El silencio puede ser ensordecedor, como dijo algún poeta cuyo nombre ya olvidé. La oscuridad puede ser más cruel que la luz. Y algunas prisiones no necesitan barrotes para ser imposibles de escapar.
Si decidiste abrir este libro, debes saber que estás a punto de cruzar una frontera peligrosa. Aquí, no hay garantía de finales felices, ni promesas de redención. Esta no es una historia de amor común. Es una historia de posesión, dolor y supervivencia.
Las páginas que siguen contienen temas intensos y perturbadores. Aquí nada está suavizado. Aquí nada es fácil de digerir…
Aquí, las cadenas no siempre son visibles…
Aquí, el deseo y el miedo caminan de la mano…
Aquí, nadie sale ileso.
Este libro no trata de cuentos de hadas. No hay héroes ni villanos evidentes. Solo hay supervivencia. Y la línea entre víctima y prisionero, entre pasión y miedo, entre amor y obsesión… es más delgada de lo que parece.
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Capítulo 12
Después de haber golpeado a Vini, Stefan salió y pasó los dos días en la casa de entretenimiento de la familia Höllenfeuer: Der Kaiser's Club (El Club del Emperador).
El Der Kaiser's Club era más que un simple club de lujo en Florida, era un imperio disfrazado de placer, lujuria y ostentación. Bajo la fachada de un local elegante, con su brillo dorado y opulencia, se escondía el centro de las operaciones ilícitas de la poderosa familia mafiosa alemana Höllenfeuer. El club, con sus cortinas pesadas e iluminación suave, parecía ser el lugar perfecto para un espectáculo extravagante o una cena sofisticada. Pero aquellos que estaban al tanto de la verdadera naturaleza del lugar sabían que cada noche, en sus salones lujosos, el comercio ilegal palpitaba en su núcleo.
En los corredores escondidos detrás de las puertas ornamentadas, transacciones de armas y drogas se hacían con la precisión de un reloj suizo. El tráfico humano era una práctica constante, y las víctimas eran traídas de diferentes partes del mundo, muchas veces sin saber lo que les esperaba.
Para los ricos y poderosos que frecuentaban el lugar, el Der Kaiser's Club era sinónimo de placer sin restricciones. La prostitución era su moneda corriente: hombres, mujeres, niños, cis y trans estaban todos a disposición, siendo parte de una operación meticulosamente controlada por la familia.
Las presentaciones en el escenario eran famosas, con bailarinas y artistas ofreciendo espectáculos de quitar el aliento, pero pronto quedaba claro que las performances eran solo una distracción para lo que sucedía entre bastidores. Allí, en el submundo de la seducción y el crimen, los acuerdos más sombríos se hacían a la sombra de la música y el lujo.
Y para los más afortunados y apreciadores de prácticas más osadas, el club era el lugar adecuado.
Stefan salió del baño y bajó a comer algo. Después de una rápida comida, vio que había sopa enfriándose para Vini, entonces resolvió llevarle al chico. Cuando llegó a la habitación, Vini estaba despierto. Al percibir la aproximación de Stefan, Vini se movió en la cama, como si intentara esconderse o protegerse. Aquel gesto no pasó desapercibido por Stefan que continuó caminando en dirección al chico, solo parando cuando se sentó al lado de Vini en la cama, la bandeja con el plato en sus manos.
— Necesitas comer. — Aunque hubiera hecho todo el trayecto ensayando mentalmente lo que diría, en aquel momento solo consiguió decir aquello. Él no quería demostrar ningún tipo de vulnerabilidad cerca del chico.
Sin embargo, Vini comenzó a temblar y llorar. Stefan colocó la bandeja a un lado.
— Vini, yo… yo no te voy a lastimar. Mira para mí…
Vini tenía mucho miedo de Stefan. Era un miedo que no había sentido desde que despertó en aquel lugar muchos meses atrás. Ese miedo era sofocante y mucho más doloroso.
— Deja de llorar, quiero hacer un acuerdo contigo, ¿está bien?
Aquella frase pareció calmar un poco a Vini.
— Mi madre dijo que va a llevar un buen tiempo para que te recuperes… entonces, el acuerdo que te propongo es el siguiente: mientras te estés recuperando no voy a tocarte, pero necesitas hacer tu parte y hacer de todo para recuperarte. Pero, si yo percibo que no te estás esforzando para mejorar, yo no voy a ser bueno contigo. ¿Entendido?
Vini asintió suavemente. Si él ganaría un tiempo lejos de Stefan, era óptimo.
Stefan tomó la bandeja nuevamente y sirvió una cucharada de sopa y estaba llevándola hasta la boca del chico que instintivamente giró el rostro.
— Vini…
Vini comenzó a gemir, en ese momento Marise entró en la habitación y se acercó.
— Déjamelo a mí, hijo.
Stefan se levantó y quedó parado cerca de la puerta, mientras veía a Vini comer con dificultad. Llegó un determinado momento en que él no conseguía más comer, pues comenzó a sangrar uno de los cortes en su boca. Stefan intentó acercarse, pero su madre intervino.
— Calma, está todo bien. — Dijo ella tanto para Vini como para Stefan, mientras tomaba algunos materiales para limpiar la herida.
— Esto va a suceder hasta cicatrizar algunos puntos. Vamos a aprovechar y cambiar ese vendaje.
Ella comenzó a trabajar de forma mecánica, no era una preocupación genuina, para ayudar a amenizar el dolor de alguien sufriendo, era solo una madre arreglando el juguete roto del hijo. No parecía que ella estuviera haciendo curaciones en un ser humano, era solo la reparación de un objeto.
Ni siempre hubo esa frialdad en ella. Antes ella era gentil, caritativa y veía con horror cualquier forma de violencia, sin embargo, al entrar para la familia Höllenfeuer muchas cosas cambiaron y aquello se tornó una trivialidad.
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