Anne Williams es una chica de 26 años amable, sencilla e inocente, cuida de su pequeña hermana Gracie de 9 años desde hace unos meses cuando murió su madre de cáncer... Ahora está perdida en su rutina trabajando en esa cafetería, hasta que la desgracia llama a su puerta, abusos, policías y contratos.
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CAPITULO 6
Al darse vuelta encontró a un hombre rubio, parecía algo y con traje seguro muy costoso, la miraba con intriga y ella pensaba que la miraba con asco por su vestimenta. Ella sabía que no debía ir así, estaba pensando seriamente en irse y tirar todo a la basura, pero la necesidad de recuperar a su hermana era mas grande que la vergüenza.
-Pasa. -La alentó el hombre mientras miraba una hoja que suponía que era su currículum.
-Anne Williams, un placer. -dijo la chica extendiendo su mano.
El hombre frunció el ceño, ¿acaso no sabía quién era él? ¿Será formalidad?, pensó.
-Un placer, Isaac Harris. -respondió tomando su mano, bajo la mirada y observó como la mano de la chica estaba algo maltratada, sus manos no tenían unas acrílicas como las de las demás chicas de su edad. Extraño. -Lindo abrigo. -se burló él. -¿Dónde lo compraste?
-Gracias. -ella miro al gran ventanal en dónde se veía caer la nieve. -Larga historia. -murmuro. -¿Puedo sentarme?
Lo cierto era que Anne todavía tenía dolor de cuerpo, quería descansar pero también quería recuperar a su hermana y sabía que está era la única forma.
-Claro, adelante. -dijo Isaac apresuradamente. -Bueno, Anne...
La chica miro hacia otro lado y en un sillón encontró algo que buscaba, su mochila, la podría reconocer en cualquier lugar pues era la mochila que su madre le había regalo en su cumpleaños dieciocho, era claro que ya tenía sus años acompañándola pero era de las últimas cosas que tenía de su madre. Ella se levantó y directamente la tomó mirando al hombre. -¿Qué hace usted con esto? -interrogó
El hombre levanto la cejas y se limito a decir. -La encontré.
-¿Encontrarla, en dónde? Porque esto es mío. -La chica se acercó al rubio y se paró frente a su escritorio.
-Bueno, no quería decírtelo pero ciertamente mi auto fue el que te atropello. -el hombre miraba detalladamente cada movimiento que hacía la chica.
Entrecerró sus ojos y explotó. -¿Me está diciendo que por su culpa perdí lo que más amo en el mundo? ¡Idiota! -grito Anne.
En ese momento la puerta se abrió y entro Laura apresurada. -¿Todo bien Sr. Harris o necesita que llame a seguridad? -El hombre negó tranquilamente.
-Todo está bien Laura, retirate y cierra la puerta. -La chica se retiró sin entender nada y la mirada de Isaac se encontró con la de Anne. -Sientate y podré explicarte que paso esa noche y tú también tienes que explicar a mi algunas cosas.
Anne un poco más tranquila se sentó abrazando su mochila, era suya y solo suya, no quería perderla más. Por otro lado se dió cuenta de lo grosera que había sido, ella tenía que entender que su único propósito era recuperar a su hermana, su dignidad y valentía no se servían de nada en ese momento. -Discúlpeme por hablarle así, la verdad estos días han sido de locos. -Alegó la rubia. -No quiero que deje de considerarme para el empleo por mis actitudes. -Rogó.
-De hecho, estoy aún más interesado en ti para este empleo. -Dijo Isaac recargando su codo en la mesa y poniendo una pluma en su boca mientras la miraba. -Para comenzar tienes que firmar este contrato de confidencialidad, en caso de que no aceptes el empleo no podrás hablar del mismo con nadie más, ni con tu sombra.
La chica quedó confundida por la respuesta de aquel hombre pues no sé esperaba que ante tal arrebató aún estaría dispuesto a ofrecerle el empleo, tomó las hojas que el hombre le tendió y comenzó a leer y en efecto, era un contrato de confidencialidad dónde decía que si ella rompía el contrato tendría que pagar cien mil dólares al demandante, ella quedó en shock ¿qué tipo de trabajo le ofrecería que necesitaba este tipo de contratos?
Ella lo miro a los ojos confundida y cuestionó. -¿Qué es esto y porque es tan confidencial? Yo vengo por el puesto de secretaria, no para ser su escolta.
El río burlonamente. -Firma y sabrás.
Tomo la pluma que estaba sobre el escritorio y firmo, ¿en qué me estoy metiendo?
Una vez firmado el contrato se lo devolvió e Isaac se cercioró de su firma. -Bien, primero que nada comencemos a hablar sobre el día del accidente y el porqué tienes mi abrigo puesto. -Anne abrió los ojos de golpe y la sangre comenzó a subir por su cara. ¡Que vergüenza! -Esa noche te cruzaste la calle sin ver el semáforo y mi chófer apenas alcanzó a frenar, no fue nuestra culpa, fue tuya. -sentencio.
La chica asintió. -Lo sé, pero a causa de eso tengo muchos problemas ¡Si eso no hubiera pasado yo...! -Ella se detuvo y decidió no hablar más, no quería que esté hombre se inmiscullera en sus asuntos.
-No habrías perdido a tu hermana. -Finalizó el rubio, la chica lo volvió a mirar confundida. -Sé eso porque te investigue Anne, no creas que ando por la vida atropellando mujeres.
-No tiene ningún derecho a meterse en mi vida. -Anne ya estaba un poco cansada de la actitud de Isaac, pero una vez más necesitaba ese trabajo. -El abrigo es suyo, tómelo.
Anne comenzó a quitarse el abrigo y el hombre la detuvo. -No, no, quédatelo... Digo, no queremos que estés sin abrigo por ahí, otra vez. -la chica apretó los dientes ante tal burla. -¿De dónde venías?
-Eso es algo que a usted no le interesa, dígame de que trata el empleo o me voy ahora mismo. -Sentencio.
Isaac estaba maravillado por esa mujer, tenía un carácter fuerte y era hermosa, no podía negar eso y el que la vida la trajera devuelta a su vida lo iba a aprovechar al máximo, además estaba segura que a su padre le encantará.
-Estoy en busca de una esposa. -Anne lo miro y ahora la que río fue ella.
-¿Y quiere que yo sea su casamentera o que le presente a una amiga? -La chica levantó la ceja en forma de burla y ahora el hombre es el que estaba comenzando a enojarse.
-¡No, quiero que tú seas mi esposa y que me des un hijo! -Isaac se notaba alterado y la sonrisa en Anne se borró. -Solo por un tiempo, tomate un momento y lee el contrato, en caso de que aceptes pasando el tiempo establecido en el contrato podrás entregarme al niño e ir a hacer tu vida con tu hermana.
-¿Usted está mal de la cabeza o es una broma? -Anne tenía la cara desencajada, ¿porqué una persona como él se atrevería siquiera a contratar a una persona para fingir algo tan delicado como el amor? ¿Cómo podría jugar con la vida de un niño así? Ella jamás abandonaría un hijo suyo, no haría lo que su padre le hizo.
-Ninguna de las dos, es algo completamente en serio. -Isaac no dejaba de ver a la chica pues tenía algo que le encantaba solamente que no podía admitirlo, aún no.-Piensalo, podría ayudarte a que recuperes a tu hermana y que ambas tengan la vida que supongo que siempre han soñado.
-¡No me interesa ser su prostituta en turno! -La chica tomo su mochila y se dirigió a la puerta.
Isaac se levantó y la siguió. -Piensalo, si cambias de opinión está es mi tarjeta. -Puso la tarjeta en un bolso de la gabardina, la chica lo miró y salió como alma que lleva el diablo.
Anne no se podía creer lo que estaba viviendo, venía preparada para cualquier cosa menos para esto ¿ser el vientre de alquiler de un hombre que no conocía? ¡Que tontería! Tenía que buscar otra alternativa para volver a ver a Gracie.
Una vez salió del gran edificio Anne estaba muy confundida, ni siquiera estaba considerando la oferta de aquel hombre, no tenía el valor para hacer tal cosa.
Tomo su cartera esperando encontrar los últimos diez dólares que tenía y se encontró con dos billetes de cien, ¿ahora quería comprarla? Bufó.
No le quedó otra opción más que tomarlos y comprar un poco de comida, no había comido desde el día anterior que la señora Duncan llevo una sopa. Sentia que su cuerpo le ardía, aún dolía mucho pero ya no como el día anterior y para tomar los analgésicos necesitaba comer algo. Esa tarde se dedicó a dejar solicitudes de empleo en varios locales de comida pero en la mayoría le dijeron que ya estaba el personal completo, solamente dejo en dos lugares.
De lejos pudo observar la vieja cafetería en la que trabajaba antes, no pensó siquiera en llegar ahí, no quería ver al asqueroso de su jefe así que paso de largó.
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Isaac
-¡Me rechazó, Joshua! -alegó Isaac.
-Bueno, pienso que fuiste muy directo, debiste persuadirla. -Dijo mientras bebía de su café.
-Se te acaba el tiempo, en dos días tienes la fiesta del aniversario de tus padres. -Isaac lo miró.
-No necesito que lo recuerdes, ya lo sé. -dijo el hombre furioso.
-¿Y que paso con la tercera chica?
-No la recibí, yo quiero que ella sea mi esposa así sea por las buenas o por las malas. -El hombre tomo el teléfono y marcó un números desconocido, su amigo lo miro extrañado. -¿Linda? Necesito pedirte un favor con uno de tus casos.
Isaac lo comprendió enseguida, iba a orillar a Anne a qué aceptará. -Eres un hijo de p*ta.
-Necesito que presiones a la hermana de Gracie Williams, te recompensaré. -Al cabo de un momento más al teléfono, el hombre colgó. -Esta hecho, a mí nadie me dice que no.
Isaac brindo con su amigo aún confundido y sonrió antes de darse un sorbo de café.