...

Empiezan a llegar algunas “amigas” de los chicos y yo estoy fuera de lugar. No puedo más, voy a ir tras Ayla, no puedo esperar, si espero me volveré loco.

Salgo para ir al baño, como hice en la discoteca y no vuelvo.

Voy hasta el edificio donde la dejé el sábado. Como soy muy conocido, fue fácil, el portero me dejó entrar, pero cuando dije Ayla, él dijo que no había ninguna residente con ese nombre, insistí, pues yo mismo la dejé aquí, la describí, a Ryan y

- AH, sí, ¿está hablando de la amiga de Lívia y nieta de Palmira? – dice Sandro.

Yuri

Me doy cuenta de que ella estaba en casa de Lívia. ¡Está bien, Lívia tendrá que decirme dónde vive Ayla!

- Sí, Lívia, acabé confundiéndolo todo. ¿Puedo subir a hablar con ella? – pregunta Yuri.

- Sí, claro, es el 802 – dice Sandro sonriendo.

- Gracias – dice Yuri subiendo.

Yuri

Claro que di un autógrafo, me tomé una foto e incluso le dejé una propina al señor Sandro, se dio cuenta de que ni siquiera sabía el número del apartamento.

Lívia

Suena el timbre, miro el móvil, son casi las diez de la noche, ¿quién será? Bueno, debe de ser conocido o el señor Sandro no lo dejaría subir.

Abro la puerta y ¡Dios mío! ¿¡Es Yuri!? Y está angustiado, parece perdido y ni siquiera pide entrar, ¡simplemente entra!

- ¡Yuri! – dice Lívia asustada.

- Hola Lívia, disculpa la intromisión, disculpa que entre así, pero necesito mucho tu ayuda. – dice Yuri.

- ¿Qué necesitas? – pregunta Lívia.

- Necesito saber dónde vive Ayla – dice Yuri.

- Hum, ¿quién dijo que te voy a ayudar? No puedo Yuri y aunque pudiera, no te diría dónde vive, no te imaginas cuánto sufrió por tu culpa. Y puedes irte – dice Lívia.

Yuri se pasa la mano por el pelo, visiblemente nervioso y perdido.

- Por favor, Lívia, necesito hablar con ella – dice Yuri.

Lívia seguía parada en la puerta.

- ¡No! Y puedes ponerte de rodillas, llorar, amenazarme de muerte... ¡que no te lo voy a decir! Y si tanto necesitas hablar con ella, mañana ve a la empresa de tu amigo, sabes que ella trabaja allí – dice Lívia.

- Por favor, Lívia, hago lo que sea por que me des su dirección – dice Yuri.

- No quiero nada, Yuri, de hecho, quiero que te vayas. Ayla es mi amiga y no voy a decir dónde vive a menos que ella me lo permita, que no es el caso. Así que será mejor que te vayas – dice Lívia.

- Está bien, disculpa las molestias – Yuri se va.

Lívia

¡Dios mío! Está destrozado, apuesto a que todavía ama mucho a Ayla y que no duerme esta noche, ¡bien merecido! Tiene que sufrir mucho, todo lo que Ayla pasó por su culpa. ¡Idiota!

Llamo a Ayla, tengo que contárselo, ¡pero no responde! ¡Claro, se acuesta temprano! Ya son más de las diez...

¡Llamo de nuevo y no contesta! ¡Tiene la manía de dejar el móvil en silencio! Le envío un mensaje y ni siquiera lo visualiza.

Mañana se lo cuento.

Yuri

Entiendo a Lívia, es una gran amiga, sé que sería difícil que me lo dijera.

Salgo del ascensor más perdido aún, miro al señor Sandro y a ver si él sabe dónde vive Ayla, es amiga de Lívia y de su abuela...

Decido hablar con él y ser sincero, decirle que necesito mucho hablar con la amiga de Lívia, claro que no le digo nada de Ryan.

Él termina salvándome.

- ¡Tiene suerte! Sé dónde vive la amiga de Lívia, porque la acompañé a ella, a Lívia y al niño, una vez que salía.

Pero, solo sé el edificio donde vive, no sé ni el piso ni el número del apartamento – dice Sandro.

Yuri

Le agradecí mucho al señor Sandro y le dejé una buena propina. Ahora sé cuál es el edificio y aunque tenga que llamar a todas las puertas, encontraré su apartamento.

Salgo como loco y le pido a Dios que me ayude. Creo mucho en Dios, siempre me ha bendecido y le pido que la encuentre, que me ayude.

¡En su edificio no hay portero!

Me encuentro con los muchos números de apartamentos y me quedo pensando en cuál llamar primero, ya que no es tan tarde. Pero Dios no me abandona y siempre me da mucho más de lo que imagino y merezco.

Aparecen unos jóvenes que viven allí y me reconocen, me piden autógrafos, fotos y se los doy, pero a cambio les pido ayuda y uno de ellos sabe el número donde vive Ayla, ¡su hermano juega con Ryan! Doy gracias a Dios, porque sé que fue él.

Me detengo en la puerta de su apartamento, miro el reloj y ya es tarde, hasta que conseguí la información el tiempo pasó volando y no me di cuenta, son casi las doce de la noche y no tiene sentido, necesito hablar con ella. Espero que no me mate...