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Conquistando El Paraíso

Conquistando El Paraíso

Status: En proceso
Genre:Acción / Amor prohibido / Amor-odio
Popularitas:1.1k
Nilai: 5
nombre de autor: J. Dylan Smith

¿Romperías las reglas que cambiaron tu estilo de vida?

La aparición de un virus mortal ha condenado al mundo a una cuarentena obligatoria. Por desgracia, Gabriel es uno de los tantos seres humanos que debe cumplir con las estrictas normas de permanecer en la cárcel que tiene por casa, sin salidas a la calle y peor aún, con la sola compañía de su madre maniática.

Ofuscado por sus ansias y limitado por sus escasas opciones, Gabriel se enrollará, sin querer queriendo, en los planes de una rebelión para descifrar enigmas, liberar supuestos dioses y desafiar la autoridad militar con el objetivo de conquistar toda una ciudad. A cambio, por supuesto, recibirá su anhelo más grande: romper con la cuarentena.

¿Valdrá la pena pagar el precio?

NovelToon tiene autorización de J. Dylan Smith para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Asha quiere matarme

—¡Debes hacerlo Brilla! Ya lo sabe —Asha susurra como las serpientes— ¡Es un riesgo mortal para nuestros planes! Será rápido, un martillazo y listo.

Por fortuna ya me sé el nombre de la otra gemela, ¡se llama Brilla! Esta sostiene el martillo con inseguridad, sin gana alguna de reventarlo en mi cabeza. Asha, que aprieta el afiche de Scarlett Johansson como la jefa de la muerte, insiste en que mi vida debe terminar. ¿Por qué Asha?... ¿Por qué?

—Si es tan sencillo, ¿por qué no lo haces tú? —inquiere Brilla, mordiéndose una uña.

—Porque a mí me encargaron los afiches —responde la otra—. Y a ti el martillo.

—Pero nunca me dijeron que matara a nadie —Brilla descansó el martillo sobre ambas manos— Solo le doy la forma final a los hoyos. Bien circulares ante todo, recuerdo que dijo Héctor.

—¡Y tampoco mencionó que el idiota de Marcos se equivocó con los planos! —ay, Asha parece una fiera. Tal vez Scarlett Johansson le esté transmitiendo sus energías—. Por desgracia ya rompimos la pared, pero por fortuna podemos arreglar sus idioteces.

La mordaza me aprieta la boca, pero intento balbucear algo. No sé cómo, pero estoy llorando y pidiendo un auxilio inaudible. Dramatizo, Brilla debe tener más razones para convencer a su hermana.

—Míralo Asha —Brilla me revuelve los cabellos—, es inocente... —los ojos le hacen honor a su nombre—, y muy lindo.

—Es un chismoso —Asha me desprecia, para mí, que soy idéntico a uno de sus antiguos novios. Quizás al más pendejo de ellos.

—Un chismoso lindo —apunta Brilla. Ella es mi nuevo ídolo.

—Mírame Brilla —Asha deja caer el pendón y cierra sus manos en la cabeza de su hermana—, ¡no seas una idiota! Ese papel lo cubre Marcos. No tú. Si nos descubren todo se irá al caño. Él —me señala— debe morir.

—Tengo miedo, nunca he matado a nadie.

Ay Brilla, si no fuera porque aún tienes el martillo en tus manos y tu hermana me gusta más, pensaría en ti como mi primera novia. Nunca he tenido una porque, en parte, dicen que beso horrible, aunque nunca he besado. Pero Brilla, si es que no me mata, es la candidata perfecta.

—Yo tampoco —Asha abraza a su hermana—, pero siempre hay una primera vez para todo.

—No quiero que sea mi primera vez matando a alguien —Brilla quiebra su voz y yo mis intestinos.

—No tienes elección.

Odio eso del "no tienes elección" y peor cuando viene envuelto en palabras fúnebres. O sea, Brilla sí tiene elección: puede darle un martillazo a su hermana y salir huyendo conmigo, y andar en monopatín escapando de algún detective que persiga nuestras huellas. Sería divertido, pero fatal. Prefiero que no mate a nadie, solo que me libere y pasemos la página, y quizás vayamos a la cocina a beber café. Así yo volveré morder las sabanas para expulsar las ansias contenidas, y ellas regresarán a seguir haciendo hoyos en las paredes de sus vecinos.

Esperen ¿¡Hoyos!? Olvidé por completo que hay uno en mi pared, casi del tamaño de Santa Claus. Lo triste es que no me preocupa el hoyo, ni Asha, ni siquiera que me maten... me preocupa mi madre.

¡Ay mi madre!

—Al menos dale la oportunidad de decir unas últimas palabras, Asha —pide Brilla.

Oh, Brilla, ángel guardián, mi Sam del señor de los anillos. Pienso en la posibilidad de que me quiten la mordaza, o mejor dicho, de que Asha lo permita. Ella parece la jefa, aunque pensándolo bien, creo que detrás de ella hay muchos, muchos más. Ya no pienso en la posibilidad de que me liberen o que me maten. No me interesa el resultado, me incomoda la razón.

—¡Ay! Definitivamente, la idiota eres tú y no Marcos —Asha es insoportable—. Ni loca, mátalo y ya.

Brilla se me acerca, con una nostalgia en sus ojos color de miel. Se agacha y me acaricia las mejillas muy suavemente, como si yo fuera un pedazo de algodón.

—Te dejaré decir tus últimas palabras si prometes no gritar, ¿vale?

Yo asiento, mi cabeza se mueve muy rápido hacia arriba y abajo. Es mi oportunidad para sacarle algo a estas gemelas. O sea, no creo que anden abriendo hoyos en las paredes solo para matar a la gente. Hay algo más, y cruzaré la lengua (porque los dedos los tengo atados) para descubrirlo.

Brilla mira a Asha; esta última cruza los brazos para decir:

—Si nos descubren —advierte—, seré yo la que te mate.

Se siente tan bien volver a respirar por la boca. Inhalo el aire repleto de concreto y gemelas indecisas, y me preparo para hablar. Por suerte, me saqué un diez en lenguaje. ¿La razón? En las pruebas académicas me copiaba de las respuestas de otro compañero, sí, pero del más inteligente. Dicen que copiar un examen es un arte, pero el modo en que lo haces es una auténtica obra maestra.

Brilla es como ese estudioso que siempre saca dieses, yo el copión, y Asha el ogro profesor que amenaza con mandarme al infierno si me descubre haciendo trampas. La prueba de hoy es sorpresa, el tema: la vida. El examen está complicado porque tengo pocas palabras para responder adecuadamente. Lo bueno de copiarte es que la agilidad nunca debe faltar en tus dedos, y ahora, procuraré que no falte en mi boca.

—Un asesinato atrae a policías —respiro y sudo, jadeo y exhalo—. Los policías atraen el escándalo y el escándalo termina encerrando al asesino. Sería una estupidez si me matan.

Brilla se muerde los labios, Asha solo sonríe.

—Los muertos no hablan —dice Asha, cruzando los brazos.

—Francisco dice que los ha escuchado hablar —Brilla es tan inocente.

Su hermana la ignora y sigue repudiándome con el entrecejo doblado, y creo que las venas le están brotando sobre la piel sudada. Asha parece alterable cuando de decisiones se trata. Es dura, lo admito, quizás por eso me resulta más atractiva que su hermana. Replico con la inteligencia de los condenados:

—Mirarán el hoyo, sabrán que fueron ustedes.

—Para eso está el afiche —Asha es dura de intimidar.

Brilla se rasca la cabeza, incómoda con mis argumentos. Parece que estoy llegando a dónde quiero, al menos con una hermana, solo debo ponerle un poco de más drama al asunto:

—Soy un policía y voy a revisar la escena del crimen —dramatizo como un Shakespeare sentenciado a muerte—. Oh, miren, un afiche de Scarlett Johansson en la habitación —Brilla ríe, Asha aprieta los dientes—. Dígame señora mamá, su hijo era fan de esta artista candente. ¿No? ¿Cómo no si está buenísima? ¿Qué a su hijo ni siquiera le gustaban los afiches? Bueno, tendremos que llevarnos este pendón... esperen, ¿un hoyo en la pared? ¿Un hoyo justo detrás de Scarlett Johansson? Sin duda el asesino está en la habitación de al lado. Es obvio, tuvieron que ser esas gemelas malvadas.

Brilla se asfixia con las carcajadas. Yo conservo la seriedad, y miro a Asha, que hace un esfuerzo sobrenatural para no apretarme el pescuezo.

—¡Es gracioso porque es verdad! —admite Brilla a todo volumen.

—¡Cállate! —la calla Asha—. Aún no he dicho que no lo mataré.

—Pero no lo harás —digo, ¿tranquilo? No creo, porque hasta el aliento me duele.

—Si quiero lo haré —ella sigue convencida.

—Que no —insisto.

—Brilla, mátalo —ordena a su hermana, que sigue riendo entre dientes.

—Si eres tan valiente —Brilla se voltea y arroja el martillo a los pies de su hermana—, hazlo tú misma.

Asha mira el martillo estupefacta, luego mira a Brilla, y luego me ve a mí, y yo le guiño un ojo para entrar en confianza. Se acerca, pisoteando escombros, pisoteando mi teléfono, pisoteando el afiche de Scarlett Johansson...

Alza el martillo, pisoteo tras pisoteo, temblor tras temblor, sudor tras sudor.

Me mira, y yo la miro a ella. Nos miramos mutuamente, como un arquero mira una manzana antes de flecharla. El sudor de ella cae sobre mis mejillas, y mi sudor... ¡Yo ni siquiera sudo!

Y entonces, deja caer el mazo de la muerte...

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Aracelys Maria
Estoy enamorada de esta historia, espero con ansias la próxima actualización ☺️.
Aracelys Maria
Me recuerda muchísimo a la época de pandemia. Muchos jóvenes se sentían igual. Fue duro.
Aracelys Maria
Que alivio, se salvó por poco jejeje.
Aracelys Maria
Ay Dios, corre jajaja 🤣
Aracelys Maria
OMG jajaja 😅
Aracelys Maria
Soy madre, pero no soy así con mis hijos 🤭
Aracelys Maria
jajajaja me encanta Asha
ᴍᴏᴛʜᴇʀ ᴍᴏᴛʜᴇʀ🖤
Esto será adictivo 🤩
Diamond
Cada vez que veo que no hay actualizaciones nuevas, ¡siento un vacío en mi corazón! 😩💔
J.Dylan Smith: Te comprendo, por eso, la actualización de esta obra será más recurrente. Abrazos ☺️.
total 1 replies
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