Katherine es una joven que tiene un pasado secreto, decide escapar de Argentina y llega a Italia donde tiene parientes lejanos. consigue trabajo cuidando una abuela, pero el nieto de esta es el mayor mafioso Siciliano de la historia.
Siendo dos personas completamente opuestas, de mundos distintos, pero con un corazón que ha pasado por muchas cosas... ¿Puede haber algo más entre ellos?
¿Podrán encontrar juntos el amor? ¿O ella volverá a escapar?
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Hoy es mi tercer día en esta ciudad, mi trabajo consta de tres visitas diarias a la señora que cuido, a la mañana voy de 10 a 13, a la tarde de 16 a 17 y a la noche de 20 a 22. Se supone que debo levantarla, bañarla y darle el almuerzo, después merendar con ella y cenar con ella, o al menos así me explico mi tía. Me dijo que la señora sufre depresión, que por si sola no hace nada, terminó así luego de que mataran a su hijo hace tres o cuatro años. El único consejo que me dio mi tía es que tenga cuidado porque la familia de la señora pertenece a una de las mafias más pesadas de Italia. Debería darme miedo lo sé, pero la verdad es que no me mueve un solo pelo. Yo voy a ir a hacer mi trabajo, no a meterme con ellos.
Llegue súper temprano a la gran reja de la entrada, los guardias miraron mi aspecto, si esperaban una supermodelo le erraron feo, vengo a trabajar no a levantar tipos. Aparte tampoco es que estoy mal vestida, tengo unos jeans azul oscuro, con una blusa blanca encima y sobre ella tengo puesta mi chaqueta de cuidadora con líneas violetas. Unas zapatillas supercómodas y mi bandolera colgando en mi costado. Les dije dos veces mi nombre y al no encontrarlo en la lista llamaron por teléfono a alguien que los levantó en peso por lo poco que entendí que les dijo, me dejaron pasar sin siquiera mirarme.
Me gustaría decir que esto es una humilde casa, pero la verdad es que es una mansión, desde la reja hasta la entrada seguras camine más de tres cuadras, solamente me conforma saber que es trabajo.
Me alegra saber que eres muy puntal, justo como tu tía me dijo- me dice una señora que me espera al pie de la escalera, la verdad no le doy más de cuarenta años, está vestida de manera muy perfecta con un maquillaje muy sutil.
Muy buenos días, señora- le contesto haciendo una reverencia.
Por favor pequeña no seas tan formal, ven pasa- me dice invitándome a entrar en esa mansión que desde que me fui acercando me dejo impactada. Menuda vida se dan los mafiosos.
Mi nombre es Nataly, soy la nuera de Amelia, la señora que cuidarás. Seguro tu tía te explicó todo el trabajo, pero la verdad es que quiero que seas mucho más que una compañía para ella, quiero que te hagas su amiga- me dijo mientras me dirigía hacia la cocina -ellas son las encargadas del desayuno, almuerzo, merienda y cena de mi madre- las encargadas al entrar me sonrieron.
Encantada jovencita, mi nombre es Rita y ella es Jazmín- me dijo la señora más grande.
Mucho gusto mi nombre es Katherine, pero muchos me dicen Kat- les sonreí en forma de agradecimiento por la cordialidad.
En esta casa también vive mi hija Isabella, su esposo Mario y mi nieta Sofía- me explicó con paciencia Nataly - también vive mi hijo Fabritzio, pero por un tiempo no lo conocerás, porque está de viaje- su mirada se puso triste por un momento, pero luego cambió de tema - mi madre sufre de depresión desde que murió mi esposo, quien era su único hijo, y desde hace más de tres años que come con ayuda, camina con ayuda o con la silla de ruedas y depende completamente de otra persona. Durante la mañana la despertarás, desayunaran, la bañas y almuerza, ya por la tarde vienés a tomar el té con ella y luego a la noche cenaran juntas- me explicaba atentamente el trabajo, mientras yo pensaba cuál sería el mejor remedio para algo que era tan terrible como la pérdida de un hijo.
Entiendo perfectamente señora- le contesté cuando vi que ya había terminado de explicarme - ¿Podría llevarme con ella?-
Si claro, deberás aprender el camino, pues a veces no estamos por las mañanas- subimos las escaleras y luego de pasar por lo que creo que fueron tres o cuatro puertas, llegamos a la habitación de la señora. -antes de entrar quiero preguntarte algo- me dijo seriamente y volteo a verme.
Lo que usted quiera mi señora- le contesté mirándola fijamente a los ojos.
¿Sabes a lo que nos dedicamos?- su mirada se tornó frío por unos segundos.
Su trabajo mi señora no es de mi incumbencia, yo solo me haré cargo de Amelia, ella es lo único que me importa- le contesté sin bajarle la mirada.
Bien, esa era precisamente la respuesta que esperaba- me dijo con una sonrisa y procedió a abrir la puerta.
La habitación de Amelia era por mucho más grande que mi departamento, la cama era tan grande que creo que hasta cinco personas dormirían plácidamente en ella. Nataly me explicó que casi todas las habitaciones tienen su baño privado, también me dijo donde estaba cada cosa y que yo podía vestir a la señora como quisiera. Me mostró el guardarropa, me mostró donde guardaban las joyas y hasta un mueble entero de zapatos, zapatillas y todo lo que uno soñaría con tener.
Amelia ya tenía los ojos abiertos cuando entramos, la ayude a sentarse en la cama y luego me presente, sabía que no iba a recibir respuesta de ella, pero no me importaba porque me habían enseñado a ser educada. Nataly me dejó sola con su suegra y me dijo que en diez minutos vendrían con el desayuno.
Tú también debes consumir esos alimentos, los cuatro que ella toma cada día- me sorprendió eso, no sabía que podía compartir la comida con ella, eso sí dejaba muchas más plata en mi bolsillo, ya que era un gasto menos en mi vida. Le agradecí antes de que se fuera y me dispuse a acomodar mejor a Amelia quien me miraba con total atención.
Muy buenos días, señora, mi nombre es Katherine, sé que ya me he presentado, pero ahora estamos solas, si quiere puede llamarme Kat, todo el que me conoce lo hace. Espero que nos llevemos muy bien entre las dos y no dude en pedirme ayuda cuando así lo necesite- le dije terminando de sentarla en la cama.
Justo entraron las dos sirvientas que conocí en la cocina y dejaron delante de nosotras dos bandejas no solo con té y galletas, sino también una amplia variedad de frutas y mermeladas de varios tipos.
Espero que lo disfruten- dijeron las dos al unísono y se marcharon.
Acerque la mesa que tenía rueditas y donde las chicas había dejado todo muy bien acomodado para poder ayudarla con su desayuno, luego me acerque una silla cerca de la cama. Le preparé las galletitas de agua con varios dulces la verdad aún no conocía sus gustos y le iba acercando de a poco el té para que bebiera de a sorbos. Una vez que ya desayunamos como reinas deje todo de lado bien acomodado y me iba a ir a prepararle la bañera, cuando de pronto su mano agarro con fuerza mi muñeca provocándome no solo un susto, sino también que se me escapara un grito, voltee a verla y vi sus ojos cargados de tristeza.
¿Dime como haces para sonreír, aún con el alma rota?- su pregunta me descolocó, acaso esta señora podía ver a través de mis ojos el dolor de mi alma.