nix es la reina del reino más prospero y con los brujos más poderosos pero es engañada por su madrastra y su propio esposo que le robaron el trono ahora busca venganza de quienes la hicieron caer en el infierno y luchará por conseguir lo que es suyo
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capitulo 2
El sol se filtraba tenuemente por las rendijas de la cabaña, iluminando las paredes de madera agrietada y los instrumentos rústicos que Oryn usaba para sus curaciones. Nix estaba recostada sobre una cama improvisada de paja, sus pensamientos consumidos por la traición y la sed de justicia. Aunque su cuerpo aún estaba débil, su espíritu ardía con una intensidad que ninguna herida podía apagar.
Oryn, con movimientos metódicos, preparaba un ungüento mientras observaba a Nix de reojo.
–Eres más dura de lo que pareces –dijo con voz calmada–. La mayoría no habría sobrevivido a una herida como esa.
–La mayoría no ha pasado su vida en el campo de batalla –respondió Nix, apretando la mandíbula mientras se incorporaba lentamente. Su costado ardía, pero se negó a mostrar debilidad.
Oryn dejó el cuenco a un lado y se acercó con un gesto de advertencia.
–Si sigues moviéndote así, abrirás la herida. Necesitas descansar.
–Lo que necesito es recuperar mi reino –replicó ella con frialdad, aunque su cuerpo temblaba por el esfuerzo.
El anciano suspiró y se sentó frente a ella, cruzando los brazos.
–¿Y qué harás cuando llegues al castillo? ¿Lucharás sola contra un ejército? La fuerza no es suficiente, niña. Necesitas estrategia, aliados, y tiempo.
Las palabras de Oryn eran un golpe a su orgullo, pero Nix sabía que tenía razón. Aunque odiaba admitirlo, estaba en desventaja. Sin embargo, no podía permitirse el lujo de quedarse quieta mientras Elara y Kael consolidaban su poder.
–¿Por qué me ayudaste? –preguntó después de un momento de silencio, estudiando al anciano con suspicacia.
Oryn la miró con una leve sonrisa.
–Porque vi algo en ti. Un fuego que no puede ser apagado. Eres más que una reina destronada; eres una chispa que puede incendiar el mundo si se le da la oportunidad.
Nix arqueó una ceja, sin estar segura de si debía sentirse halagada o preocupada por las palabras del hombre. Pero antes de que pudiera responder, Oryn se levantó y caminó hacia el cofre que había mencionado antes.
–Dijiste que necesitabas un mapa –comentó mientras lo abría–. Aquí tienes algo mejor.
Del cofre sacó un rollo de pergamino envejecido, cubierto de marcas y símbolos que Nix no reconocía. Lo extendió sobre una mesa cercana, y la reina se acercó con cautela.
–¿Qué es esto? –preguntó, inclinándose para observarlo más de cerca.
–Un mapa de los Reinos, sí, pero no como los que conoces. Este muestra más que caminos y fronteras. Señala lugares olvidados, rutas secretas, y algo aún más importante: las ubicaciones de las antiguas reliquias de los dioses.
Nix lo miró con escepticismo.
–¿Reliquias de los dioses? ¿Esperas que crea en cuentos de hadas?
Oryn sonrió, como si hubiera anticipado su respuesta.
–¿Acaso la realidad que enfrentas no es ya un cuento de pesadilla? Estas reliquias no son mitos, Nix. Son objetos de un poder inmenso, capaces de inclinar la balanza a tu favor. Pero encontrarlas no será fácil.
La reina estudió el mapa en silencio. Si lo que Oryn decía era cierto, estas reliquias podrían ser la clave para recuperar su trono. Pero también sabía que embarcarse en esa búsqueda la expondría a peligros que no podía prever.
–¿Por dónde empiezo? –preguntó finalmente, su voz llena de determinación.
Oryn señaló un punto en el mapa, una región montañosa al norte.
–Aquí. El Valle de las Sombras. Se dice que allí yace la Espada de Lyra, un arma forjada con la esencia de las estrellas. Si logras encontrarla, serás más que una guerrera; serás una leyenda.
Nix asintió, sus manos tensándose sobre la mesa.
–Si eso es lo que necesito para vencerlos, entonces es allí donde iré.
Oryn inclinó la cabeza, respetando su decisión.
–Tendrás que moverte con cuidado. Los enviados de Kael y Elara están buscando asegurarse de que estés realmente muerta. Pero no te preocupes, no estarás sola.
El anciano se dirigió a la puerta y silbó, un sonido agudo que se perdió entre los árboles. Un momento después, una figura apareció en el umbral: un joven de cabello oscuro y ojos alertas, vestido con ropas de viajero.
–Este es Ivar –presentó Oryn–. Es un explorador que conoce estas tierras como la palma de su mano. Te llevará al valle y te ayudará a mantenerte fuera de la vista de tus enemigos.
Nix miró al joven, evaluándolo con la mirada. No estaba acostumbrada a confiar en extraños, pero sabía que necesitaría toda la ayuda posible.
–Espero que estés a la altura –dijo con un tono desafiante.
Ivar esbozó una media sonrisa.
–No te preocupes, majestad. No soy fácil de matar.
Por primera vez desde que despertó, Nix sintió un atisbo de esperanza. Su camino hacia la venganza acababa de comenzar, y aunque estaba lejos de su destino, sabía que no podía detenerse.
Con el mapa en mano y la Espada de Lyra como su primer objetivo, la reina caída comenzó a trazar su regreso al trono.
reina y tiene algo q ofrece y te invita a seguir leyendo.me gusta buen libro gracias