Irina ha amado con locura, hasta el punto de negarse a sí misma en pos de buscar el amor de ese hombre que ni siquiera se preocupa por ella.
Luego de tres largos y dolorosos años decide dar vuelta la página y continuar con su vida sin él. Llegó el momento de dejar de amarlo para amarse a sí misma.
_ Por favor regresa_ le dijo Louis postrado a sus pies.
_¿Te conozco?_ preguntó ella con burla en los ojos para luego continuar su camino ignorando al hombre que seguía postrado en ese lugar.
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Firmado
Irina había salido esa mañana sintiéndose libre por fin. Parecía que algo había cambiado en su interior aunque no sabía bien qué.
Natacha la esperaba en la puerta con una gran sonrisa en los labios, su amiga por fin estaba abriendo los ojos y dejando ese amor que tanto la había lastimado de lado.
Creo que es hora de que tengas tu propio auto comentó bastante seria.
Sí, es una de las primeras cosas que quiero hacer. Necesito tener en qué moverme y no puedo depender de ti todo el tiempo respondió con seguridad vamos a casa de mis padres, quiero instalarme ahí por ahora. Creo que es el mejor lugar para reencontrarme mientras busco otro lugar para vivir agregó.
Yo creo que deberías comprarte un departamento o una villa que esté a tu altura dijo Natacha con seguridad mientras que su mirada se encontraba fija en la carretera.
Lo se…no solo hay que serlo sino parecerlo dijo y ambas comenzaron a reír ante el comentario.
Consideraban que ya era hora de salir a la luz. Como creadoras de Systelec debían verse y vivir como verdaderas empresarias ricas y exitosas. Y eso es lo que Irina pensaba hacer a continuación.
Unas horas después ambas se encontraban eligiendo un costoso auto último modelo. Era un deportivo lujoso y veloz. Lo mejor del mercado. Mientras concluían los trámites el teléfono de Irina comenzó a sonar con insistencia. Vio el identificador y contestó de inmediato. Era la llamada que esperaba y creía que le daría las noticias que tanto estaba ansiando.
Dime que ya soy una mujer libre dijo sin siquiera saludar.
Hola Irina… hizo una pausa antes de continuar lamento decirte que no firmó, él quiere que hablen antes de firmar y creo que quizá sea lo mejor contestó su abogado y amigo piénsalo es tu oportunidad de decirle todo lo que tienes atascado en tu corazón. Es una buena manera de comenzar de cero, sin cuentas pendientes finalizó Harry.
Irina miró a su amiga Natacha, quien le dio un asentimiento de cabeza. Sabía que tenían razón, era hora de enfrentar a su demonio para poder destruirlo y comenzar de cero.
Está bien, creo que es lo justo dijo sin mucho ánimo. No se sentía realmente con ganas de verlo nuevamente.
Perfecto, él tiene los papeles, puedes ir directamente a su oficina y así finiquitar todo
Bien, al mal paso darle prisa dijo soltando un bufido de molestia.
Vamos, yo te acerco, ya mañana podrás andar en esta belleza que acabas de comprar mientras tanto sigo siendo tu chofer designado comentó jocosa Natacha.
El camino hacia la empresa Black fue un tanto silencioso. Irina estaba sumida en sus pensamientos intentando encontrar una manera de enfrentar a su futuro exmarido sin salir más lastimada de lo que ya había salido. En cambio Natacha no sabía cómo ayudar a su amiga a afrontar ese encuentro, solo se le ocurría estar ahí para ella como siempre lo hizo.
Bueno, ya estamos aquí, creo que es hora de enfrentar tu destino dijo Natacha en tono dramático logrando su cometido que era sacar una enorme sonrisa del rostro de su amiga.
Bueno, solo deséame suerte la miró con los labios levantados hacia arriba en un intento de sonrisa que no le llegaba a los ojos.
Al pasar por el umbral del gran edificio se dirigió como correspondía a la recepción.
Buen día, necesito hablar con el Señor Louis Black por favor su vos era gentil y serena. No había en ella ni una pisca de soberbia.
Por supuesto ¿Me puede decir su nombre? dijo la joven que se encontraba tras el mostrador.
Irina Ivanova
Mmm…lo siento señorita, pero no me figura que tenga ninguna cita con el señor dijo un tanto apenada la joven recepcionista.
Por favor, solo dígale que estoy aquí… miró con cara lastimera a la muchacha intentando que se apiadara de ella,
Está bien, espere un momento tomó su teléfono y realizó la llamada.
Luego de unos minutos le contestaron del otro lado de la línea, parecía que había un poco de caos en ese lugar porque se escuchaba bastante desorden. Ella consultó lo pedido y del otro lado de la línea una voz impaciente le indicó que le permitiera seguir.
Irina siguió las indicaciones dadas por la asistente. Subió al ascensor y marcó el último piso. El viaje fue un tanto largo ya que la oficina principal se encontraba en el piso 45. Mientras subía ella se reía de sí misma. Tres años casados y nadie, absolutamente nadie sabe de su existencia, en camino está segura de que todos conocen a Sylvie. Negó con una mueca en el rostro esos pensamientos autodestructivos y se preparó para enfrentar su “destino” como le dijo Natacha.
El aparato por fin se detuvo y las puertas se abrieron. Ella caminó con tranquilidad y elegancia por el pasillo en la única dirección en la que al parecer podía ir.
Buenas tardes, soy Irina Ivanova, vengo a ver al CEO dijo con parsimonia.
_ Sí, la está esperando pase por aquí _dijo la mujer poniéndose de pie y guiándola hacia la oficina.
Luego de que le dieran permiso de entrar la mujer abrió la puerta para dejarla pasar. Irina vio todo a su alrededor, parecía que acababan de limpiar todo en ese momento.
Irina, pensé que hablaríamos en casa… dijo con el ceño fruncido. Era evidente que la presencia de su esposa no le gustaba para nada.
Yo ya no vivo en ese lugar. Me mudé esta mañana. Creo que debes comprender que es ahora o nunca la firmeza en las palabras de la mujer lo dejó petrificado. Ella nunca le había hablado de esa forma. A decir verdad se estaba comportando bastante extraño desde el día anterior ya que en el restaurante también pareció retarlo.
¿Me puedes explicar de qué diablos estás hablando? No puedes mudarte, esa es tu casa y tu deber es esperar en ese lugar. Y no sé qué locura es esa del divorcio. Si es otro de tus inútiles intentos por llamar mi atención quiero que sepas que estás perdiendo el tiempo. No te amo, nunca lo voy a hacer. Jamás he sentido nada por ti y así las cosas quedarán. Es mejor que lo entiendas de una vez. Ahora compórtate como la buena esposa que debes ser y vete a casa a preparar la cena… él estaba en su cómodo sillón, con la mirada fija en ella. Su cara permanecía impasible, su aura amenazante y su semblante frío. Parecía querer burlarse de ella y de su estúpido intento de atraerlo según su propia percepción.
Irina lo miraba atontada, con la boca abierta y los ojos fijos. Ni siquiera se había atrevido a pestañear. No podía creer lo que escuchaba. Era lo más ridículo que había oído en toda su vida ¿Las cosas entre ellos siempre fueron así? ¿Por qué nunca antes se defendió de semejante energúmeno? Esas preguntas eran definitivamente retóricas. Jamás podría responderlas o sí, podía hacerlo con un par de palabras, ella era una descerebrada.
Mientras estaba cavilando en su mente él recibió una llamada. Frunció un poco el ceño, ahora estaba molesto con ella pero…no podía dejar de responder, podía necesitarlo jamás se perdonaría si algo le ocurría.
Sylvie dijo
Louis…perdón, yo…yo…yo debería dejar de existir. Ya no resisto más… ella lloraba mientras decía estas palabras. Parecía estar en uno de sus episodios suicidas y él era el único que podía ayudarla.
Tranquila, ahora mismo voy hacia tu departamento esas fueron las únicas palabras que Irina necesitó oír para volver de su trance.
Irina, me tengo que ir…en casa hablamos. Sólo te lo advierto ya deja de hacer dramas dijo tomando su saco apresurado para salir del lugar.
Vete adonde quieras pero antes firma dijo ella con seguridad.
No tengo tiempo para tus juegos, ella puede correr peligro… quería decir algo más pero una voz firme lo detuvo.
Ja, te puedo asegurar que su sufrimiento será muy intenso si esas imágenes llegan a la prensa. Firma o me encargaré de que todo el mundo sepa que ella es una vil amante que se metió en un matrimonio para destruirlo ¿Cómo quedará su imagen? Eso de seguro la mata ¿Y tu imagen? No podrás dar la cara en meses dijo levantando la barbilla con absoluta arrogancia.
Louis la miró, la estudió y en un segundo supo que lo mejor era ceder. No podía permitir que Irina la lastimara por más que Sylvie la haya intimidado, era ella la mujer que había sufrido por su culpa esos años, en cambio Irina disfruto de todo lo que significaba ser su esposa. Era hora de equilibrar la balanza. Con ese pensamiento y la necesidad de salir rápido para acudir al llamado de auxilio tomó el bolígrafo que Irina extendía y firmó el acuerdo de divorcio. Estaba seguro de que Irina no tenía dónde caerse muerta y muy pronto rogaría por su ayuda. Ya le tocaría cobrarse los atrevimientos de ese día ahora lo urgente era salvar a Sylvie.
Él salía de la oficina apresurado y ofuscado, en tanto que ella lo hacía con una gran sonrisa. Una nueva sensación la estaba invadiendo. Era algo nunca antes sentido, eso era lo que se llamaba dignidad y amor propio. Acababa de comprobar que tener esas dos cosas era lo mejor del mundo. Ahora era una nueva Irina y jamás se dejaría pisotear por nadie más en la vida.
jodido pero cierto