Daniel, un joven curioso, intenta robar un libro misterioso, pero todo sale mal y, en lugar de escapar, es transportado a Nova, un mundo maldito cubierto por agua. La única forma de regresar a su mundo es salvar Nova de la maldición, pero no será fácil. Enfrentará a poderosos enemigos y luchará por sobrevivir, mientras descubre secretos sobre el mundo y su propia tripulación. Con un futuro incierto, Daniel deberá encontrar una manera de romper la maldición y regresar a su hogar, antes de que sea demasiado tarde.
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La tetera del mar
El Leviatán Negro navegaba imponente hacia la ciudad costera de Marine, una joya entre los mares que se alzaba como un refugio para mercaderes, piratas y aventureros. Desde la cubierta, Daniel y Josh —ahora Steven y Naou en apariencia— observaban con creciente desconcierto el bullicio del puerto que se desplegaba ante ellos. Los muelles estaban llenos de barcos de distintos tamaños y estilos, y las calles adoquinadas estaban repletas de gente que comerciaba, discutía y reía. Marine tenía el aura de un lugar donde los secretos y el peligro se entrelazaban en cada esquina.
--Bueno, mis queridos capitanes-- dijo Roderick con una sonrisa exagerada mientras ajustaba su enorme sombrero. --Hemos llegado. Ahora es su turno de tomar el mando. Yo me quedaré a bordo del Leviatán Negro para asegurarme de que nadie intente robarnos. Este puerto es famoso por sus ratas oportunistas.--
Daniel, aún ajustándose a su nuevo papel como "Steven", cruzó los brazos con nerviosismo. --¿Y qué se supone que debemos hacer en Marine?--
Roderick alzó una ceja, como si la pregunta fuera absurda. --Oh, querido capitán, ¿olvidaste tu propia misión? Negociar con los comerciantes, reforzar las alianzas y, por supuesto, reunirte con los aliados que nos esperan. Pero no te preocupes, estoy seguro de que todo regresará a tu mente pronto. Ahora vayan, ¡Marine no espera!--
Josh, en su papel como "Naou", se inclinó hacia Daniel y susurró con sarcasmo: --Perfecto. No sabemos quiénes somos realmente, ni por qué estamos aquí, pero al parecer tenemos aliados en este lío. ¿Qué podría salir mal?--
--Lo mismo que siempre sale mal cuando estamos juntos-- respondió Daniel en voz baja, suspirando mientras bajaban por la pasarela hacia el muelle.
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El puerto de Marine
La llegada del grupo no pasó desapercibida. Los marineros y comerciantes en el puerto miraban con curiosidad y respeto mientras Daniel y Josh, flanqueados por algunos hombres del Leviatán Negro, caminaban por las tablas de madera del muelle.
--¡Capitán Steven! ¡Naou! ¡Finalmente regresan!— Una voz femenina resonó desde la multitud, y una figura de cabello morado corrió hacia ellos. La joven tenía un rostro dulce, con ojos brillantes y una sonrisa llena de entusiasmo. Sin dudarlo, se lanzó a abrazar a Daniel con tanta fuerza que casi lo derriba.
--¡Te extrañé tanto! ¡Pensé que nunca volverías!-- dijo ella, hundiendo su rostro en el pecho de Daniel.
--Ehm… sí, bueno… también te extrañé-- dijo Daniel con torpeza, sin saber cómo responder. Miró a Josh en busca de ayuda, pero este estaba ocupado lidiando con otra figura que se acercaba con expresión severa.
La segunda mujer, de cabello amarillo recogido en una trenza y una postura firme, se detuvo frente a Josh, cruzándose de brazos. Su mirada era analítica, como si pudiera ver a través de cualquier mentira.
--Naou, ¿dónde demonios se metieron? Se suponía que volverían hace semanas.-- Su tono era directo, casi desafiante.
--Estábamos… eh… ocupados-- respondió Josh, esforzándose por parecer casual. --Cosas importantes de capitán y comandante, ya sabes.--
--¿Cosas importantes?-- repitió ella, arqueando una ceja. --Espero que tu definición de "importante" incluya explicaciones convincentes, porque tienes mucho que explicar.--
Antes de que pudieran seguir, un joven de piel oscura y sonrisa amistosa apareció junto a ellos. Llevaba una chaqueta ligera y parecía irradiar confianza.
--Capitán, Naou, no puedo creer que estén aquí. Los rumores decían que el Leviatán Negro había desaparecido en una tormenta.--
--Bueno, ya ves que no fue así-- respondió Daniel con una risa nerviosa, aunque por dentro intentaba procesar toda la información.
Sin embargo, la situación se tensó de inmediato cuando un hombre alto, de cabello negro y una cicatriz en la mejilla, se acercó con una sonrisa maliciosa. Su presencia era imponente, y su mirada se dirigió directamente a Josh.
--Naou, pensé que finalmente te habías rendido y habías dejado este trabajo para alguien más competente. Pero aquí estás, como siempre, intentando estar a mi nivel.--
--¿Quién demonios es este tipo?-- murmuró Josh para sí mismo, pero forzó una sonrisa. --Ah, claro, siempre tan encantador como recuerdo.--
El hombre soltó una carcajada. --Parece que el tiempo en el mar no mejoró tu ingenio. Por cierto, capitán Steven-- añadió, dirigiéndose a Daniel con una inclinación teatral --, es un placer volver a verte. Lástima que sigas cargando con este lastre.--
--Oh, claro… el placer es mío…-- respondió Daniel, tratando de mantener la compostura.
Roderick había mencionado aliados, pero claramente también había enemigos, y este hombre era uno de ellos. A pesar de no conocerlo, el desprecio mutuo entre él y Naou era evidente.
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La Tetera del Mar
Después de unos momentos incómodos y muchas miradas inquisitivas, la atención se centró en otro barco atracado al final del muelle. Era pequeño, con velas gastadas y un casco que parecía haber visto mejores días. Su nombre, La Tetera del Mar, estaba pintado en letras descoloridas en el costado.
--Espera… ¿ese es nuestro barco?-- preguntó Daniel, incrédulo, señalando la embarcación.
--Por supuesto que lo es-- respondió la chica de cabello morado con una sonrisa, aún aferrándose a su brazo. --¿No lo reconoces? Pasamos tantas aventuras en él.--
Daniel frunció el ceño. --Pero es tan… pequeño. Y venimos del Leviatán Negro.--
La mujer de cabello amarillo soltó una risa seca. --El Leviatán Negro es un barco de guerra prestado. Tu verdadero barco siempre ha sido La Tetera del Mar. Lo llamas "pequeño pero confiable", aunque yo lo llamaría "un milagro flotante".--
Josh miró a Daniel con una mezcla de sorpresa y resignación. --Esto cada vez tiene menos sentido, amigo. ¿Ahora somos capitanes de un bote que parece que se hunde con una ráfaga de viento?--
El joven de piel oscura intervino, palmeando a Daniel en el hombro. --No subestimes La Tetera del Mar. Puede que no sea el barco más imponente, pero ha resistido más batallas de las que puedas imaginar.--
Con cierta renuencia, Daniel y Josh subieron a bordo. El interior era modesto, con una cabina diminuta, un par de hamacas colgantes y un timón desgastado que parecía estar a punto de romperse.
--Entonces, ¿qué es lo que tenemos que hacer ahora?-- preguntó Daniel, mirando a los demás.
La mujer de cabello amarillo lo fulminó con la mirada. --Steven, en serio, estás actuando extraño. Lo primero es planear la reunión con los comerciantes de Marine. Hay mucho en juego.--
Daniel asintió, aunque no tenía idea de lo que estaba en juego ni de cómo proceder. --Claro, claro. La reunión. Sí, por supuesto.--
Mientras tanto, Josh observaba desde la cubierta, tratando de encajar las piezas del rompecabezas en el que estaban atrapados. Sabían que no podían mantener la farsa para siempre, pero mientras no descubrieran cómo habían terminado en este lugar y en estos cuerpos, no tenían más opción que seguir adelante.
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Un giro inesperado
Cuando todos estaban ocupados ajustándose al barco y preparando la supuesta reunión, Roderick apareció en el muelle, observándolos con una sonrisa. --¡Ah, la gloriosa Tetera del Mar! No sé cómo pueden preferir este cascarón al Leviatán Negro, pero cada loco con su tema, ¿no?--
--¿No vas a venir con nosotros?-- preguntó Josh, esperando que al menos tuvieran algo de ayuda.
--¿Y perderme la oportunidad de cuidar de mi preciado barco?-- respondió Roderick, colocando su sombrero con un movimiento dramático. --¡Ni en mis sueños! Además, ustedes son los capitanes del barco principal Yo solo soy un humilde hombre en mi barco que pertenece a sus servicios y de sus hazañas.--
Sin más, Roderick se alejó, dejando a Daniel y Josh con más preguntas que respuestas.
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Mientras La Tetera del Mar zarpaba hacia su próximo destino, Daniel y Josh no podían evitar sentirse atrapados en un juego que no comprendían. Los aliados confiaban en ellos, los enemigos los desafiaban, y las expectativas como "Steven" y "Naou" parecían aplastantes. Sin embargo, sabían una cosa con certeza: si querían sobrevivir en este mundo extraño, tendrían que aprender rápido.
La pequeña Tetera del Mar avanzaba lentamente por las aguas, su casco crujiendo bajo el peso del destino que ahora cargaba.