Por Amor O Por Dinero

Oliver estaba sentado en su pequeña sala, con el televisor encendido y el ordenador sobre sus piernas. Desde que había llegado a casa, no había hecho otra cosa más que enviar su currículum a diferentes empresas, con la esperanza de recibir una respuesta positiva. Su situación no le permitía descansar; ahora mismo estaba elaborando un plan de gastos, intentando cuadrar cada centavo.

El panorama era desalentador. No tenían casa propia, apenas podían pagar el alquiler de un departamento diminuto de dos habitaciones y un único baño. Su madre necesitaba medicamentos costosos, y cuando aún tenía empleo, el seguro de la empresa ayudaba a cubrir una parte de los gastos. Ahora, sin trabajo, debía encontrar la forma de solventar todo por su cuenta. No pensaba, bajo ninguna circunstancia, dejar a su madre sin sus medicinas.

Cerró la computadora tras revisar sus cuentas. No tenía dinero suficiente ni para dos semanas. Apenas contaba con lo justo para sobrevivir una más. Quizá, con su liquidación y el último sueldo, podría alargar un poco más su estabilidad económica, pero si ninguna empresa le ofrecía un puesto pronto, la propuesta de Alexander comenzaba a parecerle cada vez más tentadora.

Suspiró y desvió la mirada al televisor, que transmitía las noticias de la farándula. Estaba a punto de cambiar de canal cuando la imagen en pantalla lo dejó paralizado.

Su corazón dio un vuelco.

El rostro de Xavier Belmont apareció a cuadro, acompañado de la imagen de una mujer golpeada. Oliver frunció el ceño con incredulidad. Buscó el control remoto y subió el volumen.

—Como pueden ver en la imagen, la modelo Victoria Jazyper fue brutalmente agredida por el afamado CEO de Imperium Media Group, Xavier Belmont, al no aceptar que ella quería dejarlo —anunció la presentadora con una voz cargada de dramatismo.

Oliver sintió que la sangre le hervía. No podía creer lo que estaba escuchando.

¿Xavier Belmont, un golpeador?

Eso debía ser una pésima broma.

Conocía a Xavier desde hacía años. Él era la persona más noble que había conocido en su vida. Cuando Oliver era un simple nerd de bachillerato, acosado y ridiculizado por sus compañeros, Xavier había sido el único en defenderlo. Nunca lo humilló, nunca se burló de él. Incluso le había dado su chaqueta del equipo universitario de baloncesto cuando lo vio empapado de soda en medio de una broma cruel. Esa chaqueta aún la conservaba, como un recuerdo de alguien que alguna vez fue su héroe.

Xavier siempre sonreía con amabilidad, ayudaba a los demás y se esforzaba por dar lo mejor de sí. No podía ser posible que un hombre así fuera capaz de golpear a una mujer.

—¡Qué perra mentirosa! —murmuró entre dientes, sintiendo un odio inesperado hacia la modelo.

Su corazón latía con fuerza. Había estado enamorado de Xavier desde que tenía diecisiete años y él veintiuno. Aunque nunca le confesó sus sentimientos, lo admiraba en silencio, observándolo desde lejos en el campus, donde la universidad y el bachillerato compartían espacio. Lo vio crecer, triunfar, marcharse al extranjero para perfeccionarse y luego regresar como un hombre de negocios exitoso.

Lo había seguido a través de sus redes sociales, aunque todas estaban vinculadas a sus empresas y no a su vida personal. Sabía que Xavier tenía relaciones ocasionales, pero jamás había estado en un romance serio. Tampoco lo creía capaz de lastimar a nadie.

Era evidente que, al ser un hombre poderoso, siempre habría personas dispuestas a aprovecharse de él. Y Victoria Jazyper parecía ser una de esas personas. Un escándalo de esta magnitud le garantizaría fama, atención y, posiblemente, dinero.

Oliver apretó los puños. No tenía pruebas de que Xavier fuera inocente, pero su instinto le gritaba que lo era. Y si había algo que podía hacer para ayudarlo, lo haría.

—Pero ni siquiera somos amigos… —murmuró Oliver, apartando la mirada del televisor.

Sabía que él y Xavier pertenecían a mundos completamente diferentes. No eran cercanos, ni siquiera conocidos. Xavier probablemente nunca lo había notado realmente. Sin embargo, aunque eran completos extraños, Oliver quería ayudarlo.

Tomó su computadora nuevamente y entró en varios sitios de chismes y noticias. Buscó la publicación sobre el escándalo y comenzó a escribir mensajes de apoyo hacia Xavier, convencido de que todo era una mentira. Como era de esperarse, los comentarios en su contra no tardaron en llegar. Lo insultaban por defender a un "golpeador", lo llamaban ingenuo, idiota, y otras cosas que prefirió no leer.

Cuando levantó la vista, ya pasaban de las once de la noche. No tenía sueño, pero sabía que debía despertarse temprano para seguir buscando empleo. Con un suspiro, cerró la computadora y se dirigió a la cama.

Justo cuando estaba a punto de acostarse, una notificación en su teléfono llamó su atención.

"Hemos encontrado una vacante para usted".

Era la aplicación de búsqueda de empleo que había estado usando. Entró rápidamente, su corazón latiendo con expectación. Al ver el nombre de la empresa y el puesto disponible, su estómago se revolvió.

"Imperium Media Group solicita asistente personal para el CEO“.

—¿Qué…? —susurró, incrédulo.

Leyó la descripción con más atención.

- Sueldo competitivo.

- Seguro médico superior.

- Prestaciones atractivas.

- Disponibilidad de horario requerida.

Y ahí fue cuando todas sus esperanzas se fueron al caño.

Oliver apretó los labios. Sabía que no podía aspirar a un puesto como ese. No por falta de capacidades, sino porque su realidad no se lo permitía. El motivo por el cual lo habían despedido tres veces antes era siempre el mismo: tenía que faltar al trabajo cada vez que su madre necesitaba ir al hospital para su tratamiento.

—Mierda… —murmuró, dejándose caer sobre la cama.

Pero entonces, un pensamiento fugaz cruzó su mente.

«Pero si gano más…»

Se reincorporó de golpe. Si el salario era lo suficientemente alto, quizás podría pagar un servicio de enfermería para su madre en los días que no pudiera acompañarla.

Mordiéndose el labio con nerviosismo, abrió la aplicación y envió su solicitud. Tal vez no lo llamarían, tal vez lo rechazarían de inmediato… pero al menos debía intentarlo.

Trabajar directamente para el hombre que amaba en secreto era un sueño que jamás imaginó siquiera tener cerca de su alcance.

Suspiró, tratando de calmarse, y volvió a recostarse. Pero justo cuando estaba por cerrar los ojos, una nueva notificación lo hizo saltar.

"Nuevo correo recibido: Imperium Media Group“.

Se incorporó de inmediato, con el corazón a punto de salirse del pecho.

"Buena noche. Somos de Imperium Media Group. Hemos revisado su currículum vitae y nos gustaría entrevistarlo en persona. Favor de presentarse mañana a las ocho de la mañana en nuestras oficinas centrales”.

Oliver soltó un grito ahogado y, sin poder contenerse, se levantó de la cama y comenzó a dar saltos de emoción.

—¡Me llamaron! ¡Me llamaron! —exclamó, sin importarle que su madre estuviera dormida en la habitación contigua.

Respiró hondo y se apresuró a responder el correo, confirmando su asistencia.

Si todo salía bien… no solo tendría un nuevo trabajo, sino que trabajaría para el hombre de sus sueños.