Romina una mujer que se enfrenta a un cambio en su vida después de un accidente que la deja postrada en una sillas de ruedas busca venganza del culpable que le arrebató todo llegando a los límites para recuperar lo que un día le perteneció sin medir consecuencias.
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Tienes sólo un día.
Lautaro se encontraba en completo shock. No podía hacer nada contra Romina y su maldad.
- Es verdad que los abogados no tienen corazón. Como puede ayudar a una mujer que está a punto de despedir a tantos empleados.
Empleados que le han dedicado los mejores años de sus vidas a esta empresa. Son personas que tienen familia por el amor de Dios.
- Mi clienta sospechaba que se pondría de esta forma así que me autorizó a recordarle la propuesta que le hizo el día de ayer.
- Ja Ja propuesta. Eso no era una propuesta. Eso era un suicido.
Unos de los hombres le pide más información curiosa por la charla de ambos.
- ¿De qué propuesta habla el abogado Lautaro?
- De ninguna que valga la pena.
Saúl observa todo en silencio dejando el acuerdo sobre la mesa.
- Aquí está lo que la señora Myler espera obtener de su unión si así lo decide. Puede pasar por su casa en cuando este seguro.
Antes de marcharse le deja una última advertencia.
- Ah y le recurso que entre más tiempo pase más personas serán despedidas. Una vez que no quede nadie el edificio será demolido.
Los hombres presente no podían creer lo que estaban escuchando. La empresa quedaría en ruinas en menos de una semana.
- Hay algo que no entiendo abogado. La señora Myler perdera millones al destruir esta compañía. ¿Entonces qué estaría ganando ella?
- Mi clienta no necesita de esta pequeña compañía para sobrevivir señor. Si es su voluntad destruirla está en todo su derecho de hacerlo lo único que le puedo decir es que el destino de este edificio siga en pie o no está en manos del Señor Andreani.
Que tengan un buen día, caballeros.
- ¿Ahora que piensas hacer señor? ¿Qué me está pidiendo esa mujer a cambio?
- Que me casé con ella.
- De verdad es solo eso.. Entonces porque no acepta.
- No la conoces. Ella me odia con todo su podrido corazón. Algo está tramando.
- ¿Entonces dejará que todo el esfuerzo de tantos años se vaya al diablo así de fácil?
- Porque no lee el acuerdo primero y luego decide señor.
Lautaro saca los papeles y los lee atentamente. Específica que él quedara al mando de su compañía aunque segura siendo propiedad de Romina.
Pero tendrá todo el mando por ser su esposo legal al igual que otros beneficios. No hay cláusulas que lo afecten como él lo esperaba al contrario todo indica que él sería el único ganador.
¿Entonces por qué Romina insiste tanto en este matrimonio? Maldita sea esa mujer y su endemoniado ser. Qué es lo que realmente está planeando hacer conmigo.
- Señor si me lo permite usted podría escribir sus condiciones.
- ¿Qué clase de condiciones?
- No lo sé un tiempo límite para el matrimonio o si alguna parte comete infidelidad la otra parte se quede con su patrimonio original.
Tal vez si nace un hijo bastardo pueda exigir una compensación. Puede escribir muchas cláusulas que lo favorezcan aún más.
- No es tan mala idea podría escribir que si Romina queda embarazada de otro hombre ella me tendrá que devolver mi empresa en su totalidad.
- Discúlpeme que me entrometa señor, pero el más comprometido si escribe eso sería usted. Ya que hay rumores de que mantiene a una jovencita muy bella siempre a su lado.
- Esos son solo rumores maliciosos Lucía es solo una protegida. Nosotros no tenemos nada que ver el uno con el otro excepto mi benevolencia con ella.
- Yo le sugiero que lo piense bien porque esto sería un arma de doble filo.
- Necesitó pensar bien qué haré. Todos pueden retirarse por favor.
Luego de pensarlo mucho y detenidamente Lautaro redacta otro acuerdo prenupcial y decide ir a enfrentar a Romina cara a cara.
No puede dejar a la deriva a tantos empleados de lealtad. Así que cueste lo que cueste tiene que llegar a un acuerdo que los beneficie a ambos.
Dos horas después se encuentra nuevamente en aquella lúgubre mansión en donde los empleados le abren la puerta invitándolo a pasar a despacho.
- No esperaba verte tan pronto.
- He venido a hablar de esto. Pero antes quiero que me expliques porque lo has hecho.
Romina acabas de despedir a mas de 80 empleados sin consideración alguna. ¿Acaso tienes corazón siquiera?
_ No lo tengo. Lo perdí el día del accidente al igual que a mis padres y la sensibilidad de mis piernas.
- Yo no tuve nada que ver. Cuantas veces más necesitas que te lo explique.
- En algo te estás equivocando Lautaro. Yo nunca te pedí explicaciones porque sé toda la verdad, sé como tus padres traicionaron a los míos y le robaron todo lo que tenía.
También sé que para ocultar sus delitos nos quisieron matar a todos ese día, pero mírame todavía estoy aquí viva y recuperaré lo que es mío.
- Entonces qué sentido tiene este matrimonio. Si lo que querías es la empresa déjame decirte que ya la tienes en tus manos.
- Te quiero a ti Lautaro. Te quiero a ti arrodillado frente a mí suplicando misericordia, arrastrándote como yo me arrastre durante 15 años. Quiero verte sufrir cada día junto a mi.
- Maldita sea Romina.
- Tienes solo un día o acepta ser mi esposo o ve con tus propios ojos las ruinas de tu amada empresa.