En un mundo donde las tradiciones patriarcales dictan el poder, Arya Eryndor, la hija menor de una familia noble, lucha por demostrar que es digna de liderar su clan. Tildada de inútil y subestimada por sus tres hermanos mayores—Aric, Magnus y Kael—, Arya enfrenta conspiraciones internas y externas mientras intenta consolidar su posición como líder legítima.
Su vida da un giro inesperado cuando hereda una vasta fortuna y propiedades tras la muerte de un benefactor secreto, lo que le da los recursos para enfrentarse a sus enemigos y reconstruir la posición de su familia. Sin embargo, la traición dentro de los Eryndor no tarda en surgir, con Aric liderando los esfuerzos para desacreditarla y Magnus y Kael urdiendo planes que pondrán en peligro no solo su reputación, sino también su vida.
En medio de estas tensiones, Arya invita a Darian Arkavian, un enemigo histórico de los Eryndor, a un festival con la esperanza de negociar la paz y desarmar las hostilidades. Pero la llegada de Darian
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Aliados y enemigos
El viento aullaba entre las torres de la fortaleza Eryndor, como si la propia naturaleza anticipara la tormenta que estaba por desatarse. Arya pasaba las últimas horas de la noche estudiando mapas y listas de suministros. El peso de cada decisión recaía sobre sus hombros, pero no tenía tiempo para dudar.
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En una pequeña sala iluminada por la tenue luz de un candelabro, Arya se reunió con Darian y Sienna. Los tres estaban rodeados de documentos y mensajes que habían llegado de distintos rincones del territorio Eryndor.
"Aric no podrá sostener ese bloqueo sin ayuda externa," comenzó Darian, señalando el mapa. "Sus aliados más cercanos están en las tierras del este. Si logramos convencer a una de esas casas de unirse a nosotros, su red de apoyo colapsará."
Sienna, que había estado observando en silencio, se inclinó hacia adelante. "La casa Vendel podría ser una opción. Siempre han sido neutrales, pero se rumorea que tienen una disputa territorial con uno de los vasallos de Aric. Podríamos usar eso a nuestro favor."
Arya asintió lentamente. "Entonces enviaremos a alguien a negociar con ellos. Pero debe ser alguien en quien confíen. No podemos permitir que esto parezca una amenaza."
"Yo iré," ofreció Sienna. "He tratado con los Vendel antes. Conozco sus costumbres y cómo ganarme su respeto."
Darian la miró con escepticismo. "Es arriesgado. Si sospechan algo, no dudarán en entregarte a Aric."
Sienna lo fulminó con la mirada. "¿Acaso tienes otra sugerencia?"
"Basta," interrumpió Arya, su tono firme. "Sienna irá. Pero no irás sola. Darian, asegúrate de que tenga protección suficiente sin levantar sospechas."
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Mientras Arya orquestaba sus movimientos, su hermano menor, Kael, regresó a la fortaleza tras semanas de ausencia. Su llegada fue inesperada y generó rumores entre los sirvientes y soldados.
Kael encontró a Arya en el patio de entrenamiento, donde supervisaba el entrenamiento de las tropas. Su figura alta y su expresión seria destacaban mientras se acercaba.
"Hermana," comenzó, su voz cargada de tensión. "He escuchado rumores preocupantes sobre lo que está ocurriendo aquí."
Arya levantó una ceja, pero no dejó que su sorpresa se notara. "¿Rumores? Qué curioso, porque aquí no se hace nada que no sea necesario para proteger esta familia."
Kael cruzó los brazos. "¿Proteger a la familia? Algunos dirían que estás dividiendo a los Eryndor más de lo que Aric jamás podría hacerlo."
"Si eso es lo que piensas, Kael, quizás deberías haber estado aquí para evitarlo en lugar de vagar por quién sabe dónde."
El silencio que siguió fue pesado, pero Kael dio un paso adelante. "No vine a discutir. Vine porque creo que esta guerra interna nos está llevando al borde de la destrucción. Necesitamos un plan que una a la familia, no que la fracture aún más."
Arya lo miró fijamente antes de responder. "Si tienes una solución, estoy dispuesta a escucharla. Pero si lo único que haces es cuestionar mis decisiones sin ofrecer alternativas, entonces no estás ayudando."
Kael asintió, aunque no parecía completamente convencido. "Hablaremos más tarde. Hay cosas que necesito entender antes de comprometerme con tu causa."
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Mientras tanto, en el consejo, Magnus continuaba trabajando en las sombras. Había logrado reclutar a algunos miembros para apoyar su propuesta de supervisar a Arya, pero aún necesitaba un movimiento decisivo para debilitarla.
Fue entonces cuando un emisario de Aric llegó a la fortaleza. Su presencia era un riesgo, pero Magnus aprovechó la oportunidad. En una reunión secreta, el emisario presentó una oferta:
"Aric está dispuesto a negociar," dijo el hombre, colocando un pergamino sobre la mesa. "Si Magnus lidera el consejo en lugar de Arya, se retirará del paso sur y permitirá que las tierras en disputa permanezcan bajo el control de los Eryndor."
Magnus no pudo evitar sonreír ante la astucia de su hermano. "Esto es exactamente lo que necesitamos para salvar a nuestra familia. Pero, ¿cómo sé que Aric cumplirá su palabra?"
"No tienes otra opción," respondió el emisario. "Arya está llevando esta casa a la ruina. Tú puedes ser quien la salve."
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De vuelta en la sala de mapas, Arya revisaba los informes más recientes cuando Darian entró con expresión preocupada.
"Acabo de enterarme de que Magnus ha estado reuniéndose en secreto con un emisario de Aric," dijo, cerrando la puerta tras de sí.
Arya apretó los puños. "Por supuesto que lo está. Siempre ha querido mi lugar, y ahora ve una oportunidad para tomarlo."
"¿Qué piensas hacer?" preguntó Darian.
"Desenmascararlo," respondió Arya con una chispa de determinación en los ojos. "Si Magnus quiere jugar sucio, yo estoy más que preparada para responder."
Darian la observó por un momento antes de hablar. "Ten cuidado, Arya. No todos los enemigos están fuera de estas murallas."
