Eva Winchester a la edad de 7 años pierde a sus padres quedando al cuidado de sus tíos que la toman como hija adoptiva.
Eva se encierra en su mundo de soledad con el dolor en su corazón por la pérdida de sus padres, donde sus emociones son contradictorias, sobre todo al aislarse de las personas que la rodean.
Llega el momento que alcanza su adolescencia donde ella cree haber encontrado a la persona que le cambiaría la vida... sin embargo, al confiar en la persona menos indicada la llevará a hundirse más en la depresión y la ansiedad.
Su vida dará un giro de 180° donde se muda de país encontrando personas que la ayudarán a salir adelante...
Acompáñame en esta nueva historia donde nos hará erizarnos la piel en apoyo a Eva quien necesita ayuda de urgencia.
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Capitulo 19
Naima:
(Escuchen: Ova, Hasan Ozsut)
La maestra me esperaba en la puerta, me acerqué a ella, mirando por la ventana del cuarto donde Eva estaba ya con el transfusor del medicamento, la veía con los ojos rojos, se nota que no había parado de llorar quien sabe desde cuanto tiempo.
Naima: ¿Qué paso Maestra?
Maestra: Tranquila Naima, en verdad no tengo palabras.
Naima: ¿Qué LE PASÓ?
Cerré los ojos negando con la cabeza, los abrí volteando hacia ella, reposé mi mano en el cristal, quería que ella viera que estaba aquí para lo que necesitara, pero estaba adentro una mujer…
Naima: ¿Quién es esa mujer?
La maestra sostuvo mi brazo, me apartaba de la habitación haciendo que me sentara en una pequeñas bancas, así que lo hice, no apartaba la mirada de la maestra, me estaba preocupando demasiado.
Maestra: Naima, ¿sabías que Eva salía con alguien?
Naima: salir no, pero decía que Brandon Obrien era su novio, ni Gian ni yo estábamos de acuerdo… ¿Qué le hizo? ¿la maltrató?
Maestra: algo peor.
Me puse de pie mirando hacia Eva, sus deditos apartaban sus lagrimas, cubrí mis labios negando con la cabeza, pasé mi mirada hacia la maestra.
Naima: ¿Qué le hizo? Habla… Gisel.
La maestra se puso de pie mirando a Eva, sacó su celular entregandomelo, tragué saliva viendo que había el icono de play en un video que tenía en la pantalla. Le di play, entreabriendo sus labios, negué con la cabeza, era Eva con el maldito de Brandon teniendo relaciones, lo detuve no queriendo ver más. Bajé la mirada entregando el celular.
Naima: No me digas eso.
Maestra: Alguien lo envió queremos pensar que a todo el colegio.
Naima: ¿Qué cosa? No, no por favor, no me digas eso.
La maestra apartó sus lagrimas sosteniendo mis brazos, me sentía fatal por Eva, ella no se merecía esa bajeza que le han hecho.
Maestra: Naima, dudo que Eva quiera regresar al colegio, le dio una terrible crisis, en este momento estarán amonestando a todos los alumnos.
Naima: Amonestarlos, no… NO ME ES SUFICIENTE.
Maestra: Me imagino que Gian va querer tomar cartas sobre el asunto, el hecho que hablamos de Brandon Obrien.
Naima: No me interesa de quien se trate. Claro que mi esposo va tomar cartas sobre el asunto, es más yo misma lo haré.
Maestra: Entiendo, ella es menor de edad y sea lo que sea que haya hecho, esto es un delito. Estoy segura que Eva ni enterada estaba que la habían grabado.
Naima: Que maldito… ¿Por qué ensañarse con ella? ¿Qué le hizo?
Maestra: Brandon es el claro ejemplo de la falta de valores y educación, podrá su familia tener tanto dinero pero no hay ley que lo ampare. Distribuyó este video, si todo el colegio lo tiene, no quiero pensar cuantos más. Marion Benson se puso como loca.
Miré hacia Eva apartándome de la maestra, sé lo que teníamos que hacer.
Maestra: La mujer que está dentro se llama Kristine Hall, es una detective que puede ayudarte, pero no he visto que haya hecho hablar a Eva.
Asentí con la cabeza, caminé hacia la puerta, abrí muy despacio, Eva, no hizo ni por mirar quien entraba, la detective me miró acercándose a mí, me entregó su tarjeta.
Kristine: soy la dete…
Levanté mi mano, no hacía falta que me dijera quien era, ya lo sabía por la maestra y en este momento no quería escuchar a nadie, mi preocupación era Eva… saber su estado emocional.
Naima: La llamo, por favor… déjeme a solas con mi hija.
Asintió con la cabeza, salió cerrando la puerta, di la media vuelta dejando mis cosas sobre el sillón, giré tomando el respaldo de una silla, la acerqué dejando frente a Eva, parecía ida, donde su mente no estaba conciliando nada de lo que le había pasado, es más ni me miraba, su cuerpo presente pero su mente divagando por todo el medicamento que creo que le pusieron, me acerqué a ella dejando un beso en su mejilla, solo miraba un punto fijo, me incorporé apartando mis lagrimas, estaban los transfusores de medicamento, los iba revisando que sean los correctos, estando aquí la maestra se aseguró que fueran los que Eva necesitaba cuando se le presentaban sus crisis.
La puerta se abrió, una mujer de bata blanca entró, quiero pensar que era la doctora.
Doctora: buenas tardes.
Naima: soy la madre de Eva.
Me hizo seña que saliera con ella un momento, negué con la cabeza, lo que quisiera decirme podía hacerlo, reposé mi mano en la cama al lado de la de Eva.
Doctora: Necesitamos hablar.
Naima: No dejaré a mi hija sola.
Doctora: señora.
Los dedos de Eva rosaron con mi mano, bajé la mirada viendo sus lagrimas deslizarse, me partía el corazón mirarla así, más lo que le había hecho ese maldito perro.
Doctora: Por favor señora, la pequeña va estar bien.
Naima: DIJE QUE NO… ASÍ QUE EMPIECE HABLAR.
Sostuve sus dedos de Eva, ella apretó mi mano, podía sentir como su mano estaba temblorosa, todo esto la ha llevado a sus límites, no había perdón a lo que le han hecho.
Doctora: La señorita presentó una recaída muy fuerte en su padecimiento.
Naima: Me imagino que la maestra del colegio ya dijo algo.
Doctora: No habló, prefirió que sus padres estén presentes, como le comentaba, la pequeña necesita de estos medicamentos, su padecimiento los veos un poco ya fuera de la dosis que se le ha estado manejando.
Naima: tiene su terapeuta.
Doctora: Con todo respeto, pero el caso de Eva, ya no lo debe revisar una terapeuta, quizá una psiquiatra o hasta una psicóloga clínica. Son más certeras, le pueden dar un poco más de dosis ya que las terapeutas solo regulan, no controlan.
Se acercó la doctora, sacó una tarjeta de su bata. Miró a Eva.
Doctora: Es muy pequeña, para tener una asciedad de Pánico, a sus 15 años no lo habí avisto presentarse. Señora, sé que no me debo meter, pero las crisis de su hija, puede no tener una próxima.
Naima: ¿De que me está hablando?
Doctora: Soy Doctora, no psiquiatra ni psicóloga, pero estos casos, cuando nos llegan tan agresivos, hablamos de más complicaciones hasta el grado de estar En otra Vida.
Naima: DÉJEME SOLA CON MI HIJA. VÁYASE… FUERA DE AQUÍ.
La doctora asintió con la cabeza, respiró a profundidad caminando hacia la salida. Sin soltar la mano de Eva me senté en la silla que había dejado frente a ella. La miré acercando mi mejilla a su mano que rosaba sobre ella. Le dejé un beso en su manita temblorosa, no podía dejarla sola en este momento, tampoco me salían palabras para decirle que todo esta bien. Tenía que mantenerme al margen de sus emociones y que venga de ella en querer hablar, pero no podía dejarla que se encierre en una soledad donde pueda pensar que no tiene salida.
Naima: Te amo mucho Eva.
Negué con la cabeza bajando la mirada, me partía el corazón, demasiado herido estaba por lo que le han hecho, si a mi como su madre me duele verla así, que debe estar sintiendo ella que no puede ni hablar en este momento.
(Escuchen: Una palabra, Carlos Varela)
Naima: Mi amor… Perdón… perdóname, es que no encuentro otra palabra más sensata y honesta para empezar este dolor abismal del perdón. Sé que aún no lo entiendes y ciertamente yo tampoco. He escuchado un par de bocas decirme que “nadie nace sabiendo ser padre” y, eso no es precisamente en lo que pienso, más bien... ¿en realidad se aprende a ser padres? Honestamente para esta pregunta no tengo la respuesta y para muchas otras más tampoco.
La mirada de Eva pasó lentamente hacia mi, mis lagrimas caían y caían, en este momento post de su crisis era una ganancia para mi, Eva no reaccionaba de esa manera y peor que la ausencia de sus emociones estaban tensadas, pero con que me mire a los ojos ya era suficiente para mi, sus lagrimas no dejaban de salir de sus hermosos ojitos, acaricié, su cabello…
Naima: Perdóname hija, por no nacer sabiendo, por no aprender a serlo, por intentarlo más veces de las que he fallado, porque incluso sobre la marcha me he equivocado. Sé que más de una vez te has ido a tu cama con ese enojo que no supe dispersar, perdón por no saber hablarlo, a veces en días como ayer, como hoy e incluso como mañana me cuesta dar mi brazo a torcer y pensar que entonces todo lo estoy haciendo mal... pero te amo ¿lo sabes verdad?
Asintió con la cabeza, entreabrí mis labios, esa respuesta era tan valiosa y significativa.
Naima: Perdón por las veces que te he gritado fuerte sin pedirte alguna explicación, perdón si aún no entiendes el porqué de tus castigos y el porqué de mi firmeza. Perdón si alguna vez o muchas más me has escuchado decir que quisiera irme lejos... no estoy huyendo de ti, estoy huyendo de mí. De mi falta de paciencia hacia ti, de mi amor desbordado que me hace sentir culpa después de una discusión y me acorralo a llorar a solas preguntándome porque esto es tan difícil, por ser esa mezcla de madre que me gustaría ser con aquella de la que tanto huyo. Perdón por los de juegos que me he perdido a tu lado a causa de los miles de pendientes que parecieran no acabar, por perderme un par de tus días por las tareas del hogar, de repente cuando alzo la mirada mi corazón se hace pequeñito cuando veo que has crecido unos centímetros más, que tu suéter favorito ya no te queda, que el juguete que tanto te emocionó la navidad pasada no te causa ninguna sensación, que le encontraste el gusto a esas cosas que por varios días me perdí. Estas creciendo y me lo estoy perdiendo. Perdón si sientes todo a medias... te aseguro que me estoy esforzando y prometo que me esforzaré aún más.
La puerta se abrió, miré hacia la entrada levantándome del asiento, no solté por nada del mundo a Eva, pero al ver a Gian con sangre por todos lados me asustaba demasiado. Caminó con los ojos llenos de lagrimas hacia Eva, ella apartó la mirada, solté su mano dejando un espacio a que se acercara. Se puso de cuclillas, sonriendo ante ella, fue cuando los dos se miraron con tanto amor… cubrí mis labios al ver que Eva nos necesitaba más que nunca, él rosaba sus dedos sobre su mejilla.
Gian: Nunca te vamos a dejar sola, aquí estamos contigo, tu madre y yo, lo que haya pasado, lo que hayas hecho no me interesa, no dejas de valer como un diamante para nosotros.
Dejó un beso en su frente apartando sus lagrimas de ella…
(Escuchen: In This Heart, Girl Named Tom)
Gian: Sabes que te quiero y te aprecio. Cuando aún estabas en el vientre de tu madre tu tía y yo nos emocionamos tanto, sabíamos que serías parte de nosotros, no como pasaron las cosas, pero si como están pasando ahora… ¿sabes? Tu padre Matteo me epermitía que te hablara al igual que tu tía para que conocieras mi voz. Aún puedo sentir tu cuerpo confiado sobre mi hombro cuando, de bebé, te abandonabas en mis brazos en un sueño tranquilo. Tus manitas aún se aferran con fuerza a mis meñiques cuando dabas tus primeros pasos. El cuidado que te dimos era parte de ser tus segundos padres… Eres, en mi mente, la niña pequeña que corría hacia la puerta gritando alegremente "papá, papá, papá" cuando volvía a casa después de un largo viaje junto con tu verdadero padre, los dos nos poníamos a tu altura y por arte de magia, siempre llegabas a mis brazos antes que al de tu padre Matteo. Eres aquella joven adolescente que volvía del colegio a veces contenta, a veces preocupada o triste, y apoyaba su cabeza en mi hombro para consolarse.
Gian bajó la mirada entre sollozos, negó con la cabeza una y otra vez, miré hacia la entrada donde una enfermera y una doctora diferente a la que había venido estaba por entrar, levanté la mano negando con la cabeza, no quería que los interrumpieran, la doctora, sonrió asintiendo con la cabeza, sostuvo del brazo a la enfermera evitando que entrara. El sollozo de Gian era demasiado doloroso, estaba claro que él quería a Eva que nunca tuviera que pasar por esta situación, reposé mi mano en su hombro apretando, él sostuvo mi mano llevando hacia sus labios, dejó un beso, no me podía contener igual… Este momento sin duda nos tenía que unir más.
Gian: (voz entrecortada, con lagrimas en los ojos) Para el corazón de un padre, hay un momento en la vida que es una pequeña muerte y me he estado preparando para desde que vi que estabas creciendo. Es el momento en que, un feliz día, otro hombre se convertirá en el número uno de tu vida. Es bueno y es duro. Seguro que todo padre, por muy lejano que esté, espera en lo más profundo de su ser que esta transición sea la más feliz, plena y fructífera para su hija. No podemos controlar el futuro, ni quiero controlar tu futuro. Tú eres tú. Así que lo que voy a decir no es para dirigir tu vida, sino que viene del fondo de mi corazón, y de años de "crecer" junto a tu madre.
Eva asintió con la cabeza pasando su dedo pulgar sobre la mano de Gian que no la había soltado.
Gian: Me gustaría contarte dos maneras de encontrar un buen hombre y estar preparada para llevarte bien con él el resto de tu vida. Antes de casarme con tu madre, yo no me conocía muy bien, ni creo que ella se conociera bien a sí misma. Permanecimos juntos gracias a nuestra firme voluntad de hacer que las cosas funcionaran pasara lo que pasara. Tuvimos que hacer el trabajo duro que deberíamos haber hecho antes, incluso antes de empezar a salir. Me refiero al trabajo de descubrir qué hay dentro de nosotros que nos hace pensar lo que pensamos, sentir lo que sentimos y hacer lo que hacemos. Peleamos y sufrimos mucho antes de empezar a descubrirlo. Toda mujer joven tiene heridas y cicatrices que, si no se atienden, podrían interponerse en el camino de una relación sana consigo misma y con los demás. En parte debido a lo que padres como yo no hicieron tan bien como deberían. Tú también tienes cicatrices, también por la forma en que nuestra cultura te habla, con una presión tremenda, sobre quién eres y qué deberías hacer. Encontrar al hombre adecuado, tendrás que tener buen juicio, que proviene de un sano conocimiento y confianza en quién eres. Para poder darle o recibir de él, tendrás que saber darte a ti misma. Para perdonarle, tendrás que saber perdonarte a ti misma. Tener un mentor, buenas lecturas con tiempo para reflexionar y llevar un diario y actividades espirituales pueden ayudarte. Pero si te sientes estancada, la terapia también puede ayudarte a aprender y practicar herramientas esenciales para vivir una vida más feliz. Una buena terapia enseña a las personas a ganar confianza, a escuchar mejor, a comunicarse con honestidad y a saber manejar los límites. No es sólo para personas con una enfermedad mental. Un consejo paternal más. Como sabes, tu madre y yo hemos practicado ese misterioso método anticonceptivo llamado planificación familiar natural. (sonrisa divertida) solo que hasta hoy nos ha funcionado muy bien que no ha llegado un hijo, pero… Esto es algo más que anticonceptivos. Tu madre sabe cómo afecta su cuerpo humor su energía, su capacidad de concentración. No cree que sea mala si tiene menos atención a veces, o se siente un poco deprimida. Y como yo también lo sé, ya que ambos seguimos su gráfico diario, puedo ajustar mis respuestas a ella y atender mejor sus necesidades. He leído que la píldora y los anticonceptivos hormonales realmente te roban a ti mismo...te hacen ser una persona diferente porque tu composición hormonal normal es... secuestrada. Tú eres más espabilada que yo y puedes hacer tu propia investigación al respecto, pero he oído que incluso cambia la forma en que percibes a los hombres y puede llevarte a que te gusten los tipo de hombre equivocado para ti. No quiero eso para ti. La razón por la que tu madre siempre odió la idea de tomar anticonceptivos es que son perjudiciales para la salud de la mujer. Estos medicamentos tienen altas dosis de hormonas que desordenan tu cuerpo, y pueden provocar coágulos sanguíneos y cáncer de mama. Sé que hay buenas razones para posponer tener hijos antes de estar preparada, pero ningún hijo no planeado te dará el dolor que te dará una de estas enfermedades. Además, la planificación familiar natural funciona bien planificar el momento de los bebés para cuando estés preparada. Por lo tanto, mi consejo es que incluso antes de salir con un chico aprendes a trazar tus ciclos y a conocer tu cuerpo. Es la mejor manera de conocerte biológicamente y de corregir los desequilibrios antes que después. Eso te ayudará en todas tus relaciones, especialmente con la que más te importa para el futuro…
Bajó la mirada, miré a Gian, ahora vendría una preocupación de Eva, si es que no se cuidó.
Gian: Si supieras lo orgullosa que estoy de ti. Ya me has dado alegrías que no merezco. Verte salir al mundo y aprender, trabajar, jugar, hacer amigos, me llena de tanta confianza en tus capacidades para ser una mujer que tendrá una vida con sentido. Sé que eso es lo que tú también buscas. Siempre estaremos ahí para animarte.
Asintió con la cabeza, él se levantó acariciando su cabello, acomodó la almohada dejando un beso en la frente, miró hacia donde estaba la doctora.
Gian: No nos vamos a ir… hablaré con la doctora ¿De acuerdo?
Cerró los ojos en señal que quería descansar, ya era demasiado lo que había pasado en todo el día y un buen descanso le haría bastante bien.
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Eva
Naima
Gian
levantar la cabeza, tienes unas grandiosos padres
Alana no es tu deber, pero, un par de consejos le caerían bien.