Otávio Montana—veintiséis años, para no perder su pequeña propiedad, acepta hacerse cargo del hijo de otro hombre...
Eloise Vargas—veintidós años, enamorada de un hombre que la dejó embarazada y se casó con otra...
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Capítulo 18
Eloise recibió una llamada de Otávio diciéndole que ya estaba llegando a la ciudad. Ella lo esperó en la plaza principal, cuando él llegó vino corriendo y abrazó a Eloise y después a Enzo.
El padre de Eloise pasó por allí y dijo: ¡Qué escena tan patética la de ustedes dos!
Otávio respondió: ¡Patético eres tú, que nunca supiste ser un padre para Eloise!
Y se fueron a la hacienda. ¡Otávio, tengo una noticia para ti! ¡Ese líquido que está en la zanja es petróleo de primera! Llevé la muestra a la ANP (Agencia Nacional de Petróleo).
Eloise lo abrazó fuerte y lloraron juntos, agradeciendo al Creador. Eloise, ahora podrás realizar tu sueño…
Diez años después, Otávio estacionó su Porsche y descendió muy elegante, con jeans oscuros, camisa de manga larga amarilla, las botas más lujosas que tenía y gafas oscuras. Entró en el restaurante donde antes solo entregaba hortalizas, ¡ahora entraba como cliente! Observó la construcción del nuevo banco en Sertãozinho, una obra magnífica…
Eloise estaba en su deslumbrante mansión, con piscina con cascada, jardín con palmeras y algunos árboles que no crecen mucho. En la parte exterior tenía su oficina y la de Otávio… Ya era casi la hora de que sus hijos llegaran del colegio… Eloise, con treinta y dos años, llevaba una falda de lino, una blusa de seda color crema y zapatos de tacón alto color naranja… Enseguida oyó al chófer llegar, salió del despacho y, en cuanto el chófer abrió la puerta, Enzo, con once años, salió corriendo y fue a abrazarlo.
A continuación, Milena, de cinco años, salió quejándose de que Enzo no la había esperado.
Eloise le dijo: ¡Ven, mi amor, dame un abrazo a mamá!
Ambos abrazaron a Eloise.
Eloise les dijo: ¡Vamos a almorzar, niños!
Milena preguntó: ¿Y papá?
Eloise contestó: ¡Hoy no podrá almorzar con nosotros!
Milena, una niña encantadora con piel morena clara y cabello castaño como su padre, hizo un puchero.
Eloise estaba muy feliz con su familia…
Después del almuerzo, los niños se quedaron con la niñera y ella cogió su Lamborghini y fue al centro a resolver unas cosas y a hablar con el gerente del banco… Al aparcar, vio a Cecilia y Rafaela, pero se limitó a mirarlas de arriba abajo. Eloise las saludó con la mano y se dirigió al banco.
Rafaela, disgustada, le dijo a su madre: ¡Has visto el bolso de la nueva rica, con pocos modelos hechos! ¡No me deja comprar casi nada papá!
Por la noche, Otávio llegó y Milena corrió a abrazarlo, diciéndole: ¡Te quiero, papá!... Después Enzo: ¡Hola, papá!, y lo abrazó.
Otávio le contestó: ¡Te quiero, hijo mío! ¿Todo bien?
Enzo dijo: ¡Sí!
Vamos al área gourmet hasta la hora de la cena. ¿Y mamá?
Enzo contestó: ¡Está en la oficina!
Otávio dijo: ¡Vamos a llamarla para que se una a nosotros!
Se quedaron charlando hasta que sirvieron la cena en el área gourmet. Al cabo de un rato, fueron a acostar a los niños; cada uno tenía su habitación y su baño. Un rato después se durmieron… Ambos se apoyaron en la puerta y entraron en su propia habitación.
Otávio le dijo: Mañana por la tarde tenemos una invitación para la inauguración del banco de la ciudad.
Eloise contestó: ¡Llevan años construyendo ese banco! Dicen que es un proyecto muy moderno y caro. Hacía falta otro banco, solo está el de mi padre y otro más.