Si Fueras Mío

Yohei

A la mañana siguiente, todavía estoy avergonzado después de que Reece me viera desnudo, cantando y bailando. 

Si hubiera sabido que volvería, nunca habría hecho esas cosas. 

Afortunadamente, Reece no había despertado cuando me levante la mañana del domingo, así que salí corriendo hacia la biblioteca, donde quedé de juntarme con Evelyn. Ayer, además de salir y intercambiar contactos en el celular, descubrimos que tenemos muchas clases juntos. 

Me encuentro con ella y estudiamos, pero cada tanto en tanto, soy atormentado con el recuerdo de la vergüenza que pasé ayer. 

Además, no soy tan pequeño. Pienso en lo alto que es y en lo grande que se sintió contra mí, cuando nos acostamos en la misma cama. Para él cualquiera debe ser pequeño. 

-¿Te sucede algo?- pregunta Evelyn –pareces distraído. 

-No es nada. Sigamos. 

Más tarde salimos a comer y luego vuelvo a la residencia a eso de las tres de la tarde. Reece por supuesto, está allí sólo en pantalones, escuchando música y navegando en internet. 

-Pequeño, que bueno verte. Mi familia acaba de enviar algunos videos del verano pasado, ¿quieres conocerlos?- pregunta y su actitud relajada, como si nada vergonzoso hubiera ocurrido ayer, me quita un peso de encima. 

Debe de ser que para él ni siquiera fue vergonzoso, sólo para mí. 

-Sí, quiero- digo, dejo mis materiales en mi escritorio y me voy a acercar a él, pero se está levantando con el notebook en la mano.

-Somos dos, así que estaremos más cómodos en el suelo- explica, sentándose en el suelo con su espalda apoyada en el costado de su cama. –Ven aquí- dice, abriendo sus piernas y señalando el espacio entre ellas, sorprendiéndome. 

-Reece, ese lugar es…

-No pasa nada. Somos amigos y yo tengo novia. No te compliques por tan poco- dice, relajadamente. 

-Pero…

-Yohei, ven- pide y no puedo hacer otra cosa que ir y sentarme con mi espalda contra su pecho. –Bien hecho, pequeño- dice Reece, demasiado cerca para que esté cómodo. El toma el notebook que tiene a su costado y lo coloca en mis piernas, casi rodeándome con todo su cuerpo para sostener el notebook y darle empezar a uno de los videos en la pantalla. 

Inmediatamente, el cuarto se llena del sonido de la voz de una mujer parecida a Reece, pero a pesar de la pequeña distracción, mi corazón está corriendo como loco. 

-Ella es mi madre, se llama Daphne- señala, hablando demasiado cerca de mi oído –Y ese es mi padre, Theodore.

Él sigue señalando a sus familiares y reímos cuando alguien dice o hace algo chistoso. Reece parece extremadamente a gusto y feliz en los videos. Se ve más juguetón y juvenil de lo que he podido ver hasta ahora. 

Es hermoso y brilla, atrayendo mi mirada constantemente hacia él. 

Lo peor de todo, es que aunque mi mirada y una parte de mi mente está concentrada en la pantalla, otra parte está completamente consciente del calor que desprende su cuerpo y de su cercanía.

No debes verlo como nada más que un amigo, él mismo es quien te recuerda a cada rato que tiene novia. Me recuerdo, pero creo que ya es demasiado tarde y estoy cayendo poco a poco por Reece. 

-Yohei- dice de pronto mi nombre y temo que sea consciente de mis pensamientos. 

-¿Dime?- pregunto y por un momento no responde.

-No te enojes y si quieres puedes no responder, porque sé que es una pregunta demasiado personal, pero tengo mucha curiosidad-  admite. 

-Pregunta- le digo, dudando en qué puede hacerlo preguntar con tanta cautela. 

-Yohei, dijiste que te gustan los hombres.

-Sí- respondo y trago saliva.

-Pequeño, eres el de abajo ¿no es así? ¿Eres el que es penetrado?- pregunta con la voz baja, contra mi oído y un escalofrío me recorre en ese momento, por la pregunta tan personal y directa. 

-¿Tienes que saber?- pregunto y hasta yo puedo escuchar lo inestable de mi voz. 

-Por favor.

Me estoy volviendo loco por dentro, preguntando a qué viene ese tipo de curiosidad, pero en su lugar de demostrar eso, respondo honestamente. 

-Sí- digo en voz baja, avergonzado nuevamente, mucho más que cuando me vio completamente desnudo. 

-Bien- dice simplemente y me pregunto qué significa ese bien. –Esta parte es divertida- comenta, volviendo al video que se está reproduciendo en ese momento y que había olvidado completamente. 

Seguimos viendo el video un ratito más y cuando pienso que sólo fue un momento de curiosidad como dijo y que no debería leer más allá de eso, Reece coloca una mano contra mi estómago y me atrae más cerca de él, al punto de que estamos tan cerca, que puedo sentir como su erección presiona contra mí. 

Mi aliento se corta y si antes estaba excitado por su cercanía, ahora lo estoy hasta el límite. Mi respiración se agita y estoy seguro que puede escucharla, pero no dice nada. 

Me remuevo, deseando darme la vuelta y poder ver su expresión, pero sin el valor para hacerlo. 

-No hagas eso- dice Reece, sonando con una voz mucho más ronca que antes y colocando su mano nuevamente contra mi estómago, justo por encima de mi propia erección. –No te muevas- esa última frase sonó como una advertencia y no pude dejar de preguntarme sobre lo que me haría si seguía moviéndome. 

Muerdo mi labio inferior y me quedo quieto, no teniendo el coraje de descubrirlo. 

Vemos hasta el último video en silencio y por mi parte en agonía, una dulce agonía y durante el resto del tiempo, Reece no explica o señala nada de lo que pasa en la pantalla, ni siquiera ríe cuando es chistoso. 

Una vez que los videos terminan, ninguno se mueve por un momento, pero pronto Reece cierra la pantalla y deja el notebook a un lado. Luego se levanta rozándose contra mí. 

-Voy por una ducha, salgo en breve- dice y cuando escucho la puerta del baño, finalmente dejo salir un suspiro y tapo mi cara contra mis manos. 

Eso fue… ¿Qué se supone que fue?

No tengo idea, pero cuando Reece sale del baño, lo hace actuando como normalmente lo hace, hablando y contándome cosas. 

Pienso que eso es todo, que no volverá a suceder nada así nunca más, que sólo fue un momento en que los dos estábamos un poco necesitados del contacto de otro, pero sorprendentemente, si antes pensé que Reece no conocía lo que era el espacio personal, no era nada comparado con todo el contacto casual que recibí después de eso.