Ema Santoro, fue dejada en la puerta de un orfanato, creció tendiendo pocos recuerdos de su infancia, cuando tiene que salir de ese lugar, va en busca de ese pasado, en esa búsqueda se encuentra con el hombre que cambiará su vida, el gran Vitaly Ivanova,
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Cap.6
La hora de la salida llegó, Emma sintió alivio, era un día normal en la cafetería así que saldría temprano, se cambió de ropa y salió rumbo a su casa, lo único bueno que le pasó fue que después que María y las compañeras la molestaron, no volvieron a hacerle nada.
Emma caminó rápido a su pequeño departamento, pasó por un supermercado y compró algo para comer y algunas cosas que necesitaba, no quería llegar y volver a salir, así que llevó algo para su desayuno.
Llegó a su departamento, puso todo en orden se dio un baño, cenó y luego se acostó a dormir, estaba agotado, aunque en el orfanato hacia la limpieza, en la cafetería era el doble de trabajo, pensando tanto en su mala suerte se quedó dormida.
_ mira allí viene la huérfana. Dijo una de las chicas
_ tenemos que hacer que se largue, le vamos a poner más trabajo, no la soporto.
Emma llegó, y saludó
_ buenos días
_ que tienen de buenos, desde que tu cara aparece en este lugar nada es bueno.
Emma no dijo nada y entró se cambió de ropa y comenzó a hacer sus quehaceres, la tenía de un lado para otro, pero ella hacía todo, en su inocencia creía que esas mujeres un día dejarían de molestarla y llevarían la fiesta en paz, pero que lejos estaba de la realidad.
_ oye huérfana, el jefe dice que le lleves café y un emparedado
_ sí, voy. María sonrió y es que nada era cierto, solo quería ver cómo el jefe le daba tremenda regañina y quizás hasta la echara del trabajo.
Emma tocó la puerta y esperó que le dieran la orden de pasar.
_ buen día señor Dante, aquí le traje lo que pidió
El señor Dante la miró de arriba abajo, no entendía que hacía ella allí con un café y un emparedado
_ acaso te dije que me trajeras eso, ¿en qué momento te lo pedí? Emma palideció al escuchar aquello de su jefe, se había dado cuenta de que María solo la hizo ir a la oficina de su jefe con mala intención.
_ señor pero... No pudo terminar cuando Dante habló
_, pero nada, niña tonta, sal de aquí ahora mismo o quieres que te eche de mi cafetería, sin derecho a qué te pague lo que has trabajado. La chica agachó la cabeza, y sus lágrimas salieron.
_ discúlpeme señor no volverá a pasar
_ y más te vale que así sea, ahora fuera
Emma salió muy de prisa, al cerrar la puerta sus lágrimas una vez más se hicieron presentes, María que de lejos la observaba, sonrió, sabía que si no había sido despedida, por lo menos le dieron un llamado de atención.
_ oye tú, sirve esto a la mesa cuatro. Emma secó sus lágrimas y salió a servir, cuando iba con el pedido para la mesa, una de las chicas le metió el pie y ella cayó al piso con todo y el pedido, había hecho tremendo reguero.
_, pero que torpe eres, párate y limpia eso. María la agarro del brazo y la levantó de un solo tirón, esto hizo que la chica se quejara del dolor.
Y así eran los días de Emma en ese lugar, no era un trabajo, ella sentía que era un calvario, nunca imaginó que su vida fuera del orfanato iba a ser tan difícil
Cada día María y sus compañeros de trabajo hacían de las suyas con ella, en ocasiones Emma solo se encerraba en el baño a llorar.
En Canadá
_ buen día, señor, tiene una llamada del joven señor Vitaly Ivanova
_ si pásame la llamada
_ que gusto saber de ti, cómo has estado
_ amigo mío, estoy bien, que tal todo en Canadá
_ pues bien, quiero volver, tengo cosas que solucionar, estar aquí le hace creer a mis enemigos que les tengo miedo
_ sé que no le temes eres igual que tu padre, pero sabes que cuentas conmigo.
_ lo sé amigo, y lo tendré en cuenta siempre.
_ solo te llamaba para que lo supieras y que en unos días estaré viajando a Canadá por negocios, quiero encontrarme contigo, para hablar, sé que eres más viejo que yo. Ambos sonrieron. _ viejo pero bien que necesitas que te dé consejos.
Los padres de ambos se conocían, y aunque Mateo es unos años mayor que Vitaly, pero siempre hubo ese respeto y cariño de ambas partes, Vitaly sentía a Mateo como su hermano mayor.
Vitaly Ivanova, era uno de los mafiosos más poderosos de Rusia, aunque comenzó desde temprana edad a asumir su puesto como jefe de la mafia por pedido de su padre a sus veintiséis años ya se había ganado el respeto de muchos y el odio de otros, era un hombre frío y no le temblaba el pulso para acabar con quién se metiera con los suyos. Su fama era reconocida en otros países.
No se había casado, solo tenía aventuras de una noche, tenía una familia muy unida, pero se mantenía viviendo en su espacio personal.
_ me avisas que día vienes, yo personalmente iré a buscar
_ gracias hermano, así será.
En el tiempo que Mateo se mantuvo escondido de Leonardo, habían perdido comunicación, hasta que Max se comunicó con el padre de Vitaly para contarle lo sucedido, y claro que el señor, se ofreció a brindarle su apoyo, no dejaría que Leonardo le hiciera algo al hijo de su amigo.
Rusia
Emma, ya no se levantaba de ánimos para ir al trabajo, quería renunciar, pero no podía darse ese lujo, así que con toda la calma se levantó, hizo sus necesidades, se alistó y salió rumbo a su trabajo.
_ será que un día dejaras de venir aquí?
_ sí, creo que nos haría un gran favor. La chica, como siempre solo agachaba la cabeza y no decía nada, hacía de todo en el lugar, y luego regresaba a su departamento.
Un día tomó la decisión de buscar otro trabajo, pero primero lo buscaría y hasta no tenerlo ni iba a renunciar. En su día libre salió muy temprano a buscar el periódico, tenía que encontrar algo, y
rápido.