**Sinopsis**
En un mundo donde la biología define roles y los instintos son incontrolables, dos hombres de mundos opuestos se ven atrapados en una ardiente atracción. Leon, un alfa dominante y poderoso empresario, ha rechazado el amor… hasta que Oliver, un omega dulce y sensible, entra en su vida como asistente. Lo que comienza como un deseo prohibido pronto se convierte en una intensa relación marcada por celos y secretos. Cuando verdades devastadoras amenazan con separarlos, deberán enfrentarse a su pasado y decidir si su amor es lo suficientemente fuerte para desafiar las estructuras que los mantienen apartados. ¿Están dispuestos a arriesgarlo todo por un futuro juntos?
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Capítulo 14: Pasiones Prohibidas
Las luces de la ciudad brillaban en la distancia mientras Leon esperaba en el vestíbulo del hotel. Había reservado una habitación para encontrarse discretamente con Oliver, un refugio temporal de la creciente tensión que rodeaba a su relación y a la amenaza que emanaba de Will. Aquel lugar sería su rincón del mundo, un espacio donde podrían dejar de lado las preocupaciones del trabajo, al menos por una noche.
El ambiente era acogedor, con un aroma a jazmín que flotaba en el aire y la música suave de un piano que combinaba con el murmullo de la gente en la distancia. Leon se sentía emocionado y expectante, pero también un poco ansioso. Había pasado tanto tiempo lidiando con la presión del trabajo y los rumores de Will que anhelaba un momento de conexión pura con Oliver. Sin embargo, la sombra del conflicto siempre estaba presente.
Cuando Oliver finalmente llegó, su rostro iluminado por una sonrisa y aquel brillo en sus ojos que hacía que Leon se olvidara de todo lo demás. Ambos se abrazaron con fuerza, como si estuvieran tratando de absorber la energía del otro, despojándose de las cargas del mundo exterior.
—He estado contando los minutos —susurró Oliver, su aliento frío contrastando con el calor que emanaba de Leon.
Leon sonrió, sintiendo que su corazón latía al compás de la felicidad. —Al menos ya estamos aquí. Quiero que disfrutemos de esta noche, sin preocupaciones.
Se adentraron en la habitación, donde el ambiente era cálido y acogedor; una habitación elegantemente decorada con tonos suaves y un par de copas de vino ya esperando sobre la mesa. Leon había planificado todo meticulosamente, desde el vino hasta la suave música que sonaba de fondo.
Se sirvieron dos copas y brindaron el uno por el otro, pero en el fondo desus corazones, ambos sabían que esta noche no era solo una celebración de su conexión, sino un intento desesperado de escapar de la tormenta que acechaba a su alrededor.
—A veces siento que estamos en una película —dijo Oliver, mientras se dejaba caer en el sofá, mirando a Leon con curiosidad—. Un romance secreto, lleno de giros y complicaciones.
Leon se rió entre dientes. —Sí, un drama de los buenos. Pero, ¿quién necesita la normalidad? —Se pasó un suave mechón de cabello detrás de la oreja y se unió a Oliver en el sofá—. Lo que realmente importa es que estamos juntos, ¿verdad?
Oliver asintió, pero su expresión se tornó seria. —Sí, pero no podemos ignorar a Will. Cada vez que entro en la oficina, siento que me está acechando. Me pregunto qué nuevas estrategias estará urdiendo para separarnos.
—No podemos permitir que eso nos estropee esta noche —contestó Leon, decidido. Con un gesto, puso su mano sobre la de Oliver, irradiando una calidez que contrarrestaba la angustia que anidaba en sus corazones—. Vamos a disfrutar de cada instante. A la mañana siguiente, con suerte, las preocupaciones parecerán menos abrumadoras.
Oliver sonrió, aún con cierta preocupación en su mirada. —Eres un idealista, Leon. A veces me gustaría tener tu fe en que todo saldrá bien.
—No se trata solo de fe —respondió Leon, inclinándose más cerca—. Se trata de elegir ser feliz, incluso en medio del caos. Esta conexión que tenemos… es lo único que realmente importa.
Con esas palabras, Leon se atrevió a acercarse aún más, sintiendo el calor de Oliver y la electricidad que sobrevolaba el espacio entre ellos. Era como si el tiempo se detuviera, y en ese instante no había ninguna amenaza, solo el latido de sus corazones.
—¿Y qué tal si hacemos un trato? —preguntó Oliver, sus ojos brillando con desafío—. Durante esta noche, nada más importa. Solo nosotros.
Leon sintió una oleada de entusiasmo en su interior. —Trato hecho.
Se acercaron, sus labios se encontraron en un beso suave, casi reverente, como si estuvieran sellando un pacto que desafiaba a este mundo lleno de incertidumbre. Fue un beso cargado de promesas, de pasiones ocultas y de un profundo deseo de escapar, aunque solo fuera por un momento.
Pero la realidad siempre acechaba en las sombras. Mientras se sumergían en esa burbuja de felicidad, un ruido sutil, un mensaje entrante, rompió la magia. Oliver miró su teléfono y su rostro se tornó sombrío.
—Es Will… —murmuró, casi sin aliento.
Leon sintió un nudo en el estómago. La burbuja que habían creado se hacía añicos ante la inminente realidad. —Lee el mensaje —dijo, con un tono que intentaba ocultar su creciente ansiedad.
Oliver se acordó de la cita que había tenido con Will esa tarde, la cual había evadido con astucia al recibir la invitación de Leon. Con manos temblorosas, deslizó el dedo por la pantalla y leyó en voz alta:
*“Sé que estás con él. No te dejaré escapar tan fácil.”*
Ambos se quedaron en silencio, el aire en la habitación se volvió denso. El magico momento había pasado, y en su lugar quedaba la inminente confrontación que amenazaba todo lo que habían construido. Sin embargo, hubo en sus miradas un fogonazo de determinación.
—No dejaré que Will te asuste. No esta noche —dijo Leon, aferrándose a la mano de Oliver con firmeza, decidido a luchar por lo que habían cultivado entre ellos.
—Tienes razón —respondió Oliver, su mirada intensa—. Este es nuestro momento. No hay lugar para el miedo.
Con este renovado compromiso, sabían que lo que les esperaba no iba a ser fácil. Pero, al menos por esa noche, estaban dispuestos a enfrentar cualquier adversidad, juntos.