Bellefleur es una familia reconocida en la nobleza por ser cercanos a la familia imperial, la avaricia del archiduque lleva a sacrificar a su única hija quien es preparada desde pequeña para volverse la princesa heredera. Esta al llegar el momento de conocer al príncipe Arthur antes de anunciar su compromiso no se imagina que realmente el que llega es su hermano, Richard quien cae profundamente enamorado al verla, deseando poseerla a ella, matará a quien sea necesario.
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003 - Recuerdos tristes.
Cada vez que entraba alguien a la mansión del archiduque debían hacer un pacto de silencio, en donde ambas partes en una hoja en vez de una firma dejaban gotas de su sangre. Cualquier pacto necesita dos partes, el dador y el que recibe el pacto, de esta manera ambos quedaban satisfechos según las condiciones establecidas.
El archiducado es todo un misterio, personas entrando, saliendo y otras no corrían con la misma suerte; cada tres meses se cambiaba de personal, lo único que no cambiaba era el mayordomo Esteban, era el mediador entre el diablo y el archiduque, él observaba cada paso que daba Dietrich y si había algo sospechoso que podría dañar el contrato se lo informaba a su amo.
Esteban solo se limitaba a observar como Ellie tomaba té con tanta tranquilidad sin saber que su alma estaba siendo corrompida con solo encontrarse en este lugar. El poder que se le había sido concedido al archiduque era el manejo de las sombras con la espada, era un poder sin límites al menos que estuviera la presencia del poder de la diosa Ἡµέρα.
Las personas con el poder de esta diosa, podían hacer el sol brillar tanto que cualquiera que fuera su enemigo se volvería ciego, ya que su poder era proveniente de la luz. Esto les daba ventaja en el campo de guerra, si el archiduque o su hija se encontrara con cualquier poseedor de este poder los poderes tanto de él como de su rival quedarían anulados.
Ellie se sentía sola desde pequeña, nadie estaba a su lado. Las niñeras entraban y a su vez salían, igual fingía no darle importancia, ya que no podía encariñarse, al darse cuenta del poder que ella poseía probablemente la verían como un monstruo; cualquier testigo que observará el poder que posee su familia lo matarían o en un dado caso, la persona se suicidaría.
El ambiente en que fue criado la rubia era un ambiente hostil y solitario, se le enseñó a matar sin sentir pena. "No importa que tan débil sea tu oponente, si debe morir, mátalo y rinde y tributo a su muerte". Rendir tributo era realizar un ritual que constaba de entregarle su alma al diablo, haciéndole una marca en el pecho con una navaja y rezar una oración.
Ellie no era tonta, ella reconocía perfectamente el ambiente en que se encontraba y aprendió a sobrevivir en el, a amarlo de una manera retorcida como su padre le había enseñado, porque para ella el único que tiene la verdad es su padre, el archiduque.
“Ellie, ella será tu nueva doncella principal”. La rubia observó a la joven, no tenía el mismo aspecto que sus anteriores doncellas, parecía débil y eso lo desagradaba. Ellie repugnaba la debilidad y cualquier cosa que lo representará porque en su mundo, debías ser fuerte o debías morir.
El mayordomo observó la expresión de desagrado de Ellie, sintió la incertidumbre y quería preguntar; más ese no era su trabajo. Ellie dejó de tomar el té, dejando la delicada taza a un lado y le sonrió a la nueva doncella.
“Cuida de mí, por favor”. ¿Cómo podría explicar la doncella lo que sentía en esos momentos? Ver un rostro tan hermoso y sonriendo, el sonrojó apareció casi al instante en sus mejillas mientras hacía una reverencia a su nueva ama.
Ellie ignoró las palabras de la doncella al momento de escuchar su nombre, no le interesaba memorizar su rostro o las primeras palabras dichas por ella, no deseaba encariñarse y recordar con pena después su muerte como lo fue con su primera niñera.
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“Ellie, ella es tu niñera Anna” la pequeña Ellie salió de detrás de su padre observando con atención la nueva figura que se encontraba enfrente de ella. Un rostro amable y una sonrisa cálida, solo eso necesitó para ganarse el dulce corazón de la niña.
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“¡Papá, papá! ¿Dónde está Anna?”. Al archiduque se le distorsionó el rostro al escuchar a su hija llamar por su nombre a la niñera, la tomó de la mano y la llevó abajo de la mansión, a los calabozos.
La que fue un día la temerosa Ellie observaba el lugar con terror puro, la sangre y los prisioneros, los lamentos. Todo era asqueroso, se sentía sucia y triste.
“¡Mi pequeña Ellie! ¿Qué haces en un lugar como este?”. La preocupación de Anna al ver a Ellie era demasiado evidente, ella podía soportar que el padre de Ellie la matará, más no a su preciosa Ellie, un alma tan pura como ella no merecía estar en un sitio así.
El padre de Ellie tomó su espada y se la entregó a su pequeña hija, quien apenas pudo con el peso de esta. Acarició su cabello y puso el filo de la espada en el cuello de Anna.
“Mátala, Ellie”. El pequeño cuerpo de la niña tembló al escuchar las palabras de su padre, esto no fue ignorado por el archiduque quien la estaba poniendo a prueba; su hija no podía dejarse llevar por los sentimientos.
Era el inicio de su creación, de pulir su diamante en bruto. Ellie sería su arma y a la vez su escudo, su pieza maestra. Su belleza y el poder que había consigo podría darle lo que tanto había deseado, el trono.
Anna sabía lo significativo que era este momento para el archiduque, podía notarlo en su mirada que era un momento decisivo en la vida de Ellie y ella en serio la amaba, estaba segura de que su pequeña podría sobrevivir.
La mente de Ellie se había llenado de voces «Hazlo», «Si no lo haces tu padre te abandonará», «Debes ser útil, Ellie», «JA, JA JA»...
“Hazlo, pequeña”. Ellie fue la única que logró escuchar esto, fue una súplica, como si Dios le hubiera dado la oportunidad de hacer entrar en razón a su pequeña, este era el destino de Ellie, sobrevivir.
La triste niña quería llorar, pero no podía, de sus ojos no salían las lágrimas, estaban estancadas en sus preciosos ojos azules. Tomó con fuerza la espada y en un movimiento la cabeza de Anna estaba sobre el sucio piso de ese lugar.
El calabozo cayó al instante en una oscuridad que no parecía tener fin, la sangre del cuerpo de Anna fue succionada por la espada que sostenía la niña; nadie sabía qué pasaba, pero se logró escuchar el sonido de algo romperse. Nunca supieron que era el alma de Ellie siendo devorada por las sombras, por primera vez.
A pesar de que la prueba había sido un éxito, no fue completada a la perfección por lo cual Dietrich decidió encerrar a su hija en una habitación completamente oscura, en donde no se miraba nada y tampoco se escuchaba. Esa fue la única vez que tuvo que hacer esto, porque después de meses de encierro, el alma de Ellie había sido devorada por completo.
El rostro de Ellie se llenó de pánico y grito múltiples veces por ser salvada por su padre, pero este momento nunca llegó. Se culpó así misma por haber dudado y decidió volverse más obediente, para hacer sentir orgulloso a su padre.
...
Una expresión llena de nostalgia apareció en el rostro de Ellie ante este recuerdo, lo único que tenía era a su padre y era al único que le era permitido amar con libertad. Dependía de él.
La preciosa rubia posó su vista en el lugar en donde estaba la habitación de su padre, encontrándose con su mirada, ninguno de los dos dijo algo; habían tantas cosas por decir, pero aún no era el momento.
Tu padre que emperador, ni cual emperador el esta es cegado de poder que nunca fue suyo! Apuesto a que tu madre era la segunda en linea de sucesión, porque su hermano mayor (emperador actual) era el principe heredero por ser mayor, si él fallecía ahí venia tu madre, pero no este loco diciendo que le han quitado algo que ni en pedo es suyo