Siempre Has Sido Tú

Al día siguiente volví a la universidad, tenía mi clase de simulación gerencial, la verdad no tenía ganas de estudiar, pero esto era mejor que estar en casa pensando en el imbécil ese, fui en taxi, ya que mi papá no me quería ver cerca de Miranda, entre a clases y ahí estaba mi amiga, la saludé como siempre y empezamos a hablar un rato antes que llegara el profesor a clases, unos cinco minutos después llegó Noah, se veía igual de apuesto, este hombre nunca se despeinaba, como sería cuando salía de la ducha, su cabello se vería igual de perfecto.

— Mía Castillo. — Escuché a alguien llamándome, pero estaba tan perdida en mis pensamientos.

— Mía Castillo. — El profesor se acercó a mí y muy cerca de mí volvió a repetir mi nombre.

En ese momento reaccioné y me di cuenta de que todos me miraban, estaba tan apenada, no sé por qué estaba pensando esas cosas acerca del profesor, sentía mi cara arder de vergüenza.

— Lo siento profesor, me distraje un rato. — Dije apenada.

— Por favor concéntrese en la clase. — Dijo con cara de molestia.

Asentí con la cabeza y me concentre en la clase, pensé que era mala idea venir a la universidad, pero fue todo lo contrario estuve tan entretenida que olvide todo lo pasado el fin de semana, llegó la hora de salir, me despedí de Miranda y camine para buscar un taxi, estaba parada en la calle cuando un auto que conocía se paró a mi lado.

— Esperas a alguien? — Pregunto Noah.

— No profe, espero un taxi para ir a casa.

— Vamos te llevo. — Respondió él.

— No se preocupe, no quiero molestarlo.

— No es molestia, tu papá me pidió ir a su casa, me dijo que quería hablar conmigo de algo importante.

— Está bien, solo porque va para mi casa.

Me subí a su auto, estábamos en completo silencio, era algo incómodo, pero más incómodo fue cuando él empezó a hablar.

— Entonces fuiste a la fiesta de tu amigo? — Pregunto de repente.

— Así fue, aunque no me divertí mucho. — Respondí acordándome de nuevo de mi triste realidad.

— En serio? No me digas que no fue tu novio. — Dijo él sin dejar de ver el camino.

— Ya no tengo novio, y si él estuvo Ahí. — Agradecí que no me volviera a preguntar nada más, llegamos a mi casa, él me pidió que aún no me bajara, se me hizo raro, entonces él se bajó y rodeo el auto para abrir mi puerta, me dejó impresionada su gesto, nunca antes nadie que no fuera un chófer me había abierto la puerta del auto, tendió su mano y me ayudó a bajar del auto, le agradecí con una sonrisa y procedimos a entrar a la casa, mi papá al vernos entrar juntos cambio su expresión seria a una de agrado.

— Buenas tardes, señor Castillo, espero no le moleste que haya traído a su hija a casa. — Dijo Noah muy educadamente.

— Claro que no hijo, pienso que contigo está a salvo, gracias por traer a mi tesoro a casa. — Dijo mi papá con una sonrisa, nunca antes se había comportado así, ahora tengo miedo de su expresión, no quiero que piense lo que no es, así que mejor me despedí de ellos y subí a mi habitación.

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Pasa la mañana pensando en la manera en que Mía me miraba, era una mirada como de deseo, pero mejor no me hago ilusiones, ella tiene su novio y por lo que se tienen mucho tiempo juntos, así que deben amarse, saliendo de la universidad el señor Luis me llamo para invitarme a su casa, acababa de colgar cuando vi a Mía en la calle, me acerque a ella y le dije que la llevaría a casa al principio ella se negó, pero después acepto que la llevara, en el camino me confesó ya no tener novio y eso me alegro, no sabía cómo llegar a ella, está niña es demasiado aislada, no habla mucho y eso sería un problema.

Llegamos a la casa de Mía, le abrí la puerta del auto y la ayuda bajar, después entramos a la casa, saludamos al señor Luis y Mía subió a su habitación, el señor Luis y yo entramos a su estudio, al parecer quería hablar algo serio conmigo.

— Te mandé a llamar porque tengo algo que proponerte. — Dijo el señor Luis sin rodeos

— Soy todo oídos señor Luis. — Contesté

— Bien no me voy a andar con rodeos, sé que te interesa mi hija y me gustaría que fueras parte de esta familia. — Me dejo sorprendió no me esperaba esta actitud de parte del padre de Mía.

— Qué me está queriendo decir? —

— Bueno muchacho, estoy cansado de la actitud de mi hija, ella ha tomado decisiones incorrectas últimamente y no quiero que venga un cualquiera a querer engañarla, por otra parte, sé que tú no necesitas de mi fortuna y mucho menos de mi apellido para escalar en el mundo, eres bien parecido y un muchacho muy inteligente no veo cuál es el problema para que tú seas el esposo de mi hija.

— Señor Luis me halaga su manera de pensar de mí, pero yo sí veo un problema y es que su hija a mí no me quiere, apenas y nos conocemos y estoy seguro de que si intenta imponerme, ella nunca me aceptará.

— Ella terminará aceptándote por eso no te preocupes, ahora dime si estás de acuerdo con realizar un compromiso entre ustedes dos.

— Si ella me acepta, yo no tengo ningún problema en que nos comprometamos.

— Entonces hijo bienvenido a la familia, será un placer que mi hija se case contigo. El día de mañana daré una cena familiar y me gustaría que vinieras, así te relacionas más con Mía, también invítala a salir, tienes su número de teléfono?

Acepte todo lo que esté señor me decía, siendo sincero estaba emocionado por tener una oportunidad con Mía y no miento al decir que desde el primer día que la vi me enamoré de ella, así que si tengo la oportunidad de tenerla como mi mujer no la dejaré pasar, me despedí del señor Luis una vez me diera el número de su hija, está misma tarde la invitaría a salir.