Y Llegaste Tú

Samantha - Porque le dije que sí.

- Con el trabajo que tengo mañana. - Suspiro - Pero bueno Sami, ya confirmaste, así que a divertirte un rato. Eres una chica multitareas.

Además, le gustaban Adrián y Valeria. De hecho, fue ella quien los presento tres años antes, cuando le quedó claro que Adrian resultaba mejor como amigo que como amante.

4Fantasticos había organizado su boda. Y lo había olvidado por completo. Pero en ese tiempo no había tenido la oportunidad de conocer a los CEO de esa empresa.

Le atraía Samuel, pensó con un suspiro mientras aparcaba frente a un moderno edificio de cuatro plantas. Que se constituía en una plaza grande con un inmenso salon que tenia un bar, unas mesas y una gran pista de baile en el centro y los tres pisos de arriba tenían habitaciones para disfrutar del club.

Antes de bajarse del auto comprobó su maquillaje en el espejo retrovisor.

Al llegar a la puerta de entrada del salón pudo disfrutar de los alrededores del club que tenía un gran parque de diversiones para los niños, una gran piscina para adultos y otra para niños y también un pequeño restaurante lonchería donde se podía degustar de una deliciosa comida o lunch.

Pensó en Samuel y concluyo que le gustaba salir con él a cenar, a una fiesta o a un concierto. El problema era que no sentía nada por él. El día que lo conoció, lo encontró listo y divertido, y le encantó su físico y su seguridad. Sin embargo, el beso de la primera cita desplomó todo lo que pudo haber sentido por él.

No había sido culpa suya, admitió Sami, mientras se disponía a entrar en el gran salón del club donde se celebraba el encuentro. Lo que pasaba era que le faltaba «eso». Y siempre llegaba a la misma conclusión, porque siempre se fijaba en los hombres que no eran para ella.

No era fácil decirle a un hombre que no tenías intención de acostarte con él. Entraban en juego los sentimientos y los egos; pero lo había hecho. El problema, tal como lo veía Samantha, era que no podía sacarse de la cabeza a Emmanuel.

Quizá en la fiesta encontraría alguien a quien presentarle.

Abrió la puerta principal del club y en seguida escucho la bulla y los gritos de sus compañeros de la facultad divirtiéndose y disfrutando la velada. Se preguntó si su mejor amiga Carla Martínez habría ido al encuentro.

Dejo de divagar y enseguida se unio al salon principal donde era la fiesta, saludando a sus amigos, envolviéndose en la música, las voces, las luces y no tardó en ponerse de buen humor, porque dando un vistazo rápido a su alrededor pudo distinguir a su amiga Carla que estaba acompañada de su prometido y uno de los CEO de la Agencia de Organización de Eventos 4Fantasticos. Se acerco a saludar.

Samantha: - Eyyy, como estan - Dijo saludando con un beso y abrazo a su amiga Carla y a Marcos.

Marcos - Hola belleza como estas. Tiempo sin verte.

Samantha - Jajaja, si verdad. - Y agarrando del brazo a su amiga Carla, bromeo diciendo.- Cuidado que aqui mi amiga es celosa.

Carla - Jajaja, ay Sami. No puedo contigo.

Marcos sonriendo - Mi gordiita sabe que yo soy solo de ella. - Y abrazo de forma posesiva a Carla por la cintura, luego la beso con ternura.

Samantha sintió envidia de la buena hacia su amiga y sonrio con nostalgia - Que suerte tienes amiga, ojalá yo logre encontrar un hombre igual al tuyo.

Carla - Tranquila amiga, no te desesperes, tu hombre esta alli afuera esperandote con los brazos abiertos, dispuesto a recibirte con todas las ansias que estan dentro de su ser.

Samantha - Ojala amiga, ojala.

Marcos - Lo certifico, y estoy completamente seguro que sera afortunado de tenerte.

Samantha - Gracias. Pero ahora vine a disfrutar un rato del encuentro - Y volvio su animo fiestero al preguntarles por los anfitriones.

Carla - Valeria esta en la cocina y Adrian no se que se hizo.

Samantha - Ok, voy a saludar entonces a Valeria y echare un ojo a ver si logro ver a Adrián.

Despues que Samantha continuo su recorrido en el club entre la gente. Carla se voltio y le dijo a Marcos. - No le dijimos que Emmanuel también estaba aqui.

Marcos - Cierto. A lo mejor no se ven.

Carla - Como no se dan cuenta que se mueren uno por el otro.

Marcos - Solo Espero que el idiota no se de cuenta tarde de la hermosa mujer que tiene frente a él.

Carla sonrio . - Verdad que mi amiga es bella. No te causa malestar el hecho que sea de piel oscura.

Marcos - Porque lo preguntas.

Carla - Porque muchas personas la rechazan por eso.

Marcos - Eso es ser un imbécil. Nadie tiene porqué sentir discriminación por otros solo por su color de piel.

Carla - Ay amor, por eso te amo. - Luego lo beso.

Marcos - Amor. Cada vez que me besas me vuelves loco.

Carla - Y tu a mi.

Samantha Fue repartiendo besos y abrazos sin dejar de avanzar hacia los anfitriones. A cierta distancia reconoció a una prima y la saludó con la mano. Angie, pensó, y le hizo un signo de que iría luego a hablar con ella. Soltera, divertida, espectacular; sí, Angie y Samuel se caerían muy bien.

Se aseguraría de presentarlos.

Encontró a Valeria en la moderna y amplia cocina del club hablando con unos amigos y llenando una bandeja de comida para la fiesta.

- ¡Sami! Pensaba que no podías venir.

Samantha - Solo me quedo un rato. Estás fabulosa.

- Y tú también.- Dijo Valeria saludandola con alegría.

Samantha - ¿Te echo una mano?

Valeria - Ni hablar. Te daré una copa de vino.

Samantha - Media. He venido en auto y, mañana tengo que dar consulta a primera hora. Lo siento de verdad, no puedo quedarme mucho rato.

Valeria - Pues media copa sera. ¿Has venido sola?

Samantha - En realidad, he quedado con Samuel.

- ¡Aaah! - exclamó Valeria arrastrando la sílaba.

Samantha - De hecho, no hay nada.

Valeria - Oh.

Samantha - ¿Qué te parecerían Angie y Samuel?

Valeria - ¿Están juntos? No me había dado cuenta.

Samantha - No, solo preguntaba. Creo que se gustarían.

Valeria - Sé por dónde vas. Y creo que sí se llevarían bien. Harían muy buena pareja. Pero debes reconocer que sí sigues huyendole al amor por lo que te paso. no vas a dejar que toque tu puerta, y después te vas a sentir fatal por ello.

Samantha dejó escapar un suspiro esquivo. -

Lo se. Creeme que lo sé. ¿Dónde está Adrian? No lo he visto entre la gente.

Valeria - Estará en la terraza del club tomando una cerveza con Emmanuel.

Samantha - ¿Que Emmanuel?

Valeria - Uno de los CEO de 4Fantasticos. ¿Viste a Carla? No sabía que estaba comprometida con uno de los CEO de esa Agencia. Hacen bonita pareja ¿Verdad?

Samantha - ¿En serio? ¿Emmanuel está aquí? - Samantha procuró mantener la calma porque sus nervios ya la estaban atacando. y cuidó el tono de voz para que sonara despreocupado. Tendré que ir a decirle hola.

- Y siiii. Vi a mi amiga. Ese hombre la adora y ella a él, se aman.

Valeria - Si. Me encantó ver a Carla tan feliz.

Samantha - A mi tambien.

Valeria - Aqui esta tu copa.

Samantha - Gracias amiga, ire a saludar a los chicos.

Valeria - Estaban hablando de béisbol hace un rato. Ya sabes cómo son.

De que otro tema iban a hablar. Conocía a Emmanuel Rondón desde hacía unos meses, desde el momento que su empresa organiza el aniversario de la firma de sus padres. Y ahora que ella es la encargada de planificar y organizar todo con ellos no deja de fantasear con él y aparte es uno de los mejores amigos del hermano gemelo de Patricia Mendoza, amiga y Dueña de la clínica privada para la que trabaja. Emmanuel había pasado mucho tiempo en la propiedad de los Mendoza. Hacía poco más de seis años había regresado a la ciudad y mudado a la finca y había abierto una pequeña contrata muy exclusiva, la cual forma parte de la empresa que tiene con sus socios y es el encargado de diseñar todo el espacio Interior y exterior para cada celebración que organizan.

Había sido un apoyo irremplazable para Patricio y Patricia Mendoza cuando sus padres tuvieron un accidente en su avioneta particular dónde su Padre falleció. Y fue como un salvavidas cuando todos ellos decidieron empezar el negocio, porque diseñó las remodelaciones de la casa de la piscina y la casa de invitados para adecuarlas a las necesidades de la empresa.

Prácticamente era de la familia.

Sí, se aseguraría de saludarlo antes de irse.

Con la copa de vino en la mano, se volvió en el momento en que Samuel entraba en el club. Qué guapo era, pensó. Alto y corpulento, con un brillo perenne en los ojos. Con el corte de pelo siempre impecable y la ropa siempre adecuada, pero...

- Ahí estás. Hola, Valeria. - Samuel le entregó una botella de un buen cabernet (el detalle perfecto como siempre), le dio un beso en la mejilla y le dedicó a Samantha una sonrisa muy cálida. - Precisamente tú. A quien andaba buscando. - Y atrapó a Samantha en un entusiasta beso que apenas le pareció agradable a la joven.

Samantha se las arregló para zafarse unos centímetros y ponerle una mano en el pecho por si a él se le hubiera metido en la cabeza besarla de nuevo. Luego le sonrió y añadió a su gesto una carcajada amistosa.

- Hola, Samuel.

En ese momento Emmanuel, con el pelo rubio oscuro alborotado por la brisa nocturna y una chaqueta de piel abierta sobre unos tejanos desgastados, entró por la puerta de la terraza. Arqueó las cejas al ver a Samantha y sus labios dibujaron una sonrisa.

- Hola, Sami. No quería interrumpir.

- Emmanuel.- Samantha le dio un pequeño codazo a su acompañante para apartarse aún más de él.- Conoces a Samuel, ¿verdad?

Emmanuel - Claro. ¿Qué tal?

- Bien.- Samuel cambió de posición y cogió a Samantha por el hombro.- ¿Y tú?

- No puedo quejarme. - Emmanuel tomó una patata frita y la mojó en una salsa.

Samantha - ¿Qué tal van las cosas en la Agencia ? le preguntó a Emmanuel.

Emmanuel - Estamos bastante ocupados ya que está a punto de comenzar la temporada más alta para los eventos a realizar.

Samantha - Me imagino... Acabo de ver a Carla y a Marcos. ¿Vinieron juntos?

Emmanuel - Si. Vinimos juntos, pero no revueltos, cada quien vino por su lado. No me gusta ser mal tercio. Jajajaja. Aunque con ellos no me importaría.

Samantha - Que bien. Jajaja.

Emmanuel - Vi a tu madre hace unos días. Es la mujer más hermosa que haya visto en mi vida.

La espontánea sonrisa de Samantha fue cálida como un rayo de sol.- Es verdad.

Emmanuel - Sigue negándose a abandonar a tu padre por mí, pero no he perdido la esperanza. Sé que puedo lograrlo.

Samantha - Lo dudo, pero sigue intentando.

Emmanuel - Así lo haré. En fin, los veré luego. Samuel.

Cuando Emmanuel se alejó, Samuel volvió a cambiar de postura. Samantha, que conocía de sobra la danza, también se movió para quedar fuera de su alcance. No quería quedarse atrapada entre la encimera y él.

Al alejarse de la vista de ellos, Emmanuel no dejaba de pensar en Samantha con ese tipo. Y no le gustó nada la idea. Tenía que pensar en algo. Pero que podía hacer. Y se acerco hasta donde estaban Marcos y Carla.

Marcos - Ey compadre. ¿Como te fue con Adrián?

Emmanuel con caras de haberse tragado algo amargo. - Bien. Quiere que lo ayudemos a organizar su aniversario de bodas con Valeria. Pero quiere que sea una sorpresa. Que ella no se entere.

Marcos - Excelente, somos buenos en eso. - Mirando detenidamente a su amigo no dejo de meter cizaña en la herida. Porque sabia que su mal humor, tenía nombre y apellido. - ¿Que te pasa? Que tienes cara de querer matar a alguien.

Carla también se dio cuenta y no dejo de preguntar - ¿Te sientes mal? ¿Te molesta algo?

Emmanuel no pudo ocultar su malestar y contesto de mala gana a sus amigos. - ¿Saben a quién me encontre aqui?

Marcos y Carla contestaron al unisono. - No. ¿A quién?

Emmanuel - A Samantha. Carla no habias dicho que ella no podía venir porque estaba organizando todo en la clinica esta semana. Para poderse ir tranquila de vacaciones.

Carla - Si. Claro que si. Pero me imagino que se tomo un tiempo para divertirse un rato y regresar a casa.

Emmanuel la miro bastante molesto. Y Marcos no se aguanto y le dijo. - Lo que no entiendo, es cual es tu molestia. Que es lo que realmente pasa.

Emmanuel - Que ella esta aquí acompañada por un idiota.

Marcos - Ahhh! Ok ya entiendo, quieres matar al idiota que esta con ella.

Emmanuel Observo a su amigo con ganas de que querer matarlo a el también. Porque sabia que su comentario era sarcasmo puro. - No quiero dejar a Carla viuda antes de su matrimonio.

Carla lo miro impotente y solo dijo para calmarlo - Emmanuel, tranquilo. Te aseguro que Samuel y ella no tienen una relación. Lo mas seguro es que la haya invitado a encontrarse para que se divirtieran un rato. Y si hubiesen salido juntos, no tenian porque llegar por separado. Lo mas seguro es que hayan quedado para encontrarse aqui.

Emmanuel - Esta bien. Es posible que tengas razón.

Carla - si realmente te interesa mi amiga, demuestraselo. Ella quiere alguien que de verdad la quiera, no que juegue con ella.

Emmanuel - Carla no se cómo acercarme.

Carla - Ella valora mucho la sinceridad. Dile la verdad, lo que sientes por ella.

Marcos - Hazle caso a mi mujer. Ella sabe porque te lo dice.

Emmanuel - Gracias Carla. - Luego los tres comenzaron a disfrutar de la fiesta. Pero Emmanuel no dejaba de observar a Samantha. No le quitaba los ojos de encima.

En la fiesta, un poco más tranquila, Samantha tomó a Samuel de la mano con un gesto alegre. Y le dijo.- No conoces a mi prima Angie, ¿verdad?

Samuel - No lo creo.

Samantha - No la he visto desde hace meses. Vamos a buscarla y te la presento.

Samantha lo arrastró hacia el bullicio de gente.

Emmanuel cogió un puñado de cacahuetes, de una de las mesas dispuestas para los comensales y se puso a charlar con sus amigos y observó a Samantha mientras esta guiaba al Joven Ejecutivo entre la gente.

- Estaba irresistible,- pensó.

Irresistible no solo porque era sexy, tenía los ojos de un bronce increíble, era curvilínea, tenía una piel morena que invitaba a acariciar, una melena ondulada y unos labios suaves y carnosos, cosas de por sí devastadoras, a eso había que añadir el calor y la luz que parecían emanar de ella. Menuda combinación la de esa mujer.

Por otro lado, tuvo que recordarse, que era la hija de los abogados de la firma Mariño Mariño, de la cual la empresa era la organizadora del aniversario de la misma y Samantha era el enlace para cubrir todo para que la celebración saliera a pedir de boca. Y para completar era la mejor amiga de la prometida de su amigo Marcos.

Definitivamente, una mujer con el aspecto de Samantha Mariño, nunca podría estar sola, siempre la rondaba alguien cerca.

De todos modos, no hacía ningún daño mirarla. Aunque se muriera por estar con ella. Emmanuel era un hombre que valoraba las líneas y las curvas tanto en los espacios que ambientaba y los edificios que construía como en las mujeres. A su juicio, Samantha era casi perfecta arquitectónicamente. Por eso se dedicó a pelar cacahuetes fingiendo que seguía la conversación y la observó mientras se deslizaba y contoneaba por la sala.

Marcos y Carla se dieron cuenta que Emmanuel estaba pendiente de cada movimiento de Samantha. Pero no dijeron nada, siguieron conversando con él.

Emmanuel observaba La manera en que Samantha se detenía, saludaba, hacía pausas, reía o sonreía parecía espontánea, pensó.

Pero a lo largo de los meses que llevaba trabajando con esa mujer Emmanuel había hecho una especie de estudio sobre ella y supo que Samantha se movía con un propósito.

Y con el agijon de la curiosidad, picandole, cambiaba de sitio en el triángulo que habían hecho él, Carla y Marcos mientras conversaban para no perderla de vista.

Marcos y Carla no dejaban de reirse, observando a Emmanuel, sin que él se diera cuenta.

Ese tipo, el tal Samuel, no paraba de acariciarle la espalda y de cogerla por los hombros. Ella le sonreía mucho, le reía las gracias mirándole por debajo de aquellas largas pestañas pero, ah, en su lenguaje corporal (también había hecho un estudio de su cuerpo) no había acuse de recibo. Y eso le encantó, porque quería decir que no había nada entre ese idiota y ella. Como le habia dicho hace un rato Carla.

Oyó que ella llamaba «¡Angie!» y que seguía caminando con esa risa suya que hacía hervir la sangre para ir a abrazarse con una rubia muy guapa.

Las dos empezaron a charlar, sonriéndose como lo hacen las mujeres, acercándose la una a la otra para examinarse (sin duda) antes de decirse lo guapas que estaban.

Según habia observado en muchas mujeres, ese ritual femenino en concreto tenía diversas variantes, pero el tema siempre era el mismo.

En ese momento Samantha se colocó de lado de tal manera que el hombre y la rubia quedaron frente a frente.

Entonces lo comprendió, por la manera en que ella se desplazó unos centímetros, alzó una mano al aire y dio unos golpecitos en el brazo a Samuel. Quería aparcar a ese tío y pensó que la rubia lo distraería.

Cuando Samantha se esfumó en dirección a la cocina, Emmanuel levantó la cerveza brindando por ella.

«Bien hecho Samantha.- pensó.- Buena jugada»

Carla y Marcos también observaron con detenimiento lo que habia hecho Samantha y se rieron sorprendidos. Despues de haber disfrutado bastante del encuentro de la facultad donde habían estudiado las chicas, Carla le dijo Marcos para irse porque ya estaba cansada y asi lo hicieron.

Se despidieron de los anfitriones y de Emmanuel y se fueron del club.

Emmanuel despues de haber concretado el compromiso con Adrián se marchó de la fiesta. Tenía un desayuno de trabajo a las ocho y un día muy completo con supervisiones de espacios y visitas guiadas a nuevos clientes, con su amigo y socio Patricio Mendoza. Lo que implicaba que en algún momento de la jornada, o al día siguiente, tendría que buscar un hueco para sentarse a su mesa de dibujo y darle vueltas a los nuevos diseños de Interiores para las celebraciones y a la ampliación que Marcos quería hacer en su estudio ahora que se había prometido a Carla y los dos vivían juntos.

Sabía cómo hacerlo sin violentar las líneas y los volúmenes del edificio, pero quería poner todo eso sobre el papel y barajar un poco sus ideas antes de mostrarselo a Marcos.

Le resultaba extraño que Marcos fuera a casarse, y que además lo hiciera con Carla. Era imposible no amar a esa mujer, pensó Emmanuel. Apenas se habían movido en los mismos círculos cuando él y Patricio estudiaban en el instituto. Pero la chica era increíble.

Además, sabía poner un brillo especial en los ojos de Marcos. Y eso decía mucho a su favor.

Con la radio a todo volumen, repasó mentalmente las distintas ideas que se le habían ocurrido para crear un nuevo espacio para la sala de estudio de Carla donde pudiera dedicarse a su trabajo, como profesora y que también le sirviera como consultorio clínico para poder atender a sus pacientes de forma privada.

Mientras conducía, la lluvia que durante todo el día había caído de forma intermitente se transformó en aguanieve. «Mayo en su Mérida Querida», pensó.

Sus faros iluminaron a un coche que estaba aparcado en la orilla de la carretera y a una mujer, de pie, frente al capó levantado y con los brazos en jarras.