Louis Warren é um solteiro convicto, não está em seus planos casar e muito menos ter filhos, com o que ele vê diariamente em sua profissão de delegado de polícia, ele acredita que o mundo está muito perigoso para criar crianças
Mas a sua vó não pensa assim, tudo o que ela quer é que o neto lhe dê bisnetos e que ele assuma o comando da empresa da família.
Diana Taylor é uma jovem doce e carismática, mora com o pai e o irmão, ela é faxineira em uma escola de crianças ricas, no mesmo dia em que é demitida conhece o delegado, que é obrigado pela sobrinha a lhe oferecer uma carona, mas os dois acabam indo parar no hospital por conta de um acidente da avó de Warren.
A senhora muito esperta se encanta com a doce Diana e decide bolar um plano para realizar o seu desejo em ter bisnetos, o problema é que o seu plano é um segredo, e eles só vão descobrir quando uma gravidez inesperada surgir.
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Capítulo 06
Warren
Si hay algo en el mundo que da un giro completo a mi vida, es todo lo relacionado con mi abuela. Cuando me vi atrapado en el hechizo de esa mujer a la que Flora llama princesa, pero que para mí es una bruja, ella me atrapó con sus ojos de una manera que parecía imposible escapar.
O tal vez el hecho de que no quisiera escapar dificultó un poco las cosas para mí, es difícil luchar contra uno mismo. El marrón de sus ojos tenía un encanto que me suplicaba que me acercara a ella e inhalara la fragancia de su perfume, tengo la impresión de que su cabello huele a chocolate, odio el chocolate pero me vi queriendo sumergir mi nariz en sus mechones e inhalar fuertemente su fragancia.
Salgo de mis pensamientos cuando el semáforo se pone en rojo, pero miro a ambos lados y veo que aún es posible pasarlo, y así lo hago, haciendo que la obstinada mujer en el asiento trasero grite asustada.
Podría detenerme ahora y pedirle que baje del coche, pero debido al mensaje que leí es imposible que pierda un solo segundo, el mayordomo de la mansión de mi abuela advirtió que ella cayó por las escaleras de la biblioteca, lugar donde le gusta pasar algunas horas. Él advirtió que está siendo llevada al hospital, y este hecho me alarma aún más porque debe haber sido muy grave, después de todo, ella tiene ochenta y dos años.
- ¿Por qué estamos en el hospital? - dice la bruja siguiéndome, quiero voltear y pedirle que se vaya, ¿pero por qué no puedo? La ignoro y sigo hacia el interior del hospital, en la recepción me encuentro con el mayordomo.
- Brendan, ¿dónde está mi abuela? - pregunto cuando me acerco al hombre que me vio crecer, he escuchado cosas sobre cómo mi madre tuvo una aventura con el hombre de sesenta años frente a mí, nunca quise saber si era verdad, y además ella ya no está entre nosotros.
- Señor, disculpe por el mensaje - dice y frunzo el ceño, él mira al suelo avergonzado.
- Vamos, hombre, sin rodeos - le pido y él asiente, indicándome el pasillo de las habitaciones, probablemente nos lleva donde está mi abuela. Solo me relajaré cuando la vea bien.
- Ella cayó del primer escalón de la escalera, no fue una caída grave, gracias a usted la sala está cubierta de alfombras suaves que amortiguaron la caída, ella solo tuvo una pequeña torcedura en la muñeca del brazo izquierdo por intentar apoyarse - dice y finalmente respiro más tranquilo, a su edad cualquier caída puede ser muy grave.
A pesar de que soy terco al negar algunas de sus peticiones, amo a mi abuela, ella es lo más valioso que tengo. Sin embargo, al igual que yo, mi abuela es terca, diría que incluso más, y por eso tengo miedo de que no renuncie pronto a la idea de que le dé bisnietos, y que con toda esa insistencia termine deprimida.
- Gracias, señorita - dejo de hablar con el mayordomo cuando escucho la voz de mi abuela y quedo petrificado con la escena. La mujer Diana, a la que finjo no recordar su nombre, sostiene un vaso de agua que mi abuela le entrega. Por eso la llamo bruja, incluso ha hechizado a mi abuela.
- De nada, señora - dice sonriendo dulcemente a mi abuela, quien, tan pronto como me mira, sus ojos brillan. No me gusta que personas además de mis amigos sepan sobre mi abuela, eso la pondría en peligro, estoy seguro de que muchos hombres a los que he enviado a la cárcel adorarían beneficiarse de esa información.
- Louis Warren - mi abuela me llama haciendo un pucherito porque sabe que será reprendida, me acerco a ella y la abrazo fuertemente y ella responde como puede - no te atrevas.
- Abuelita - la reprendo aun así y ella revuelve los ojos, no conozco a una persona más terca que ella, gracias a Dios su bastón no está cerca - ¿qué hemos hablado sobre comportarse como una adolescente?
- ¿Me estás llamando vieja, muchacho? - pregunta con su voz severa, la mantengo en mis brazos enormes como si pudiera protegerla incluso de sí misma.
- No, abuela, pero si necesitas un libro en un estante alto, pide a alguien que lo alcance - advierto y ella asiente mirando con curiosidad a mi "compañera" - Esta es Daiana - la presento o mi abuela no la dejará en paz.
- Es Diana, señor Warner - me corrige, equivocándose a propósito con mi nombre así como yo hago con el suyo.
- Warner - mi abuela dice entre risas, era lo único que me faltaba, gruño y mi abuela deja de reír - chica, me gustas, no eres una de esas chicas que amanecen en el apartamento de mi nieto, ¿verdad?
- Está reprendida, señora - dice golpeando la pared y mi abuela sonríe orgullosa, mientras me siento insultado - ni siquiera es guapo - la bruja dice encogiéndose de hombros. ¿No soy guapo? Río sabiendo que ha mentido, especialmente por la forma en que se sonroja.
- En eso tenemos que discrepar, mi nieto es guapo, y es un hombre de principios, ¿sabías? - comienza a decir y sé exactamente hacia dónde se dirige esto - sueña con casarse con una mujer honorable y tener muchos hijos.
- Abuela - gruño reprendiéndola, pero ella me ignora.
- ¿Quieres tener hijos, querida? - mi abuela pregunta y, desafortunadamente o sorprendentemente, la bruja sonríe con la sonrisa más grande que ha dado hoy.
- Ah, sí, señora - dice soñadora y la tristeza parece volver a sus ojos - pero parece que todos mis sueños están lejos.
- ¿Por qué dices eso, hija? - mi abuela pregunta alejándome para que me aleje de ella y extiende la mano para que la chica de ojos color miel se siente a su lado, así que lo hace, pero no sin antes mirarme avergonzada, y me muero por sacarla de aquí.
- Abuela, tenemos que irnos, la encontré por casualidad, trabajaba en la escuela donde estudia Flora, por un malentendido fue despedida, y me ofrecí a llevarla en coche - aclaro y mi abuela parece conmovida por la situación de la chica.
Ella, al igual que yo, siempre ha tenido actitudes sencillas, ya que proviene de una familia humilde, a diferencia de mi abuelo, mi abuela habla con todos y le gusta hacer amigos sin importar cuánto dinero tenga la persona en el bolsillo o en el banco.
- Si estás con esa carita triste por falta de empleo, puedes poner una sonrisa, acaba de encontrar uno - mi abuela dice sonriendo, sorprendiendo tanto a la chica de ojos color miel como a mí - eso si no te importa ser acompañante de esta humilde señora.
Mi abuela dice, guiñándome un ojo, tengo la sensación de que va a hacer algo y de que debo mantener a Diana lo más alejada posible de ella, pero no puedo ir en contra de la decisión de mi abuela de ayudar a la chica.
La chica me mira como si me estuviera pidiendo una autorización, no sé qué me pasa que me veo diciendo que sí a esta locura.