Zulema de la Puente, tiene 25 años, y en poco tiempo ha sufrido una serie de desgracias que cambiaron su mundo, su padre murió, su madre está muy enferma, fue despedida de la compañía en que estaba desarrollando una carrera exitosa y su prometido Javier Belmonte canceló su compromiso.
Ahogada en los problemas, una noche bebió más de la cuenta, y para vengarse de su prometido durmió con su tío, Mathias Belmonte, un frío, pero apuesto hombre de 35 años, dueño de una de las más importantes fortunas del país.
¿Será Mathias un problema más grande para Zulema o será su Salvador?
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2. El caballero de la zona vip
Zulema era una mujer de hermoso rostro, piel canela, ojos marrones y cabello negro con ligeras ondas; provenía de una familia honorable, cuyos integrantes trabajaron duro para obtener una pequeña fortuna que les permita una vida bastante cómoda. Ella era inteligente, creativa, responsable, dedicada y amaba profundamente a Javier.
Por eso para él, Zulema era el material perfecto para su esposa y mejoraba enormemente su imagen para disputar la herencia de su abuelo que su familia últimamente necesitaba con urgencia. Sin embargo, la situación de la familia de Zulema afectaba su imagen, y Javier necesitaba desesperadamente a alguien que lo ayudara con eso, no podía perder la oportunidad de tomar el control de la fortuna familiar.
Pronto Javier encontró la solución, Grecia Luján, una chica rica y caprichosa, quien siempre había estado enamorada de él, y aunque carecía de muchas de las virtudes de Zulema, pertenecía a una importante familia de productores de insumos para la construcción; Javier Belmonte necesitaba un respaldo para garantizar a su abuelo que tenía lo necesario para manejar los negocios de la familia, y para el patriarca de la familia, el matrimonio con una mujer de su misma categoría y que aporte a las inversiones era un respaldo de peso.
- “Tal vez mi ropa sea barata, pero no ando comprando novios como otras. Disfruta con gusto mis sobras, si es eso a lo que aspiras”, expresó Zulema, con una sonrisa; tal vez había descendido del pedestal donde vivía, pero jamás iba a permitirse dejarse humillar; estaba convencida de que el valor de una persona no se medía por lo que poseía si no por quien realmente era dentro.
- “Lo dice la hija de un delincuente, no te sirvió ser zorra para quedarte con Javier, las mujeres como tú jamás son opción para hombres importantes, solo sirven para pasar el rato”, manifestó Grecia Luján, rodeada de un ejército de aduladores; de otra manera, no se hubiese atrevido a insultar a Zulema, quien siempre ha sido una mujer de carácter fuerte.
- “Alguien se cree abeja reina, cuando es solo una avispa ponzoñosa, te crees tan poca cosa para venir a insultarme porque en el fondo tienes miedo de que Javier jamás me olvide, que triste tu caso”, expresó Zulema en tono burlón.
- “Estúpida”, dijo Grecia, para luego alejarse con su grupo de aduladores, yendo a buscar al administrador para que retire a Zulema del pub, no podía soportar que a pesar de no tener recursos y con un padre criminal, Zulema De la Puente estuviera en un lugar tan exclusivo como ese.
Zulema tomó otro sorbo, miró hacia arriba y se topó con unos ojos oscuros y penetrantes, en la zona vip; allí estaba el enigmatico Mathías Belmonte, hermano menor de la madre de su ex prometido; uno de los solteros más cotizados del país.
Mathías era un hombre apuesto, de cabello castaño, que con sus treinta y cinco años manejaba su propia compañía multinacional de belleza, con una excelente participación en la bolsa, aparte de otras inversiones en que permanecía de perfil bajo, habían muchas mujeres intentando conquistarlo, pero él parecía siempre ignorarlas, además de resultar inmune a resultar enamorado.
Zulema regresó a su copa, había olvidado lo que ocurrió con Mathías hace dos semanas, se dijo a sí misma “Vamos Zulema, qué haces en este lugar, no tienes tiempo para esto, mañana tienes que ir a la cafetería, el pago de las terapias de mamá, no se hacen solos. Tu mundo mágico se acabó, este no es tu lugar”. Tomando el último sorbo se dijo “Feliz cumpleaños, Zulema”.
Zulema acomodó su cabello, revisó su cartera, necesitaba regresar al pequeño departamento que tiene alquilando, en una azotea, cerca al hospital donde se encuentra internada su madre; debía apurarse si quería tomar el metro, no podía darse el lujo de tomar un taxi. Su automóvil tuvo que venderlo para pagar las cuentas del hospital.
- “El caballero de la zona vip le invita el trago”, dijo el bartender.
Zulema observó a todos alrededor, muchos la miraban con aquel rostro de aquellos que juzgan sin saber; qué esperaba el tío de Javier con ella, acaso era otra humillación, por lo que pasó la otra noche, tal vez había sido imprudente, pero no iba a permitir que pensara que por eso él podía humillarla a su antojo.
...Mathías Belmonte...
felicitaciones a la escritora sos muy buena