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El Reino De Los Engaños

El Reino De Los Engaños

Status: En proceso
Genre:Amor en la guerra / Secretos de la alta sociedad / Pretendiendo ser otra persona / Romance
Popularitas:712
Nilai: 5
nombre de autor: Gianna Viteri (gilover28)

El Rey Arturo y su hermana de sangre, Neferet, compartieron un amor prohibido que dio origen a dos gemelas. Para ocultar su romance ilícito y evitar el castigo de sus padres, idearon un plan desesperado: Neferet se llevó a una de las niñas, mientras Arturo confió la otra a una madre adoptiva, una princesa de un reino lejano. Dieciocho años después, las gemelas han crecido en mundos separados, ignorando la existencia de la otra. Pero cuando el destino las cruza, una cadena de secretos, mentiras y traiciones sale a la luz. En El Reino de los Engaños, nada es lo que parece...

NovelToon tiene autorización de Gianna Viteri (gilover28) para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 20

Irina.

Empecé a comerme las uñas gracias al nerviosismo que sentía en ese mismo momento, ya habían pasado varios minutos desde que Rania me dijo que esperara en el mismo lugar que me encontraba. A lo lejos, me pareció ver a una mujer muy elegante llena de joyas preciosas...

—Irina...—La escuché susurrar y salí a la luz.

Me llevé una grata sorpresa al ver que la reina Ingrid fue quien me llamó en medio de la oscuridad. Me atreví a darle un abrazo, y gratamente correspondió a este.

—Necesitamos entrar rápido, antes que alguien se percate de nuestra presencia y arruine nuestros planes —Me dijo tomando mi mano y llevándome a otra parte del castillo, por allí entramos e hizo que pasara a una habitación vacía. Miré a mí alrededor cientos de cuadros, y en uno de ellos aparecía mi madre o era una mujer demasiado parecida.

—Esa mujer se parece a mi amada madre ¿Usted sabe quién es la persona que aparece en la pintura? —Le pregunté insegura.

—Bueno...Es la hermana del rey.

— ¿La hermana del rey se encuentra presente en el baile? Me gustaría verla de cerca, es esa la verdad. Ella despierta mi curiosidad.

—La hermana del rey está muerta, o eso es lo que las personas creen —Soltó una risilla.

— ¿Entonces su muerte no es nada más que una mentira? Esto no tiene ni un poquito de sentido, lamento ser indiscreta...

—No, no, no...No te preocupes, solo eres curiosa y eso está muy bien, Irina.

—Gracias...Supongo.

— ¿Qué quieres saber ahora que ya has llegado hasta aquí? Parece que estoy alucinando al verte dentro del castillo del rey, del hombre que significa tanto en tu vida aunque no lo sepas.

—Deduzco que lo más import6ante es saber que significa el rey Arturo para mí, hablan tanto sobre que él quiere conocerme pronto...Necesito conocer que es el rey para mí.

—Es complicado...—Evidentemente, la reina no supo que decir.

— ¿Es complicado? ¿Nada más dirá eso? Me ha hecho venir desde el pueblo, escapándome de mi madre y pasando por sus propias narices, pedirle a mi madrina que le dijera que ya he llegado como para que solo me responda "es complicado".

—No me compete confesar tal verdad...No es mi asunto, sin tomar en cuenta que me vi involucrada en tremenda mentira.

—Reina Ingrid, dígame que sucede...Quiero conocer el por qué todas las personas que conozco me ocultan las cosas y quieren ocultarme a mí, quiero saber por qué todo se reduce al rey.

—Si yo me atrevo a contártelo, no abrirás la boca nunca...Esto podría costarme la vida y sabrás bien que no estoy dispuesta a morir por ti.

—Nadie está dispuesto a morir por nadie, a pesar que se llenen la boca diciendo que sí.

—Tu razonamiento es excelente, déjame felicitarte por ello.

—Reina Ingrid, no creo que usted tenga todo el tiempo como para participar en una conversación tan larga...Usted debe presentarse ante el reino y demostrar una vez más, exactamente como en muchas ocasiones anteriores, que usted es su adorada y respetada reina.

—No me recuerdes mis obligaciones, que ya me las sé de memoria.

—De ser así, sería mucho mejor que me contara la historia antes que el tiempo se agote.

—Conste que te lo he advertido Irina, no debes decirle a nadie lo que te he dicho.

—Claro, reina.

—El rey Arturo es tu padre, eso es todo.

El mundo se me vino encima al escuchar sus palabras con detenimiento. No podía ser posible aquello que acababa de confesar... ¿Es que como podría serlo?

—Te has quedado helada, según veo.

—No entiendo como es que le rey Arturo es mi padre, disculpe pero no logro aceptar tal información.

—Cuéntame tus dudas y yo te ayudo a aclararlas si gustas.

—Usted es la esposa del rey ¿Él le fue infiel con mi honrada madre? —Abrí la boca con pasmo.

—Ella se quedó embarazada antes que mi matrimonio con Arturo se consolidara —Regocijó.

—Por lo que sé los matrimonios se arreglan con demasiada anticipación, más los que son entre los hijos de los reyes. De una u otra manera, el rey le fue infiel con mi querida madre ¿Cómo la conoció? ¿Cómo es que se enamoró de ella? ¿Usted estuvo de acuerdo con ello? —Me indigné.

—Tus padres se aman con su vida entera, incluso hasta ahora por parte del rey al menos. Yo jamás he amado al rey, sólo me convertí en su esposa gracias a un buen trato.

—Hay algo que no entiendo...Mi madre se parece a la persona de la pintura que está por allí ¡Eso es muy imposible!

—Es la misma persona, por eso no es imposible Irina —Arrugó la nariz— Neferet es la hermana del rey Arturo y a la vez es tu madre.

Me quedé en blanco sin saber que debía responderle. No me cabía en la cabeza que mi madre hubiese tenido una hija del rey, su hermano de sangre ¿Cómo se le llamaría a tal pecado?

—Cometieron un pecado, uno que pudo costarles la vida entera. No sé como es que siguen con vida hasta el día de hoy y como es que yo llegué a ser parte de este frío mundo.

—Las estrategias y los planes los ayudaron a librarse de su destino fatal. Tu madre te llevó consigo fingiendo su propia muerte, así que por eso no debes dejar que te vea nadie nunca.

—Es extraño que haya nacido amor entre dos hermanos de sangre, es decir un enamoramiento grave. Eso no es normal, para nada ...Es un pecado.

—Por ser un pecado mismo es que tu madre tuvo que huir para que le cortaran la cabeza ¡Nadie se los perdonaría, mucho menos sus propios padres! Que en paz descansen —Suspiró.

—Disculpe reina Ingrid —Toqué su hombro, cortando la distancia entre nosotras— Anteriormente, pude escuchar a mi madre mencionar a Sade, no tengo idea de quién es ella. Tal vez usted lo sepa porque parece que esa muchacha es muy importante para mi mamá y mi madrina.

—Sade, la princesa de Mónaco. La chica a la que he criado como mi propia hija a pesar que no lo fuera.

— ¿La han adoptado entonces? Es solo que eso no explicaría el por qué mi madre le guarda tanto cariño.

—Sade es su hija también, Neferet tuvo gemelas. El rey Arturo crió a Sade, tu madre hizo lo mismo contigo. Era algo sumamente justo, así que lo ayudé a criar a Sade.

— ¿Y por qué ocultan toda la verdad? ¿No les parece que es algo injusto para nosotras que no sabemos algo sobre nuestro pasado o es que mi hermana si le sabe?

—Antes no tenía idea de nada, no obstante Sade se ha salido de control en el último mes. Hace cosas que no debe y se escapó al pueblo a hablar con tu madre semanas atrás.

— ¿Se escapó a hablar con mi madre? Juro que no la vi —Me molesté— Ay, no entiendo cómo sucedió.

—Yo me he enterado porque Arturo la ha seguido y le otorgó un castigo, se lo merecía. Tú hace tiempo dijiste que viste a una mujer idéntica a ti, ella es Sade.

Caminó hacia atrás y tomó una esquina de un pedazo de tela que cubría algo. Hizo que la tela cayera y ante mis ojos, apareció una pintura en la que aparecía: un hombre mayor con una corona de oro, la reina Ingrid, mi hermana Sade y un muchacho un poco más joven.

— ¿Ella es Sade? —Me acerqué tocando el retrato.

—Exacto, ella es mi hija llamada Sade —Palmeó mi hombro— Ella no sabe todo lo que tú sí, evita verla en algún lado y acercarse ¿Ententido?

—Entiendo, prometí no decirlo a nadie. Usted ya ha hecho mucho siendo honesta conmigo, lo menos que puedo hacer es cerrar la boca a cambio de su ayuda...

—Cumple con tu palabra para demostrarme tu agradecimiento.

—Claro que sí, reina Ingrid —Le sonreí— Y...¿En serio usted aceptó casarse con un hombre que estaba enamorado de otra mujer?

—Era eso o casarme con un príncipe que no era de mi agrado en lo más mínimo, tomemos en cuenta que este reino es precioso y el rey muy generoso.

—Oh... Es una lástima que ya tenga que irme, lo último que quiero es que mi madre o alguien más me encuentre por aquí. Ese sería mi fin.

—Comprendo totalmente Irina, de igual manera también necesito volver a mis actividades obligatorias como la esposa del rey Arturo y la reina de aquí.

—El Reino de los Engaños es el nombre perfecto para este reino, no lo dudo.

—Aquí nada es lo que parece, siempre necesitas recordar esto. Te ayudará a mantenerte bien, confía en mi palabra.

—Sí...Debo irme si no quiero que la noche termine de mala manera.

—Ya ves que sí, puedes hacerlo —Me dio una palmadita en el hombro— Al salir, ten cuidado con que nadie te vea.

Asentí y salí con rapidez. Descubrí mucho, pero no servía de nada si no podía contárselo a nadie. Ahora, el deseo de conocer al rey y a Sade estaba latente.

Sade

Me percaté que mi vestido estuviera perfecto antes de acercarme a uno de los sirvientes, que sería la persona encargada de anunciar a todos los que asistieran al baile. Había hablado con James acerca de la decisión que tomé respecto a mi entrada al baile, él afortunadamente estuvo de acuerdo y no tuve ningún inconveniente.

—Señor Carlos...Necesito que usted me haga un enorme favor, juro que se lo pagaré como merece —Le rogué en voz baja.

—Claro, dígame en que le puedo ayudar princesa —Me sonrió, dándome confianza a seguir con mi plan.

—Necesito que al hacer mi entrada, menciones que mi acompañante es el príncipe Eros, no el príncipe James.

—Cómo usted diga princesa, ya sabe que sus deseos son órdenes para mí.

Asentí con una sonrisa, me di media vuelta y encontré a Eros listo.

—Eros, nuestra entrada será pronto. Más vale que te vayas preparando para poder hacerlo de la forma más adecuada —Le comuniqué con miedo, realmente sabía que todo terminaría siendo un completo desastre pero era lo que menos me importaba ahora mismo.

—Por supuesto que sí, Sade.

Rey Arturo

Acomodé mi corona antes de tomar la mano de mi esposa y prepararnos para hacer nuestra entrada triunfal al festejo, ella había llegado casi tarde con la excusa de que se perdió viendo las hermosas flores que adornaban nuestro jardín.

— ¡Recibamos al rey Arturo y a la reina Ingrid de Mónaco! —Nos anunciaron y entramos con una amable sonrisa, más Ingrid.

Vi a muchas personas presentes y a lo lejos vi a Neferet, a pesar de haber cambiado su apariencia en los últimos años podría reconocerla con solo ver sus preciosos ojos.

Minutos después, esperábamos a que presentaran a mi hija Sade y a su futuro esposo. James apareció frente a mis ojos y me exalté pues no tenía por qué estar aquí sin mi hija.

— ¿Alguien me explica el por qué James no está con Sade ahora mismo? —Susurré en voz baja a todos los reyes que se encontraban cerca.

—No tengo idea...Tal vez debas preguntarle tú mismo —Pensé en hacerlo, sin embargo me vi interrumpido por un anunció:

—¡Recibamos a la princesa Sade de Mónaco y al príncipe Eros de Land of Love! —Mi hija mayor apareció con una sonrisa triunfante tomada del brazo de su acompañante. Mi sangre hirvió de ira al ver que desobedecía una de mis órdenes.

— ¿Qué hace Sade con el príncipe Eros? —Me acerqué a James ignorando todas las miradas que posaban sobre mí.

—Bueno, está siendo feliz con el hombre que ama. Yo no le veo problema.

— ¡Tú eres su prometido! ¿Cómo dejas que te haga esto frente a todos tus súbditos!

—No intervengo en asuntos que no me corresponden —Sonrió— Ella lo ama a él, no a mí y es evidente que no se puede ocultar.

Mataría a mi hija con mis propias manos porque nadie debe atreverse a desobedecer las órdenes del rey.

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