"Sobrellevando la Adolescencia hacia la Adultez: Luchando con uno mismo y con el entorno"
La transición de la adolescencia a la adultez es un viaje tumultuoso lleno de desafíos y descubrimientos. Para muchas personas, este período de cambio está marcado por la lucha interna y externa, donde la autoaceptación y la confrontación con las expectativas sociales son elementos centrales. Para una chica curvy, esta travesía puede estar especialmente marcada por la presión de la imagen corporal y las normas de belleza. En este ensayo, exploraremos cómo sobrellevar la adolescencia hacia la adultez.
Preparados para esta nueva aventura.
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Capitulo 6
El primer día de pasantía en la clínica infantil marcó un momento decisivo para Lina. Estaba nerviosa pero emocionada por comenzar a aplicar todo lo que había aprendido en sus estudios de psicología. Mientras caminaba por los pasillos de la clínica, se encontró con dos hermanos que instantáneamente capturaron su corazón con su ternura y vitalidad.
Los hermanos, Diego y Sofía, tenían 7 y 5 años respectivamente. Diego era un niño con una curiosidad infinita y una sonrisa contagiosa, mientras que Sofía era una niña tranquila pero observadora, con ojos brillantes llenos de curiosidad por el mundo que la rodeaba. Desde el momento en que Lina los conoció, supo que su trabajo en la clínica se enriquecería enormemente gracias a la oportunidad de interactuar con estos dos niños especiales.
Durante las siguientes semanas de su pasantía, Lina tuvo la oportunidad de trabajar estrechamente con Diego y Sofía, observando su desarrollo emocional y brindándoles apoyo en sus desafíos individuales. Diego, que había experimentado dificultades para adaptarse a la escuela y manifestaba cierta ansiedad social, respondía positivamente a las técnicas de juego terapéutico que Lina utilizaba para ayudarlo a expresar sus emociones.
Por otro lado, Sofía mostraba señales de timidez y reticencia a participar en actividades grupales en la clínica. Lina se dedicó a construir una relación de confianza con ella, utilizando enfoques suaves y creativos para fomentar su autoconfianza y promover una mayor interacción social con sus compañeros.
A medida que pasaban el tiempo juntos, Lina se sentía cada vez más conectada con Diego y Sofía. No solo estaba allí como profesional para guiar su desarrollo emocional, sino también como alguien que genuinamente se preocupaba por su bienestar y felicidad. La relación que había formado con ellos no solo enriquecía su experiencia clínica, sino que también llenaba su corazón de gratitud y satisfacción por poder marcar una diferencia en las vidas de estos niños.
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Conforme Lina pasaba más tiempo con Diego y Sofía durante su pasantía en la clínica infantil, comenzó a descubrir detalles dolorosos sobre sus vidas familiares. Un día, mientras hablaba con la psicóloga principal del caso de los hermanos, se enteró de que habían perdido a su madre en un trágico accidente hacía aproximadamente un año. Desde entonces, su padre había luchado para manejar la situación y había estado ausente con frecuencia debido a sus responsabilidades laborales.
Esta revelación impactó profundamente a Lina. Comprendió que los comportamientos de Diego y la timidez de Sofía podían estar relacionados con el trauma y la pérdida que habían experimentado. A partir de entonces, Lina se comprometió aún más en brindarles el apoyo emocional y el cuidado compasivo que tanto necesitaban.
Con cuidado y sensibilidad, Lina adaptó sus enfoques terapéuticos para ayudar a Diego y Sofía a procesar su dolor y a fortalecer su resiliencia emocional. Para Diego, esto significaba proporcionarle un espacio seguro para expresar sus emociones y temores, utilizando juegos y actividades que le permitieran explorar y comprender mejor sus sentimientos de pérdida y confusión.
Para Sofía, Lina enfocó en construir una relación de confianza sólida, proporcionándole el tiempo y el espacio necesarios para abrirse gradualmente sobre sus sentimientos. Utilizó técnicas de terapia artística y narrativa para permitirle expresar sus emociones de manera creativa y no verbal, facilitando así su proceso de curación emocional.
A medida que avanzaba en su trabajo con Diego y Sofía, Lina notó pequeños pero significativos progresos en su bienestar emocional. Diego comenzó a sentirse más seguro en la escuela y a interactuar más abiertamente con sus compañeros, mientras que Sofía demostraba una mayor disposición para participar en actividades grupales y compartir sus pensamientos y sentimientos con los demás.
Además del trabajo directo con los niños, Lina también buscó involucrar al padre de Diego y Sofía en el proceso terapéutico siempre que fuera posible. A través de sesiones familiares y orientación individual, trabajó con él para fortalecer su capacidad de apoyo emocional y proporcionarle estrategias para manejar el duelo y la responsabilidad parental de manera efectiva.
Con el tiempo, Lina se convirtió en un pilar de apoyo tanto para los niños como para su padre, ofreciéndoles no solo intervenciones terapéuticas efectivas, sino también comprensión, empatía y aliento en momentos de dificultad. A medida que se acercaba al final de su pasantía, sabía que la experiencia con Diego y Sofía había dejado una marca indeleble en su corazón y en su enfoque profesional como psicóloga infantil.
