Mi nombre es Fernanda, vivo en una época donde las mujeres vivimos esclavas de las normas morales, de los valores, ética y las disque buenas costumbres de la sociedad.
Hoy estoy en el fango, cometí el peor error de mi vida, creer en las promesas de amor de un falso hombre y aquí estoy embarazada, siendo la peor mujer para la sociedad, la gente me mira mal, me hace un lado y todos me dieron la espalda por qué soy una mujer indecente.
Pero la vida me tenía que abrir los ojos a golpes, entender que no todos son buenos y no todos son malos, como la mujer que se convirtió en mi suegra, ahora no se ¿debo odiarla o quererla?
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CAPÍTULO 05
Al abrir la puerta me quede mirando a la joven que tenía enfrente, por un momento no supe quién era; lo mire de pies a cabeza, traía un pantalón de mezclilla color azul marino, una camisa de manga larga de color negro, su cabello era corto estaba bien peinado, pero lo que más me gusto fue ver ese rostro perfecto.
Tenía labios perfectos, ceja gruesa y sus ojos grandes de color azul, sus pestañas largas; era un joven guapo, alguien que no había visto en el pueblo o eso pensaba hasta que lo escuche decirme. – ¡Buenas noches, señorita Fernanda! Me permites pasar para poder hablar.
Era Jorge, esa voz es inconfundible, gruesa tan varonil que me encantaba, pero ahora no solo me gustaba su voz, estaba viendo su belleza, era un hombre tan guapo, que por un momento me quedé embobada con su perfección, que no le contesté nada, hasta que lo volví a escuchar decir. - Señorita Fernanda ¿puedo pasar?
Sacudí mi cabeza para aclarar mis pensamientos y rápido contesté. – Pasa.
Me di media vuelta y él me siguió, nos sentamos en la mesa del comedor, que era lo único que mi hermana tenía para sentar a un invitado; mi hermana al verlo llegar le ofreció un vaso de agua, se sentó con nosotros, hasta mi cuñado se unió.
Jorge era alguien amable les dio las buenas noches y espero a que se sentarán para empezar a decir. – Ya hablé con el señor Arturo y la señora Sofia, aceptaron la boda, solo que no pude convencerlos de que nos dieran un mes para preparar una buena fiesta, ellos dicen que es mejor hacerla pronto para que los chismes en el pueblo se terminen.
Señorita Fernanda, le pido una disculpa, pero no pude convencerlos de que nos dieran más tiempo para poder prepárale una gran fiesta, solo tenemos una semana para preparar todo.
Yo mañana pediré permiso para que me den unos días en el trabajo para poder acompañarte a comprar todo lo que necesitas para la boda, aunque no podre darte una luna de miel, después de la boda tendremos que quedarnos ya no podre pedir más días libres.
Tambien tengo que decirte que estaremos viviendo un tiempo con mi madre en lo que consigo una casa digna donde pueda llevarte a vivir; sé que es poco lo que te puedo ofrecer en este momento, pero te prometo que me esforzaré para darte una mejor vida, con comodidades y nunca te faltara buena comida en la mesa.
Este hombre aparte de guapo es tan lindo, es casi perfecto, lo único malo que tiene es la bruja de su madre, que seguro me va a hacer pasar malos ratos en su casa, pero tendré que soportarlo hasta que él consiga nuestra casa, solo entonces tendré la felicidad completa.
Yo no contestaba nada fue mi hermana la que le dijo que no se preocupara por esas cosas, que lo importante era la boda, ya era suficiente con casarse conmigo y lo que le dijo era la verdad; ya estaba haciendo mucho por mí al casarse sabiendo que estaba embarazada de otro hombre.
Cuando ellos terminaron de hablar pidió permiso para hablar a solas conmigo y ellos rápido dijeron que sí, se decidieron de él, se fueron a su habitación, nos dieron espacio para que tuviéramos nuestra primera conversación como pareja.
Me puso nerviosa, realmente no entendía porque quería hablar conmigo a solas, me le quede mirando, esperando que empezará hablar, pero en el momento que nos quedamos solos me tomo de la mano y me dijo. – No te frotes tan fuerte las manos te puedes lastimar.
Yo no me había dado cuenta en qué momento empecé a frotarme las manos, creo que estoy demasiado nerviosa que apenas me doy cuenta de lo que pasa a mi alrededor; le sonrió con timidez y viendo sus ojos le digo. – Estoy algo nerviosa, tú me estas ayudando tanto y no se realmente ¿Por qué lo haces?
Hay momentos en los que pienso que tú te vas a repentir y si tu al final me dices que no te casaras, yo quedare peor que como estoy, la gente del pueblo se burlara con más ganas de mí, tambien creo que mis padres nunca me lo perdonarían, ya no podría ir a buscar su perdón.
Hable con la verdad, no quería ocultar lo que estaba sintiendo, ni ser orgullosa en este momento el orgullo no importaba, estaba tan pisoteada o por lo menos era como me sentía, que en el momento que Jorge me tendió su mano la tome con todas mis fuerzas y no pienso soltarla, es mi salvación para poder levantarme del fango donde caí.
Jorge acaricio mis manos con ternura, podía sentir los callos en sus manos, las tenía ásperas, no eran suabes, hasta algo incomodas al momento del tacto, pero que podía esperar eran las grandes manos de un joven que tenía un trabajo pesado.
Al final iba a tener que acostumbrarme a su tacto, iba a ser mi esposo y en lugar de estarlo criticando debería sentirme agradecida por todo lo que estaba haciendo por mí.
Deje que sujetara mis manos y después de un momento me dijo. – No te sientas insegura, yo no pienso retractarme de mis palabras y en una semana me casare contigo.
Se que no es lo que hubieras querido, que no soy el hombre perfecto para ti y si realmente pudieras escoger yo no estaría en tu lista; sé que aceptaste casarte conmigo porque no tienes otra opción, pero tranquila nunca te obligare hacer algo que no quieras, entiendo que no quieras estar a mi lado.
Aremos las cosas como tú lo deseas, si quieres que vivamos como dos buenos amigos así lo vamos a hacer, solo te pido que nunca me humilles ante los demás, no puedes volver a estar con ese hombre, ni con ningún otro mientras estemos casados.
Si tú me traicionas es algo que no podría perdonarte y me obligarías a cometer una locura, sería capaz de matarlos; también esta lo del bebé, desde hoy solo tiene un padre y ese soy yo, no permitiré que en el futuro llegue ese hombre queriendo reconocerlo o que tú le digas que no soy su padre, todos los derechos son solo míos.
Solo estas dos condiciones te estoy poniendo para seguir con la boda, al final la decisión es tuya, si esto te hace arrepentirte aun estas a tiempo nadie del pueblo sabe que te propuse matrimonio y no te preocupes por tus padres, yo puedo ir hablar con ellos para que te acepten de regreso sin necesidad de que nos tengamos que casar.
Ahora te pregunto ¿quieres seguir adelante con la boda? ¿estás de acuerdo con mis condiciones? ¿Qué es lo que quieres hacer?
Negocio de la costura y el bordado hacer vestidos para damas con bordados únicos eso a la larga da dinero quien sabe hasta modista llegas ser . Todo es posible