Aitana, es una hermosa joven que acaba de cumplir su mayoría de edad, vive al norte del reino Greyson, en la manda de luna azul, creció rodeada de amor por su familia y manada, desde niña ha estado enamorada del futuro Alfa de su manada, pero el destino tiene otros planes para ella.
Byron Drave Greyson, el actual rey Alfa del reino Greyson, tiene veintisiete años de edad, a los quince años subió al trono después de la trágica muerte de su padre y madre, después de subir al trono tuvo que hacerse reconocer y mostrarles a las manadas del reino que era digno de ser su rey, a pesar de su corta edad, aunque muchos Alfas estuvieron en contra y aliaron a reinos enemigos otras manadas lo aceptaron y lo ayudaron a que el reino creciera y se volviera lo que era ahora, uno de los más poderosos, pero al estar enfocado en proteger a su reino se olvidó de algo muy importante, encontrar a su mate, aquella quien sería conocida como Reina Luna.
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Pareja
Aitana subió a su recamará, se sentía algo incomoda, su cuerpo estaba teniendo extrañas reacciones, pensó que tal vez se estaba enfermando por todo lo que había pasado, sentía su cuerpo pesado y caliente, se recostó en la cama, comenzó a dar vueltas por toda la cama, el calor era insoportable e incluso sentía que la ropa era incomoda, se la quitó quedando solo en ropa interior, bajo la temperatura del aire acondicionado al máximo, siguió sintiéndose así hasta que se quedó totalmente dormida.
-Aitana, despierta- Escuchó que la llamaban, abrió sus ojos y se encontró con su amiga- Carajo, hace demasiado frío- Dijo Sam, apagando el aire acondicionado- ¿Te sientes bien? - Pregunto, Aitana asintió mientras se sentaba en la cama, el calor en su cuerpo había disminuido hasta ser tolerable.
- ¿Qué hora es? - Pregunto mirando hacia la ventana\, ya había oscurecido.
-Es hora de arreglarnos, la fiesta comenzará pronto…Por cierto me entere que está fiesta no es solo para celebrar el cumpleaños de rey, sino también para que él elija una pareja, ya se predestinada o por elección, ha pasado muchos años desde que ocupo el trono y desde entonces no hay reina luna, eso ya está preocupando pues dicen que el rey está perdiendo el control de su lobo y se está volviendo salvaje. - Dijo Sam mientras sacaba los vestidos que usarían esa noche.
- ¿Salvaje? - Susurro Aitana\, había escuchado de ello\, aquellos que no encontraban a sus parejas en cierto tiempo se convertirían en salvajes o incluso podían morir – Pero según se él no tiene más de treinta años\, es decir aún tiene tiempo para encontrar a su pareja- Dijo la chica mientras se levantaba y tomaba su vestido.
- Recuerda que el rey es de ascendencia licántropo\, es diferente a nosotros los lobos\, que tenemos una vida normal\, a diferencia de ellos que pueden vivir cientos de años sin siquiera envejecer\, por lo que encontrar a su pareja predestinada es esencial para ellos una vez que cumplen la mayoría de edad\, si eso no sucede\, ellos deben elegir una y hacer un pacto de sangre para que su lado salvaje sea controlado- Explico Sam\, mientras comenzaba a quitarse la ropa.
-Oh es así…pobre del rey entonces- Dijo Aitana mientras tomaba una toalla- Me daré un baño, aún tengo mucho calor- Se metió al baño dejando a Sam algo sorprendida pues ella incluso sentía frio y no solo por el hecho de que hace unos minutos el aire acondicionado estaba con la temperatura muy baja, sino que también la noche era muy fría.
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- ¿Te sientes bien? - Pregunto un hombre de cabellos castaños y ojos avellana\, vestía un traje negro elegante.
-No sé, mi lobo ha estado muy molesto todo el día, más de lo normal- Dijo un hombre alto y cuerpo muy bien definido, sus ojos eran azules y su cabello desordenado era negro, estaba poniéndose una camisa blanca que quedaba ajustada marcando sus brazos bien definidos.
- Debes mantener la calma\, habrá muchos invitados y esperemos que encuentres a tu pareja predestinada o elijas a una\, todo está listo incluso para el pacto de sangre- Explico el castaño.
-Bien, espero que no tengamos que llegar eso- Susurro mientras terminaba de abotonarse la camisa, se acercó al espejo y se miró, hacía muchos años que buscaba a su pareja predestinada, aún tenía la esperanza de encontrarla y no recurrir al pacto de sangre con una pareja de elección, aunque tampoco quería que su lobo se apoderara de él y destruyera todo lo que sus antecedentes habían creado, un reino poderoso con grandes manadas que lo respaldaban. – Por favor, diosa luna…- Susurro, su fiel amigo y beta suspiro al escuchar aquella suplica de su rey.
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La fiesta dio inicio, las familias de diferentes manadas disfrutaban aquel gran banquete que ofrecía el rey, todos bailaban y platicaban, incluso algunos habían encontrado a sus parejas predestinadas en aquel lugar, Aitana observaba todo, aquel vestido rosa oro en corte sirena acentuaba muy bien sus curvas, de escote recto y sin mangas su cabello suelto y bien definidos sus ondulados, las miradas estaban en ellas no solo por su belleza, pues aquellos que no tenían pareja sentían un olor que ella desprendía y que podía convertirse en una droga adictiva para ellos.
-Mierda- Dijo Damián cubriendo su nariz, miro a los lados en búsqueda de la persona que desprendía aquel aroma, él estaba siendo afectado pues no había marcado a su pareja y ella tampoco a él.
- ¿Qué sucede? - Pregunto Melissa preocupada\, miro a los lados y notó que incluso su hermano estaba en el mismo estado que Damián\, aunque el parecía disfrutarlo.
La música se detuvo, todo quedo en silencio, aquellos que eran afectados por aquel aroma trataban de mantenerse controlados, el rey hizo presencia acompañado de su fiel Beta, todos le hicieron una reverencia, estaba en presencia del rey licántropo más poderoso que habían conocido.
Aitana observo a aquel hombre de ojos azules, su respiración comenzó a acelerarse, el calor en su cuerpo se hizo más intenso, sentía que se quemaba, incluso su lengua estaba demasiado caliente, comenzó abanicarse con sus manos, pero fue inútil, su mirada comenzó a nublarse, coloco ambas manos en su cuello sentía que la respiración le faltaba, su garganta quemaba, no entendía que es lo que sucedía con ella, todo su cuerpo hervía, sobretodo su zona íntima.
- ¿Qué es ese olor? - Susurro Alfa Elías\, incluso él teniendo pareja\, comenzaba a sentirse atraído por aquel aroma.
- ¿Aitana? – Hablo Marcus mirando a su hija\, de ella provenía aquel dulce aroma- Alfa – Dijo mirando a Elías quien cubría su nariz.
- Tenemos que sacarla de aquí\, está entrando en celo – Dijo el Alfa miro a los lados todos estaban siendo afectados por el aroma que soltaba Aitana\, incluso él estaba siendo afectado\, pero el apreció que tenía a Aitana no le permitiría dañarla y tampoco dejaría que nadie la dañara- Dafne\, aleja a Damián – Dijo el Alfa al ver a su hijo quien parecía que estaba perdiendo el control y su lobo lo tomaba.
Aitana comenzó alejarse, aunque se tambaleaba de un lado a otro, sentía que sus piernas dejaban de responder, pidió ayuda a su loba, pero al parecer estaba igual que ella o incluso peor, miro a los lados su vista apenas lograba ver como todos comenzaban a acercarse a ella de manera lujuriosa, tuvo miedo, cayó al suelo sentada y comenzó a arrastrarse hacia atrás, hasta topar contra uno de los pilares del gran salón, se abrazó a sí misma y miro asustada, busco con la mirada a su padre, quien trataba de pasar sobre aquellos hombres para llegar a ella, incluso pudo ver a Alfa Elías golpear unos hombres, y a su hermano alejando a otros, busco a Damián el parecía estar afectado de la misma manera que aquellos hombres, luna Dafne y Melissa trataban de mantenerlo bajo control.
-Qué carajo…-Susurro Aitana, aquel calor era insoportable, los deseos de ser tocada por un hombre comenzaban a invadir su mente, el calor en su intimidad era tan intenso que no podía evitar rosar sus piernas para tratar de calmarse, miro que un pelirrojo ya estaba a escasos centímetros de ella, el miedo la invadió a pesar de sus deseos sexuales, aquel hombre le causo asco, no quería que él la tocara.
-Que delicia eres…- Escuchó decir a aquel hombre quien se relamió los labios.
Aitana cerró sus ojos con fuerza y se aferró a ella misma, escucho a su padre, a su hermano, a Alfa Elías e incluso a Damián gritar su nombre, pero sus voces se escuchaban tan lejanas de ella.
-No quiero…-Susurro ella, sus lágrimas comenzaron a mojar sus mejillas, de pronto todo se quedó en silencio.
Todos los presentes sintieron una fuerte presión sobre ellos, sus cuerpos se debilitaron, miraron hacia la persona que ejercía esa presión en ellos, comenzaron a abrir camino por donde el pasaba y bajaban sus miradas atemorizados, el hombre de cabellos negros y ojos azules llegó hasta donde estaba aquella mujer que no dejaba de soltar aquel dulce aroma, miro al pelirrojo que estaba a punto de tocarla, quería castigarlo, acabar con su vida, pero no valía la pena en esos momentos gastar su tiempo en él, ejerció más su poder de autoridad en él, el pelirrojo no pudo hacer más que apartarse y liberar el camino hacia aquella castaña, se arrodillo frente a ella y acaricio su rostro, limpio aquellas lágrimas que habían mojado sus mejillas, sintió como ella temblaba, abrió sus ojos lentamente y esos grises oscuros ojos se cruzaron con aquellos azules profundos como el mar.
-Pareja- Escuchó decir a su loba.
-Te encontré- Dijo el rey con una sonrisa, admirando la belleza de su pareja.
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