Un hombre implacable y frío en todo lo que fueran negocios, la mafia era su principal potencia, pero el amor se negaba a conocerlo, hasta que un día llegó a uno de sus negocios por accidente una criatura angelical que le hizo verse los talones.
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Mándame una castaña
Magnus quería ver qué tan lejos llegaba su madre con la chica que había señalado, la miró salir pensando que estaba bromeando, pero sorprendentemente el chofer ya esperaba por ella, movió la cabeza negando, se la llevaría estaba hablando encerio, la chica es una belleza no lo niega pero nada que no hubiera visto antes, y ahora la tenía que ver a diario.
Mientras tanto, Sonia llevaba a la chica a su pequeño cuarto, ella siempre decía la verdad cuando dijo que se la llevaba, también con un propósito, cuando llegaron al lugar Sonia se le compungió el corazón, era verdad lo que la chica decía, — ¡Y no me has dicho tu nombre! — ¡Soy Isabella señora puede decirme bella! — Muy bien Bella, — ¡Y de dónde sos cariño? Le preguntó mientras la veía meter en una mochila la ropa que ella decía que lo era, Sonia recorrió el cuartito como 5 veces pues no había nada más para ver, — Cuanta pobreza por Dios! — murmuró sin dejar de sonreírle, Soy de Santa Cruz Nuevo México.
—¿Tienes familia Bella? — ¡Por supuesto que tengo, mi madrecita mi padre qué está en silla de ruedas por un accidente que tuvo en su trabajo, Mi hermanita de 14 que está en la escuela! Sonia observó su rostro entristecerce al decir de su familia,— ¡Sin duda tu familia son los que te impusieron a venirte para aquí! — Si, aunque ellos no querían que lo hiciera, pero los trabajos y los salarios no me alcanzaban para las medicinas que mi papá necesitaba.
Y cuando llegué, no encontré un trabajo que pudiera ayudarme, mis ahorros estaban ya por terminarse, por eso acudí al club, pero ya me lo había dicho el dueño, que al primer error me iba a despedir, y pues ya usted fue testigo de cómo dejé al hombrecito que me quería besar a la fuerza, Sonia sonriendo asintió, le agradaba mucho la chica por su sinceridad y fortaleza apesar que la vida no era color de rosa para la pobre Bella, pero ella iba ayudarle, aunque usaría la máscara de trabajo de su dama de compañía.
Mientras tanto Magnus en el casino checaba las cámaras, observó como la chiquilla corría atravesando la calle con los tipos detrás de ella, sin querer sonrió al recordar el rostro del sujeto, le barrió prácticamente el rostro con las uñas, esas marcas se ven a quedar ahí por mucho tiempo, recuerda que la chica, mientras estuvo unos minutos pero si alcanzó apreciar lo hermosa que es con esos hermosos ojos, los labios pulposos, piel blanca, sobre todo ese cuerpo escultural de la chiquilla, — ¡Pero qué demonios estoy pensando! Se reprendió bufando, el no era de pensar en una mujer, el iba por la que le gustara y la tenía.
Dejó activado el equipo de grabación de nuevo, salió a la sala de juegos ya estaba completamente lleno el casino, sonrió porque apesar que recién lo había inaugurado los clientes se amotinaban, las mujeres se le acercaban por tener un rose de él aunque fuera un saludo, miró a Lucas dirigiéndose a su sobrino quien al verlo hizo un gesto de enfado.
A Magnus no le gustaba la presencia de Lucas en su casino, conocía sus compañeros todos delincuentes con una careta de empresarios, tenía que vigilarlo de cerca, no le causaba nada de confianza, su sobrino se veía que era emprendedor, trabajaba en todo, su asistente le dijo que el hombre sabía lo que hacía.
Se sentó un momento, pidió a una de las camareras una bebida, tenía que regresar a la Mansión, no sabía porqué se sentía estresado, tomó el vino que le trajeron de un trago, se levantó para dirigirse al parqueo donde estaba su auto.
Llegó a la Mansión media hora después, el carro que el chofer manejaba ya estaba ahí por lo tanto su madre y su nueva invitada estaban dentro, ya no le insistiría más a su mamá sobre la niña esa era igual de terca que el, cuando decidían algo nadie se los quitaba de la cabeza, suspiró, su madre se había precipitado, pero bueno el tiempo lo dirá, se dijo.
Pero se quedó escuchando, su madre le decía a la niña aunque ella se negaba, le había dado la habitación de al lado de la de él, — Señora Sonia le agradezco su buena voluntad, pero es demasiado para mí! — Yo puedo quedarme a dormir en una habitación más pequeña, en la que ocupan sus sirvientes por ejemplo o en una más sencilla, — Para nada, tú eres mi invitada o mi acompañante! por lo tanto debes estar cómoda! Dijo su madre definitivamente.
Magnus rodó los ojos, se retiró del lugar no era un niño para estar espiando conversaciones ajenas, sentía sus músculos entumecidos tenía mucho de no follar porque el era selectivo cuando se trataba de eso, quizás mejor se iría a un club pedirá que le envíen una chica hermosa de esas que a él le gustaban, volvió a tomar su chaqueta saliendo rumbo a un club.
Buscó uno de los más exclusivos, pero ninguno lo convenció, manejó calles sin darse cuenta porque no lo buscaba llegó frente al casino, no tenía nada que hacer en su negocio quería follar era todo, miró por el espejo retrovisor el nombre reluciente del club de dónde había salido la chiquilla que su madre adoptó, sin más se bajó dejando que el ballet parking se llevara su auto.
Ingresó y pidió una mesa, observó el lugar era bueno se dijo, pero le llamó la atención que todas las chicas eran rubias llamó a un camarero para preguntarle— ¡Es el único requisito que el jefe quiere en las chicas que contrata! — ¡Pero había una nueva muy hermosa, con el color de pelo marrón, los ojos azules más lindos que hubiera visto, pero no supimos más de ella.
—Se le ofrece algo más señor, Dame la mejor habitación que tengan y mándame una chica pero no rubia, mándame una castaña.
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