Soy dueño de una gran cadena de venta de carne, mi ganado es seleccionado y criado a pasto, soy innovador en mi ramo, conocido como el CEO de la carne verde. Construí mi imperio desde cero y ahora tengo que contratar pequeños ganaderos para que mi negocio prospere. En una de las propiedades encontré a una mujer que no puedo sacar de mis pensamientos. Voy a conquistar a mi diosa del fuego, cueste lo que cueste...
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Capítulo 23
-Vamos a tomar café y empezar la faena, dejen de mirarme como si estuviera pasando una locura, solo le pedí ayuda porque él tiene experiencia.
El día transcurrió bien, paramos de trabajar, ya eran las 18:00 horas, se inseminaron 50 cabezas y quedaron 50 para el día siguiente.
-Muchas gracias por todo y mañana estén aquí a la misma hora para terminar temprano.
Todos se van, María también se fue, necesito un baño, miro a Alessandro, está sentado en el suelo, parece bastante cansado.
Voy en dirección a la ducha.
Abrí el grifo y entré, me estoy lavando el pelo, siento un abrazo, abro los ojos y Alê está bajo el agua conmigo, dice:
-Me pasé todo el día queriendo besarte, ahora voy a saciar mis ganas.
Me besa y no sé si es el cansancio, sé que no consigo reaccionar, me entrego a su beso.
Paso las manos por su nuca y me dejo llevar por el momento, nunca me habían besado así, su lengua parece dominar mi boca, y sus manos pasan por encima del mono provocando un incendio en mi piel que ansía su tacto.
-Bia te voy a llevar dentro de casa, no te asustes.
Me coge en brazos y me lleva al salón, cierra la puerta tras nosotros, me deja en el suelo y dice:
-Voy a quitarte la ropa y tú me quitas la mía.
-No puedo, no puedo hacer eso.
-Sí puedes, vamos ¿quieres verme enfermo?
-Claro que no.
-Entonces vas a tener que quitarme la ropa, si no me voy a quedar con ella mojada hasta que amanezca, yo empiezo.
-Eso es chantaje.
Abre los botones del mono y lo quita, empieza a darme pequeños besos y va bajando hasta cerca de mi ingle, me quita los zapatos y termina de quitarme el mono.
Se levanta y dice, ahora te toca a ti.
Voy con las manos temblorosas abriendo los botones hasta el último.
Le quito las mangas y lo llevo hasta la cintura, me quedo mirando su abdomen.
-Haz lo que yo he hecho contigo.
-¿Besarte aquí? -Y pone la mano en mi pecho.
-Eso, y baja haciendo el camino de fuego.
-Voy a intentarlo.
Bia empieza a besarme en el pecho y va bajando hasta cerca de la ingle.
Para, me quita las botas y me quita los pantalones del mono.
Está arrodillada mirando a mi amigo que en este momento está tan duro que no hay forma de esconderlo.
Levanto a Bia y la beso en la boca, la siento alejarse de mí, no sé qué hacer para que se relaje, intento hablar:
-Tranquila, no voy a obligarte a hacer nada.
-No puedo, voy a mi habitación.
Simplemente se va, dejándome allí solo de nuevo, qué mujer tan difícil.
“Bia”
Estaba encantada de que me besara, lo de quitarse la ropa me pareció excitante, nunca había ayudado a un hombre a desnudarse delante de mí, pero cuando me arrodillé le quité la bota y los pantalones, y al mirar hacia arriba, me asusté tanto del aumento que vi en su miembro que me quedé paralizada y salí corriendo de la habitación.