Peter y Marian han estado casados por tres años, pero ella no pudo lograr que el se enamorara de ella, ya que el pensaba que ella era una casa fortunas y el día que menos pensó ella le firmó los papeles del divorcio desapareciendo de su vida y volviendo tres años después para descubrir que aun siguen casados.
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Capitulo 14
Eran las cinco de la tarde cuando Peter salió de su oficina, tenía una reunión urgente y por costumbre se asomó a ver que estaba haciendo Marian, le extrañó verla acostada sobre el escritorio.
-¿Marian? – la llamó y ella no contestó
Se acercó a ella y vio que estaba sudando demasiado, la tocó y estaba helada, su rostro mostraba un dolor terrible.
-¿Qué te pasa Marian? – Peter estaba nervioso de verla así
-Me… duele… el estómago… - hablaba débilmente
Había tenido dolor de estomago desde hacia algunos días, pero después de comer sintió que el dolor se había multiplicado por mil, creía que la comida le había caído mal y se había tomado una pastilla, pero no le había hecho ningún efecto.
Peter la escuchó y sin pensar en nada la tomó en sus brazos, la sacó de la oficina cargada, mientras ella intentaba que él la bajara, no quería sentirlo tan cerca de ella.
-Bájame por favor – intento decirle ella, pero se desmayó del dolor
-Si te vas a morir que no sea en mi empresa – le respondió el fuertemente
Peter la llevó cargada al estacionamiento y la subió con cuidado al auto, los empleados que los habían visto especulaban acerca de su relación, mientras él la llevaba al hospital.
….
Cuando Marian se despertó vio que estaba en una habitación de hospital, no entendía que hacia allí, así que intentó levantarse para irse y sintió un terrible dolor en la zona del abdomen.
-¡Ya despertaste!, no te muevas que te acaban de operar – Peter estaba sentado a un lado con una laptop sobre sus piernas
-Tenias una apendicitis y he firmado para que te operaran de emergencia – ahora entendía el porque del dolor tan terrible que había sentido
Ella pensaba que iba a morir y sentía que no podía moverse del dolor, lo que no entendía era que hacia él’ allí, pudo haberle pagado a una enfermera para que le hiciera compañía, pero no, el estaba a su lado esperando a que despertara.
Ella pensó en agradecerle el gesto, si él no la hubiera sacado al hospital y hubiera firmado el consentimiento quien sabe que habría pasado, pero en ese justo momento le llegó una llamada y era Sara.
Ella pensaba que lo que le había sucedido a Marian era su culpa y quería saber como estaba, por lo que Peter tuvo que decirle lo que había sucedido para tranquilizarla, al escuchar como trataba a la persona que hablaba con él por teléfono sintió que le dolía un poco el corazón.
Peter era amable con cualquier mujer que tuviera cerca, con cualquiera menos con ella, escuchaba como tranquilizaba a Sara con una voz tan dulce y a ella siempre le hablaba como si la odiara, lo peor era que se había ordenado no sentir nada por él y lo estaba logrando, pero en ocasiones sentía que flaqueaba y debía controlarse.
Luego de una hora Sara llegó al hospital a visitar a Marian, llevaba lagrimas en los ojos y entró pidiéndole disculpas, lo cual incomodó a la recién operada ya que nadie tenia la culpa de lo que le había sucedido.
-Deberías irte y dejar descansar a Marian – le dijo Peter a Sara
-Peter, de verdad… yo no… yo no le puse nada a la comida – había algo en su actitud que estaba comenzando a incomodar a Marian
-Se que no fue tu culpa y si quieres Peter puede acompañarte a tu casa, ya mi amiga va a venir a hacerme compañía – estaba impaciente por que se fueran los dos y quedarse sola un momento
Sara miró a Peter, pero el hombre no se movió ni un milímetro de donde estaba, dando a entender que no se iba a ir, por lo que Sara tomó su bolso y salió de la habitación sola.
-Tu amiga no va a venir, ella se va a quedar en tu departamento los días que te tengas que quedar aquí – Peter no podía decir la palabra hija y quería que Marian estuviera tranquila
Ella lo miró y le agradeció, tomó el control remoto y encendió el televisor, sentía que el silencio que se había instalado en la habitación era terrible.
A media noche Marian se despertó por un dolor en el abdomen, se le había pasado el efecto de la anestesia y el dolor era terrible, a la vez que sentía que si se movía podría hacerse algún daño en la herida, en ese momento vio a alguien salir de la habitación, era Peter que había ido a buscar una enfermera para que la ayudara con el dolor.
La enfermera llegó y le colocó una medicina intravenosa para ayudarla a dormir, para ella era algo extraño sentirse cuidada por ese hombre que siempre le había hecho daño.
Esa noche durmió profundamente y tuvo muchos sueños, entre ellos hubo una regresión al pasado, después de la muerte de sus padres sufrió de pesadillas constantes y ataques de llanto, una noche se despertó de una y estaba Peter sentado en su cama cuidándola.
En su sueño Peter la consolaba y la trataba con tanto cariño que quería quedarse en ese sueño para siempre, luego llegaron otros sueños en los que aparecían sus padres y ella despertó de golpe para darse cuenta de que estaba amaneciendo.
Como pudo se dio la vuelta para buscar una posición mas cómoda y notó que él estaba aún en la habitación.
-¿Qué haces aquí?, pensé que pondrías a una enfermera a cuidarme – le preguntó al ver que estaba despierto
Marian intentó levantarse las timando un poco su herida, por lo que Peter tuvo que salir corriendo a ayudarla.
-No te preocupes por mi yo puedo sola – intentaba alejarlo de ella
-Necesitas que alguien te ayude y yo estoy aquí, te guste o no – ella lo miró con fastidio y le dijo que necesitaba ir al baño
El la levantó en sus brazos y la llevó hasta el baño quedándose allí acompañándola, ella se le quedó viendo extrañada y con un poco de pena por tener que estar frente a él en ese sitio tan privado.
-¿puedes dejarme un momento a solas?, necesito hacer algo privado y si te necesito te llamaré – al terminar de decir esas palabras un gas salió de ella sin poder evitarlo
-¡NO! – fue lo único que ella alcanzó a decir antes de escuchar las carcajadas de Peter
Ella tenia la cara totalmente roja y él solo se reía de lo que le había sucedido, no pudo sucederle algo más vergonzoso, pensaba ella.
-Eso no fue divertido – le dijo ella al ver que no paraba de reírse
-Claro que no, pero eso te pasa por siempre estar a la defensiva conmigo, Marian nos conocemos hace año y no es la primera vez que estoy contigo cuando te sucede algo vergonzoso – en ese momento recordó una de las tantas cosas que le habían pasado
Cuando tuvo su primera menstruación fue él quien le explico el cambio que estaba sufriendo su cuerpo y hasta le compró sus primeras toallas sanitarias.