Dos Locos Emanorados

Lorena

Terminamos el café con las chicas y nos despedimos. Fue una linda charla y Aleja es bastante agradable, me encanta encontrar amigas y gente que me acepta como soy ahora y no me juzga. Digo "ahora" porque pronto lograré irme de casa y tendré la libertad de arreglar mi apariencia, usar fragancias y algo de maquillaje tal vez. Ya eso de encontrar el amor es aspirar demasiado así que por ahora estoy feliz con mi nueva amiga.

Al llegar a casa empieza mi tormento pues están todos y como por arte de magia mi hermana empieza a molestarme, es que no se cansa, me ve y se activa su lado malvado. Aunque hay empleadas a ella le gusta humillarme y hacer que sea yo quien haga las cosas. Como ordenar su cuarto, arreglar sus uñas, coser sus vestidos, llevarle la comida al cuarto, preparar sus baños de burbujas, en fin todo lo que ella misma podría hacer y más si no le gustara fastidiarme. Lo peor es que mis padres no dicen nada. Yo sé que mi mamá lo hace porque mi papá la manipula y por esa razón mi vida es aún más difícil.

— Te estaba esperando hermanita. Vieras que necesito mis uñas. ¡Vamos a la habitación! — De esta situación es de la que estoy harta, no me deja ni llegar a casa.

— Necesito comer Carla, por lo menos déjame terminar de llegar. — Obvio no necesito comer, pero eso ella no lo sabe.

— ¡Tienes 10 minutos! Ni uno más por qué bajó por ti y te acuso con mi padre. — Risa macabra. — Aunque esa idea me gusta más. ¡Es super placentero ver a mi padre ponerte en tu sitio!

— Deberías buscar algo en que entretenerte, un novio por ejemplo y dejarme en paz. — Nunca me quedo callada ante ella, aunque papá la defienda, no tengo miedo y prefiero sufrir las consecuencias.

— Aunque lo tuviera me servirás estúpida. ¡Ve rápido a comer!! — Y así son todos mis días.

Al día siguiente...

Me encuentro con Alejandra y me pide ir a tomar algo a la salida y aunque no puedo llegar tarde a casa porque es castigo seguro no me importa pues ya sea de una manera u otra el castigo va por qué va! Así que sin dudarlo le digo que sí.

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Leonardo

Llamada...

— Listo, nos veremos a la salida. Sé puntual mariposista... — Se aleja para llamar.

— ¡Estaré sin falta!. — Con Alejandra había acordado que la invitara a algún sitio y así yo poder acercarme a ella y conocerla. ¡Pero ya! Yo en serio estaba mal.

Fin de la llamada.

En La Oficina...

— Luisa cancela mis reuniones entré el mediodía y las cuatro de la tarde. Solo iré a la cena con los clientes de la empresa VANGUARDIA.

— Si Sr. ¿Hay algo más en que pueda ayudarle? — Responde mi secretaria

— Solo tráeme un café bien cargado. ¡Lo necesito urgente! Puedes retirarte. — Hoy he tomado más café que cualquier otro día.

— Con permiso. — ¡Hoy por fin veré a mi chica!! Lo que Alejandra me contó me dejó más intrigado aparte me dijo que la chica tiene lindos ojos Y que en general es hermosa que no sabe qué es lo que pasa que se oculta tras Toda esa ropa horrenda, lo que me lleva a pensar que tiene feo cuerpo o quizás un problema de autoestima no se realmente, pero lo voy a averiguar pronto. Por ahora solo quiero verla una vez más y tenerla cerca.

Salí de la empresa directo para la universidad me siento muy ansioso y la sonrisa de mi rostro a cada rato, parezco un adolescente que va a su primera cita. ¿Será que está si es mi chica?

Me bajo del auto y le mandó un mensaje a Aleja para informarle que estoy afuera. Pasan alrededor de unos 10 minutos y ahí vienen... las manos me sudan, estoy muy nervioso. Daba vueltas de un lado a otro cerca del carro, en serio no se por que estaba así quizás creía que el tiempo así correría más rápido, un adolescente sabría más que hacer que yo en esta situación, la chica se acercaba a pasos firmes sin quitar su mirada de mi, lo que en efecto me hacía sentir más nervioso... A lo lejos veo que se acercan, respiro profundo y trato de controlar lo nervioso que estoy.

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Lorena

— OH! ¡Mira Lore mi hermano vino por mí! Tenemos comida gratis. — Me comenta señalando en dirección a un guapo espécimen recostado en una camioneta. Me detengo a unos metros ya nerviosa.

— No Aleja, ¡Espera! Que pena con tu hermano, mejor dejemos la salida para otro día. — El hermano de Aleja, comería por primera vez con una persona del sexo opuesto y no era mi padre. Les cuento, por sentirme tan insegura me alejé de las personas por lo que mi única amiga es Diana, lo que sé del amor y las relaciones sociales es porque Diana me lo ha contado o lo he leído en esas novelas románticas super platónicas. En la universidad hay chicos muy guapos, pero muy imbéciles, nada que se pueda rescatar así que por eso mis esperanzas son nulas en ese tema del amor. Pero admirar se me da bien, así que, ya que tengo la oportunidad, echaré solo un vistazo a ese tipo que se ve esta delicioso aaah *Gritico mental*

— Ni se te ocurra dejarme tirada. El vino solo. Así que, que se aguante ya que nosotras teníamos planes. — Me río y acepto la invitación. Total, ¿Qué podría salir mal?

— No puedo contigo. ¡Vamos! — Le digo entre risas.

— ¡Hola Hermanito! Ya me extrañabas y vienes a invitarme a almorzar? Mira te presento a una amiga... Lorena...

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Leonardo

Y ahí estaban ellas acercándose cada vez más a mi ja, ja, ja, si le cuento esto a mis amigos se burlaran de mí hasta que muera.

— Hermano, ¿Estás ahí? — ¿Qué le pasa? estaba con los ojos fijos en Lorena, yo estaba de violinista, la violinista mejor pagada ja, ja, ja por que ese AUDI yacía en el garaje de la mansión listo para usar. -Piensa Aleja.

— Ahh si disculpen chicas, mucho gusto, Leonardo Conti. Estaba perdido en unos hermosos ojos — digo sin apartar la mirada de la hermosa, pero rara chica frente a mí.

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Lorena

— Hola... — Respondí nerviosa y creo que hasta sonrojada. Sentí que mis piernas fallaron estaba A punto de caerme y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. ¡¡Dios que hombre!!

— Si pues, nadie lo notó y dime... ¿A qué viniste?

Ya íbamos de salida a almorzar. — Aleja rompe la burbuja de tensión gracias al cielo.

— Pues vamos todos muero de hambre también. ¿A qué lugar quieren ir? — Tan caballero.

— ¡Sorpréndenos! — Responde su hermana.

— Bien, vamos. — Responde el delicioso hombre y se aparta para dejarnos pasar.