La Luna Oscura Del Rey Lycan

En el palacio real de Silver Moon, todo era un alboroto pues se preparaban para la coronación de su reina, todo tenía que salir perfecto, estarían invitados los reyes de los reinos vecinos, incluyendo Shadow Moon, que como tal se sabía que el Rey de aquel reino era el rival de su rey.

- Mami, todo es perfecto – Gina sería la reina de Silver Moon, ella ya tomaba posesión como reina, pues ordenaba en el palacio, su rey no le decía nada, la consentía demasiado.

- Claro hija, eres la reina de Silver Moon, uno de los reinos más acaudalados y poderosos de los cinco existentes – Dijo Liliana con emoción.

Miraba como su hija era rodeada por los mejores diseñadores de ropa, ellos se encargarían de confeccionar su vestido para su coronación.

Gin dio un grito al sentir como una de las asistentes pinchaba su piel con una aguja.

- ¡Idiota! – Grito molesta dándole una patada. – Soy su reina no debo tener ni una sola herida o su Rey las matara – Soltó molesta. – Largo – Ordeno a la asistente que acababa de patear.

La diseñadora no dijo nada, pues ella tenía razón era la futura reina e ir en su contra era como ir en contra de Rey de Silver Moon.  Después de un rato todos se marcharon dejando a Gina a solas con su madre.

- ¿Papá? – Preguntó sentándose en su cama, admirando el pulso de diamantes que su amado rey le había obsequiado.

- Oh, realizando los tramites para dar por muerta a la sirvienta de Emily – Dijo con una leve sonrisa.

Gina empezó a reír, durante el ataque en la cumbre, Emily desapareció, era obvio que debía estar muerta y lo más probable que fue devorada por los lobos que atacaron esa noche, ella era tan débil e inútil, pero ahora ya no existía eso era lo que importaba y ella era la futura Reina de Silver Moon, todos se arrodillarían ante ella.

- Mi coronación será la mejor de todas, los cuatro reyes vendrán a conocerme y alagar la belleza de la reina que tiene Silver Moon – Dijo orgullosa de sus palabras.

- ¿Shadow Moon también? – Preguntó Liliana, no era ningún secreto la rivalidad entre los dos reyes.

- Si, mi amado rey me dijo que lo tenía que invitar – Dijo. – Pero no importa, él envidiara a mi rey por tan hermosa mujer que tiene – Agrego levantándose de pie y caminando con elegancia.

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En el palacio de Shadow Moon, Emily estaba acostada mirando el techo, recordando todo lo que había hecho con el Rey Draven, no podía creer que ella fue capaz de hacer tantas cosas con él, pero fue imposible detener, su celo estuvo en su máximo esplendor. Todo su cuerpo estaba adolorido, lo hicieron tantas veces que perdió la cuenta.

 El fuerte brazo de Draven se poso sobre su cintura, a pesar de las tantas veces que lo hicieron en ningún momento se deshizo de su blusa, él tampoco la obligo, pero eso no le impidió que no se deleitara con sus senos.

- Mi dulce pequeña, ¿Aun quiere más? – Preguntó Draven con su ronca y soñolienta voz.

Emily se puso roja ante esa pregunta, giro su cabeza hacia él para encontrarse con sus ojos negros como la noche, soñolientos, que la miraban con tanto deseo.

Draven rio al ver la reacción de Emily se había puesto roja hasta las orejas, sus labios hinchados por la intensa noche entreabiertos. Se acerco a ellos y les dio un tierno beso.

- Al parecer tu celo se controló – Susurró cerca de sus labios, aun sentía su aroma, pero ya no estaba lleno de excitación como anoche.

- Majestad… ¿que hago ahora? – Preguntó tímidamente.

Draven arqueo las cejas, ella era tan tímida ahora, a comparación de anoche que gemía una y otra vez su nombre, pero bueno, poco a poco cambiaria eso en ella, solo tenia que ser paciente.

- Ve a darte un baño, pediré que nos suban el desayuno- Dijo, besó rápidamente sus labios y se levantó de la cama, totalmente desnudo.

Emily suspiro, sin poder dejar de mirar la espalda del Rey, cubierta de los arañazos que ella hizo la noche anterior, mordió sus labios, solo recordar hacia que su cuerpo empezara a arder.

- Pequeña, si tú te excitas yo también - Hablo Draven, mientras tenía el teléfono en su mano.

Emily se levantó de golpe de la cama, para ir al baño como él se lo había dicho, pero dando solo unos pasos cayo al suelo, el dolor en su entrepierna era insoportable y sus piernas parecían gelatinas.

Draven rio sin dejar de mirarla, orgulloso de como había dejado a su hembra, la había complacido totalmente toda la noche y ahora sufría las consecuencias. Realizo la llamada al servicio sin dejar de mirarla, ella hacia todo lo que podía para levantarse, pero al parecer sus piernas no le respondían.

- Ay pequeña, te ves tan sexy así – Dijo Draven al terminar la llamada, dejo el teléfono sobre el buró y camino hacia ella, la blusa se había levantado por lo que podía ver el inicio de sus nalgas.

La cargo en brazos y apreció sus muslos, llenos de marcas que él le hizo durante toda la noche, fue subiendo su mirada hasta encontrarse con su hermoso rostro. Camino con ella hasta el baño, sabía que ella seguía temiendo que viera su espalda con aquellas cicatrices, así que, aunque quisiera bañarse con ella, no lo haría, no la pensaba obligar a hacer cosas que no quisiera.

- Lo siento – Dijo Emily cuando la bajo de sus brazos ya dentro del baño, a un paso de la regadera.

- No lo hagas pequeña, yo estoy para ti – Le dio un casto beso y después salió del baño.

Emily suspiró por esas palabras, realmente él era diferente, el trato que le daba nunca antes lo había recibido de nadie. Se quito su blusa y dirigió su mirada al espejo, no le gustaba ni siquiera verse, esas cicatrices dolían a pesar del tiempo.

Entró a la regadera, el agua fría caía por su adolorido cuerpo, al cerrar los ojos las imágenes de la noche anterior golpeaban en su mente, todo lo que hizo, las veces que se arrodillo ante él para saborear su longitud, tomar toda su esencia. Sin darse cuenta una de sus manos ya acariciaba uno de sus senos, mientras la otra se dirigía a su centro caliente, ahogo un suspiró, temiendo de que el Rey la escuchara.

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Afuera Draven estaba sentado en la cama con una sonrisa oscura en sus labios, mirando hacia la puerta del baño.

- Pequeña traviesa- Gruño, mientras con una de sus manos ya estaba dándose placer así mismo.

Emily no era consciente de que su aroma la delataba, y no solo eso, Draven ya la había marcado, por lo que a través de su marca podía sentir su excitación, su dolor, todo, estaba unida a ella totalmente.

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Después de ese placentero baño, Emily salió con solo una bata blanca puesta, su cabello suelto y húmedo. Draven la esperaba con una leve sonrisa, sabiendo lo que había hecho a solas.

- Debes comer, pequeña – Sonrió señalando la charola de comida que estaba sobre la mesa.

Emily asintió, miro de pies a cabeza a Draven intentando ser discreta, él tenía el cabello húmedo y unos pantalones de seda fina color negro, dejando al descubierto su fornido torso.

Se acerco a la mesa, había tanta comida, y ella moría de hambre, tal vez por todo lo que hizo anoche, dirigió su mirada hacía él, esperando su permiso para comer.

Draven entrecerró la mirada, conocía esa mirada, la había visto en los esclavos cuando solicitaban permiso de sus amos, ¿Qué clase de vida había llevado su pequeña en Silver Moon?  Se acercó a ella, jalo una silla y se sentó primero, después tomo del brazo a Emily para que se sentara sobre su regazo, sosteniéndola con firmeza de la cintura.

- Pequeña, tienes que alimentarte bien para seguir satisfaciendo a tu macho – Dijo mientras tomaba un cubierto con frutas y lo llevaba a la boca de Emily.

Ella se sonrojo, abrió tímidamente la boca, ese hombre era demasiado sexy y rudo, se veía tan raro que le diera de comer en la boca. Llevó una mano a su cabello húmedo y lo acaricio.

- Está húmedo- Susurro con su temblorosa voz.

- Si, me fui a bañar a la recamara de al lado, tardabas mucho, por lo que pensé que el agua estaba deliciosa – Dijo Draven con diversión, mientras seleccionaba algunas frutas para darle a Emily.

Emily apartó su mano repentinamente, recordando lo que había hecho en el baño, era mejor no decirlo, se sentía avergonzada por eso.

- En dos semanas haremos un viaje- Dijo sacándola de sus lujuriosos pensamientos.

- ¿Haremos? – Preguntó confundida.

- Si, no pienso dejarte aquí – La miro – Las noches sin mi dulce hembra no serán placenteras – Dijo y le dio otro bocado de frutas.

Emily asintió mientras saboreaba la fruta deliciosa y fresca.

- ¿Quieres saber a donde iremos? – Preguntó dejando el cubierto sobre el plato y tomando la servilleta para limpiar las comisuras de los labios de ella.

- Si - Susurró con su voz apenas audible.

- A una ceremonia de coronación – Empezó a hablar, sin apartar la mirada en ella, quería ver como reaccionaba.

- Okey – Susurró, sería la primera vez que asistiría a una.

- En el Reino Silver Moon – Dijo.

Draven entrecerró la mirada, el cuerpo de su pequeña temblaba en sus brazos, sus lágrimas amenazaban con escapar de sus hermosos ojos de color avellana, a través del vínculo podía sentir las emociones de ella, eran un caos total, pero el miedo era el más fuerte.

El cuerpo de Emily se tensó, sus ojos se empezaron a llenar de lágrimas, ¿Volver? ¿Volvería a ese lugar? Peor aún volvería a ver a Gina, a su padre Alfa Mauro y a Luna Liliana, no quería, si iba, ellos la humillarían, le dirían a Draven que es una sirvienta y él la rechazaría, la repudiaría.

- No…por favor … Dijo con su voz quebrada, mientras sus lágrimas recorrían sus mejillas.