Nerea, luego de terminar con una relación por más de diez años, se ve en la obligación de buscar otro prometido antes de que su familia se entere que ya no se va a casar.
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capítulo 11
Al llegar al estacionamiento Dylan me dijo que él iría a prepararse para la cena y yo me dirigí hacia el departamento de Sarah, también debía prepararme antes de que él me fuera a buscar.
Horas más tarde, Dylan como lo había prometido, fue a buscarme y de camino a la mansión Montenegro empezó a contarme un poco de su relación con su familia.
– Bien, no te espantes si mi abuelo es algo grosero contigo — Veo a Dylan mientras maneja y este agrega — No le caigo bien al viejo y es por eso que a pesar de que el liderazgo de la empresa era mío él propuso esta competencia entre mi primo y yo para así demostrarle a mi padre y a mí que no estoy listo.
— ¿Por qué crees que te odia?
— No solo lo creo, estoy seguro. Cuando termine mis estudios quería hacerme de un nombre al igual que mi padre, quería ser un arquitecto de renombre antes de hacerme cargo de la empresa. Es por eso que al irme y no ayudar a la empresa cuando paso por una crisis, mi abuelo me guardo resentimientos. No podía volver, uno de mis más grandes proyectos estaba en marcha y debía quedarme en Londres para terminarlo. Franco, mi primo, estuvo para apoyar a mi padre, y aunque luego de eso volví el abuelo pensó qué al poner mi ambición por delante de la familia, no era apto para manejar la empresa familiar. Cuando mi padre decidió que ya era momento de retirarse el abuelo les comunico a la junta directiva que el próximo CEO se decidiría por medio a dos proyectos. Luego nos reunió a la familia e informo que además de quien ganará el proyecto debía casarse. Tanto mi primo como yo tenemos nuestra fama, y el abuelo quiere que al asumir la presidencia eso cambie.
— Ahora entiendo todo... aun así eso no evitará que ambos sigan con su vida de libertinaje. — Veo como sonríe y agregó — Es la verdad, lo único que estaba buscando con esto que una pobre chica salga herida. Tú y yo tenemos un trato. Jamas me hubiera fijado en ti si no fuera por este trato, no lo tomes a mal, pero no eres el prototipo de hombre que una mujer busca para algo serio. Por lo poco que conozco de señor Franco tampoco miraría en su dirección, pero que hay de la mujer que tu primo utilice para lograr sus objetivos. Siento pena por ella.
Dylan guarda silencio por un momento y luego agrega.
— ¿No soy tu tipo? Vaya eso si me dolió.
Veo como sonríe y contestó.
— Lo siento, pero no... no lo eres. Mi amiga dice que eres el tipo de cualquiera, pero mírame a mí, ya estuve con uno hombre de tu clase, no me trajo nada bueno.
— ¿Me estás comparando con tu ex? Yo nunca te mentí, hasta ahora te he sido sincero.
— Y te agradezco eso, es más eres muy buen amigo, pero no eres material para esposo. No te imaginó en una relación seria.
Dylan sonríe y luego se pone serio para contestar.
— Enséñame como serlo.— Volteo a verlo y este agrega— Mi abuelo es muy perceptivo, si tú dices que no parecemos una pareja que va camino hacia el altar él lo va a notar.
Río por su propuesta, pero al ver su mirada seria contestó.
— Lo dices enserió... — Me quedo pensativa por un momento y contestó. — No lo sé, todo tú... grita playboy.
Dylan suelta una gran risa y contesta.
— Bien lo acepto... no puedo negar que mi fama me precede. ¿Pero qué hay de ti?
— ¿Qué hay conmigo?— Frunzo mi rostro y este agrega.
— Eso mismo te pregunto ¿Qué pasa contigo? Eres una mujer hermosa, pero ocultas tu belleza bajo esos vestidos recatados y esos lentes... La mujer que conocí en Cancún me gustaba más. Te importa tanto que la gente te esté juzgando qué inconscientemente intentas pasar desapercibida y por momentos te vuelve aburrida. Sé que eres una mujer inteligente y muy buena profesional, ahora que te conocí un poco más, también puedo decir que eres muy elocuente y divertida, pero... tu seriedad y esta nube oscura que te persigue desde que te conocí no es atractiva para ningún hombre. Tampoco eres mi tipo de mujer... pero eres la mujer que mi familia aceptaría sin dudarlo.
Dylan volteó a verme, ya que después de terminar de hablar no había emitido sonido y al ver mi rostro fruncido iba a hablar, pero me adelanté.
— Tienes razón ambos somos muy diferentes, nadie va a creer lo nuestro si no cambiamos nuestra personalidad. No es suficiente con mostrarnos felices. Deberemos trabajar en eso antes de que mi familia llegue, mis padres tal vez no lo noten, pero mi hermana me conoce muy bien, ella lo descubrirá de inmediato.
— Muy bien... hasta tu lista y mañana cuando estemos en tu departamento acomodando los muebles me dices en que debo cambiar.
— Muy bien... lo mismo digo.
Luego de eso ambos nos mantuvimos en silencio hasta llegar a la mansión. Cuando Dylan estacionó su auto en la entrada vimos que su padre y su tío acababan de llegar, mire con una sonrisa a Dylan y dije
— Ábreme la puerta del auto.–Veo como me mira y agregó. — Debes de dejar ese porte de macho alfa y ser más atento y detallistas.
Dylan sonríe y meneando su cabeza baja del auto y al dar la vuelta, abre la puerta para que baje, extiende su mano y mientras me mira a los ojos dice.
— ¿Sabes por qué los hombres hacemos esto?— me enderezó y parándome a su lado empezamos a caminar hacia la entrada— Porque queremos que las mujeres crean que los caballeros aún existen.
— Lo sé, aun así es una demostración de interés y protección. Ante los ojos de tu padre este acto le demuestra que tu interés por mí es genuino.
Sonrió al llegar junto al señor Felipe y saludando también al señor Miguel, veo como Dylan sonríe al ver que su padre nos veía con aprobación.
Pronto los cuatro nos dirigimos hacia adentro y al ser recibidos por el mayordomo todos pasamos a la gran sala.