Después de escapar de las brutalidades de mi manada, he estado viviendo en las sombras como humana durante años, tratando de olvidar el pasado y construir una vida nueva. Pero cuando una incursión real amenaza con desestabilizar todo, me veo obligada a enfrentar mis demonios y proteger a los inocentes que me han aceptado. No puedo permitir que me arrastren de regreso a esa vida de opresión y miedo. Kaiden el rey alfa descubre que soy su compañera predestinada. Desde entonces me persigue e insiste en que mi lugar está junto a él.
Pero me niego a pertenece a alguien y lucharé por mi libertad y por aquellos que me importan, sin importar el costo.
NovelToon tiene autorización de KeliindA RojanO C. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Te daré el mundo.
POV KAIDEN.
El balcón ofrecía una vista panorámica de la ciudad dormida, un tapiz de luces parpadeantes que se extendía hasta el horizonte. El aire nocturno era fresco, acariciando mi piel mientras el tabaco ardía entre mis dedos, liberando su humo denso y aromático.
Cada calada era un momento de pausa, una oportunidad para reflexionar en la quietud que solo la noche podía ofrecer.
El viento, caprichoso y persistente, trajo consigo una fragancia familiar, un aroma que me era tan conocido como mi propia sangre.
Era ella.
Adeline.
Incluso a esta distancia, incluso envuelta en el manto de la noche, su esencia me alcanzaba. Era un aroma salvaje, indomable, con notas terrosas y una dulzura oculta que siempre lograba perturbar mi calma.
Una leve sonrisa se dibujó en mis labios. La había sentido antes, esa conexión sutil que me alertaba de su presencia, de su movimiento. Era como si nuestros destinos estuvieran entrelazados por hilos invisibles, vibrando al unísono en la oscuridad.
El tabaco se consumía lentamente, su calor transmitiéndose a mis dedos. Mis pensamientos vagaban, repasando los últimos acontecimientos.
Bruno ya debía haber cumplido su misión. Las chicas estarían bajo mi control, un pequeño peón en el gran tablero que estaba moviendo.
Pero era ella, Adeline, la que realmente capturaba mi atención. Había algo en su fuerza, en su resistencia, que me intrigaba.
No era una presa fácil, y eso la hacía aún más interesante. La forma en que se movía, la ferocidad que emanaba, eran un eco de algo que yo mismo llevaba dentro, algo que había aprendido a controlar, a dominar.
El viento sopló con más fuerza, trayendo consigo el olor de la lluvia que se acercaba, mezclándose con el de Adeline. Cerré los ojos por un instante, saboreando esa dualidad, esa mezcla de elementos que definían este mundo, y a mí mismo.
—Bruno— murmuré, el nombre apenas audible sobre el murmullo del viento. —Asegúrate de que no se escape sin antes hablar conmigo—
La noche era joven, y el juego apenas comenzaba.
POV ADELINE.
El olor a tabaco y a algo más, algo salvaje y familiar, me guió. Este hombre me había dado una ubicación aproximada, un lugar donde "él" quería hablar conmigo.
La rabia todavía me quemaba por dentro, pero la necesidad de saber qué pasaba con mis amigas era más fuerte. Mi cuchillo seguía en mi mano, un peso reconfortante.
Avancé con cautela, cada paso medido, mis sentidos en alerta máxima. El viento seguía jugando con mi cabello, trayendo consigo ese perfume inconfundible que me ponía los pelos de punta. Y entonces lo vi.
Estaba en un balcón, una figura solitaria contra el telón de fondo de la ciudad nocturna. Kaiden. No había duda. La forma en que se erguía, la aura de poder que lo envolvía, eran inconfundibles. Estaba a una distancia prudencial, pero la conexión entre nosotros parecía acortar cualquier espacio físico.
De repente, una voz resonó en mi mente, clara y potente, sin ser pronunciada. Era la suya.
*“Adeline.”*
Mi cuerpo se tensó. Era él, sin duda. La forma en que usaba su mente para comunicarse era algo que aún me costaba asimilar, pero que ahora, en esta situación, era la única forma de entender lo que estaba sucediendo.
*“No estás sola en esto, ¿sabes?”* Su voz mental era calmada, casi seductora, pero con un trasfondo de autoridad innegable. *“Bruno solo sigue órdenes. Las chicas están a salvo, pero su seguridad depende de tu cooperación.”*
Sentí una oleada de alivio mezclada con una profunda desconfianza. ¿A salvo? ¿Cooperación?
*“Sé lo que estás pensando,”* continuó, como si pudiera leer mis pensamientos más profundos. *“Y entiendo tu rabia. Pero lo que sientes por ellas… esa necesidad de proteger… yo también la siento. Por ti.”*
Un escalofrío me recorrió, pero esta vez no era de miedo. Era de algo más complejo, algo que no podía identificar.
*“Somos compañeros predestinados, Adeline. Es la naturaleza. Es el destino. Y nuestro destino es estar juntos. Yo puedo protegerte. Puedo darte la fuerza que necesitas para enfrentarte a todo lo que te acecha. Y tú… tú me completas.”*
Sus palabras resonaron en mi mente, cada una de ellas diseñada para desarmarme, para hacer que mi resistencia se desmoronara.
*“Entra, Adeline. Hablemos. Sin cuchillos, sin peleas. Solo tú y yo. Piensa en tus hermanas. Piensa en tu propio futuro. No tienes otra opción si quieres entender todo esto. Ven a hablar conmigo.”*
La última frase fue un susurro mental, un llamado directo a mi instinto de supervivencia, a la parte de mí que buscaba respuestas y protección. Miré el balcón, luego a la oscuridad circundante.
La idea de entrar, de estar a solas con él, me revolvía el estómago, pero sus palabras sobre Clara y Sofía, sobre mi propia seguridad, eran un anzuelo demasiado poderoso para ignorar. No me quedaba otra opción.
La voz de Kaiden resonaba en mi mente, cada palabra un intento de seducción, de control. Sentí la tentación, la promesa de seguridad y poder que emanaba de él, pero la imagen de mis hermanas, la traición que sentía, me anclaban a la realidad. No iba a caer en su juego tan fácilmente.
*“¿Compañeros predestinados?”* respondí mentalmente, mi propia voz mental cargada de sarcasmo y furia. *“Lo único que veo es a alguien que usa a mis hermanas como peones y me amenaza.”*
Me acerqué un poco más, manteniendo la distancia de seguridad, mi cuerpo aún tenso, mi cuchillo firmemente agarrado.
*“Bruno me dijo que las recogió. ¿Dónde están? ¿Qué les has hecho?”* Mi mente era un torbellino de preguntas y acusaciones.
Kaiden no se inmutó. Su presencia mental seguía siendo un torrente calmado, pero ahora sentía una chispa de algo más, una curiosidad genuina mezclada con una pizca de desafío.
*“Están a salvo, Adeline. Y estarán mejor de lo que jamás estuvieron, si me dejas ayudarte.”* Su voz mental se suavizó, adoptando un tono casi suplicante, aunque sabía que era una estrategia. *“Mira, no quiero pelear contigo. No quiero hacerte daño. Lo único que deseo es protegerte. Protegerte de todo lo que te persigue, de todo lo que te ha hecho sufrir. Y sí, quiero que estés conmigo. Porque así es como debe ser. Somos dos fuerzas de la naturaleza, Adeline. Juntos, somos imparables.”*
Extendió una mano hacia mí, un gesto que, aunque físico, se sentía como una caricia mental.
*“Puedo darte el mundo, Adeline. Todo lo que desees. Poder, seguridad, un lugar donde nadie pueda volver a hacerte daño. Puedo mostrarte cómo controlar tu fuerza, cómo dominarla, en lugar de que te domine a ti. Puedo darte… todo. Solo tienes que confiar en mí. Solo tienes que darme una oportunidad.”*
La oferta era tentadora, lo admito. La idea de no tener que luchar constantemente, de tener a alguien que me entendiera, que compartiera mi carga… pero la traición de Bruno, la manipulación de Kaiden, eran demasiado frescas.
*“¿Y si no quiero tu ‘todo’?”* le devolví mentalmente, con mi voz mental firme. *“¿Y si solo quiero a mis hermanas de vuelta y que me dejen en paz?”*
La tensión en el aire se hizo palpable. Podía sentir su mirada sobre mí, analizando cada uno de mis movimientos, cada uno de mis pensamientos. La oferta era generosa, casi abrumadora, pero la desconfianza era una barrera que no se derribaba con promesas vacías o con la supuesta fuerza de un destino preescrito...