Bajo la lluvia es una historia de romance y pasión que surge de un encuentro inesperado. Mariana, marcada por un pasado complicado, conoce a Samuel, un hombre enigmático que despierta en ella emociones olvidadas. Sin embargo, cuando su exnovio reaparece, el amor se ve amenazado por los fantasmas del pasado. Entre secretos, deseo y decisiones, ambos deberán enfrentar lo que realmente significa arriesgarse por amor.
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cap:18
Mariana no podía dejar de mirar por la ventana del coche mientras avanzaban a toda velocidad por las calles oscuras. Samuel estaba al volante, con el rostro tenso y las manos firmemente agarradas al volante. El hombre mayor, quien no se había presentado con su nombre, los acompañaba en el asiento trasero, observando en silencio. La atmósfera estaba cargada, densa, como si la tranquilidad fuera solo una capa superficial que a punto de romperse en cualquier momento.
—¿Dónde vamos? —preguntó Mariana, finalmente rompiendo el silencio. Su voz era suave, casi quebrada, como si temiera que hablar en voz alta pudiera hacer que todo se desmoronara.
Samuel no la miró, pero su tono fue firme.
—A un lugar seguro. Un refugio. El primero de muchos.
Mariana tragó saliva, su mente era un torbellino de pensamientos y preguntas. ¿Qué significaba "un refugio"? ¿Por qué tenían que huir así, tan rápido? Había algo en la manera en que Samuel la miraba, en su forma de evitar las explicaciones, que le hacía pensar que todo esto era mucho más grande de lo que él estaba dispuesto a contarle. La muerte de Pablo, las amenazas, las huídas... ¿En qué se había metido?
El coche giró bruscamente hacia una calle secundaria, lejos del bullicio de la ciudad. En la oscuridad, los edificios parecían más sombríos, y la sensación de que algo acechaba fuera de la vista creció en el aire. Mariana no pudo evitar tensarse, mirando por la ventana, esperando ver alguna señal de peligro. La noche se volvía más espesa, como si el mundo estuviera conspirando contra ella.
—¿Sabes algo más de lo que sucedió con Pablo? —preguntó, mirando a Samuel, que mantenía su mirada fija en el camino. Su voz salió con más valentía de lo que se sentía por dentro.
Samuel respiró profundamente y finalmente la miró, sus ojos reflejaban una mezcla de culpa y preocupación.
—Lo que necesitas saber es que Pablo estaba involucrado en algo mucho más peligroso de lo que pensabas. Había una red que controlaba todo, y no solo la ciudad. Estaba en algo global, Mariana. Algo que ni yo puedo comprender por completo.
Mariana lo miró, sin poder creer lo que escuchaba. ¿Algo global? No lograba entender la magnitud de las palabras de Samuel. Siempre había pensado que Pablo era simplemente un hombre peligroso, pero ahora parecía ser el peón de algo mucho más oscuro y complicado.
—¿Por qué me involucraste en esto, Samuel? —preguntó, su voz rasposa, como si la verdad estuviera muy cerca de desbordarse.
Él guardó silencio durante un largo momento. No había respuestas fáciles, ni excusas que pudieran justificar lo que había pasado. ¿Por qué la había arrastrado a todo esto?
Cuando finalmente habló, su voz era baja, llena de un dolor que Mariana nunca había escuchado antes.
—Te involucraste porque, desde el principio, te metiste en el corazón de Pablo. Él… no era solo un hombre que quería controlarlo todo. Él pensaba que podía controlar a las personas, y a ti, Mariana, te tenía bajo su poder. Lo que no sabía, lo que nunca supo, es que tú también tenías poder sobre él.
Mariana frunció el ceño. ¿Poder sobre Pablo? Nunca lo había visto así. Todo había sido una serie de encuentros y desencuentros, emociones a flor de piel, pero nunca sintió que tuviera "poder" sobre él. Al contrario, parecía siempre estar atrapada en su juego. Sin embargo, ahora entendía que todo había sido parte de una gran manipulación. ¿Samuel sabía más de lo que dejaba entrever?
—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó, la intriga claramente marcada en su voz.
Samuel se mordió el labio, claramente luchando con sus palabras. Finalmente, admitió:
—Tú lo desestabilizaste, Mariana. Tú lo hiciste dudar de todo lo que creía cierto. Y eso lo hizo vulnerable.
La revelación fue un golpe a su estómago. ¿Ella había sido la causa de su caída? Aunque, por un lado, se sentía aliviada de que hubiera algo más en su relación con Pablo, por otro lado, se sentía aún más atrapada. Si ella había causado la caída de Pablo, ¿qué le quedaba ahora?
El coche finalmente frenó, y Samuel apagó el motor. El silencio volvió a envolverlos, solo roto por el sonido de los latidos de su corazón acelerado. El hombre mayor se bajó sin decir una palabra, dirigiéndose a una puerta de hierro en la esquina de la calle.
—Este es el lugar —dijo Samuel, dándose la vuelta hacia Mariana—. Vamos.
Mariana asintió, aunque su cuerpo seguía tenso, su mente inundada de preguntas sin respuestas. Mientras seguían al hombre mayor, ella notaba la sensación de estar siendo observada. Había algo inquietante en todo el ambiente, como si estuviera siendo observada por fuerzas invisibles. El peligro estaba cerca, pero también lo estaba el momento de la verdad. ¿Sería este refugio realmente seguro?
Cuando entraron, el lugar era mucho más oscuro de lo que imaginaba. El interior estaba iluminado solo por luces bajas que apenas dejaban ver el contorno de las paredes. La sensación de estar en un lugar apartado, desconectado de todo, era abrumadora.
El hombre mayor les hizo un gesto para que se sentaran en una mesa de madera, donde ya había otros dos hombres esperándolos. Uno de ellos, más joven, parecía tenso, con el rostro marcado por la ansiedad.
—Esto no es solo una huida —dijo el hombre mayor, mirando a Samuel y luego a Mariana—. Esto es una batalla. Y va a ser larga. Tú eres una pieza clave, Mariana.
El sonido de la puerta cerrándose tras ellos pareció sellar el destino de todos. Mariana se sentó, sabiendo que las respuestas que tanto anhelaba estaban al alcance de su mano. Pero a medida que el silencio se hacía más denso, se dio cuenta de que, en realidad, la verdadera batalla apenas comenzaba.