Una mujer, una traición, un matrimonio sin amor.
¿Realmente valdrá la pena?....
Espero que esta carta te encuentre bien, aunque mi corazón late con dolor al pensar que ya no estaré aquí para verte sonreír. Si la estás leyendo, es porque mi tiempo se ha agotado y mi cuerpo ya no puede luchar más.
Quiero que sepas que te perdono. Te perdono por todo el dolor que me causaste, por todas las noches que pasé llorando por ti, por todas las mañanas que desperté con la esperanza de que regresaras a mí.
Te perdono por no estar allí para mí cuando lo necesité, por no escuchar mis súplicas, por no sentir mi dolor. Te perdono por dejar que el tiempo y la distancia nos separaran.
Aunque decidí rendirme y dejar de luchar por nosotros, nunca dejé de amarte. Siempre te amé, y siempre te amaré. Recuerdo cada momento que pasamos juntos, cada beso, cada abrazo, cada mirada...
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capitulo 19
Después de un mes de vivir en Estambul, Elena se había adaptado a su nueva vida. Había encontrado un pequeño apartamento en el barrio de Beyoğlu y había comenzado a explorar la ciudad. Un día, mientras paseaba por el mercado de Grand Bazaar, recibió una llamada de un desconocido.
—Señorita Elena, mi nombre es Emir. Me gustaría hablar con usted sobre una propuesta —dijo la voz al otro lado del teléfono.
Elena se sintió intrigada y aceptó reunirse con él en un café cercano.
Al llegar al café, Elena vio a un hombre apuesto y elegante de unos 40 años. Se presentó como Emir y comenzó a explicar su propuesta.
—Señorita Elena, estoy enfermo y no tengo mucho tiempo de vida —dijo—. Tengo un hijo de 7 años llamado Michel y necesito a alguien que lo cuide después de mi muerte.
Elena se sintió conmocionada y confundida.
—¿Por qué me ha elegido a mí? —preguntó.
Emir sonrió tristemente.
—Usted se parece mucho a mi esposa fallecida —dijo—. Y creo que podría ser la persona adecuada para cuidar a Michel.
Elena se negó rotundamente.
—Lo siento, señor Emir, pero no puedo aceptar su propuesta —dijo—. No conozco a su hijo y no estoy lista para comprometerme de esa manera.
Emir asintió y se levantó para irse.
—Entiendo —dijo—. Pero antes de que se vaya, ¿le gustaría conocer a Michel?
Elena dudó por un momento, pero algo en la mirada de Emir la hizo aceptar.
Al conocer a Michel, Elena se sintió inmediatamente atraída por su sonrisa y su energía. El pequeño de 7 años la abrazó y la llamó "mamá", y Elena se sintió conmocionada.
—¿Estás seguro de que quieres que yo sea su cuidadora? —preguntó Elena a Emir.
Emir sonrió.
—Sí, estoy seguro —dijo—. Y creo que Michel también lo está.
Elena se quedó en silencio, pensando en la propuesta de Emir. ¿Podría realmente cuidar a un niño que no conocía? ¿Y qué pasaría con su propia vida y sus planes? La decisión no sería fácil, pero algo en la mirada de Michel la hizo dudar...
Tiempo después Elena se casó con Emir en una boda ostentosa en Estambul, rodeada de lujo y opulencia. La ceremonia fue impresionante, con invitados de alta sociedad y un banquete que duró hasta la madrugada.
Al principio, Elena se sintió incómoda en su nuevo papel de esposa de Emir, sin embargo, pronto se enamoró de Michel y se dedicó a cuidar de él con todo su corazón.
Emir parecía un hombre perfecto: amable, generoso y atento pero después de seis meses de convivencia, Elena comenzó a notar algo extraño. Emir no parecía enfermo en absoluto. No tenía síntomas de dolor, no tomaba medicamentos y parecía tener una energía infinita.
Elena empezó a sentirse confundida y sospechosa. ¿Por qué Emir la había engañado sobre su enfermedad? ¿Qué motivos tenía para casarse con ella si no estaba realmente enfermo?
Una noche, mientras Emir estaba en una reunión de negocios, Elena decidió investigar un poco más. Se dirigió al estudio de Emir y comenzó a buscar documentos y papeles.
En un cajón cerrado, encontró un contrato de matrimonio que le hizo sentir un escalofrío. El contrato estipulaba que Elena debía cuidar a Michel durante al menos cinco años, y que si se separaba de Emir antes de ese tiempo, perdería todos los derechos sobre la fortuna de la familia, mismo que no le importaba pues ella tenía mucho más dinero que él, pero si le importaba el pequeño aunque no sabía la razón de no querer separse de él .
Elena se sintió atrapada. ¿Qué había hecho al casarse con Emir? ¿Qué secreto escondía él?
Con la mente llena de preguntas y dudas, Elena decidió seguir investigando. Quería saber la verdad sobre Emir y su verdadera intención al casarse con ella.
Mientras tanto, Michel se había convertido en su razón de ser. Elena se había enamorado del pequeño y no podía imaginarse viviendo sin él. Pero ¿qué pasaría si Emir no era el hombre que parecía ser? ¿Qué pasaría con Michel y con su propio futuro?
Elena utilizó todas sus conexiones y recursos para investigar a Emir, pero no encontró nada sospechoso. No había registros de enfermedades graves, no había historiales de crímenes ni escándalos. Emir parecía ser un hombre intachable.
Sin embargo, mientras investigaba, Elena descubrió algo que la hizo sentir un escalofrío. Emir había sido el médico que la había atendido cuando supuestamente había perdido a su bebé. Elena recordó la noche en que había estado en el hospital, y cómo Emir había sido el que le había dado la noticia de que había perdido al bebé.
Elena se sintió confundida. ¿Por qué Emir no le había dicho que la había atendido en el hospital? ¿Qué relación había entre ellos que Emir no le había revelado?
A pesar de las dudas y sospechas, Elena no quería separarse de Emir. Amaba profundamente a Michel, y no podía imaginarse viviendo sin él. Además, Emir había sido un esposo amable y atento, y no había dado señales de que fuera un hombre peligroso.
Mientras tanto, Emir estaba en su estudio, pensando en cómo se había obsesionado con Elena desde que la vio por primera vez en la televisión, cuando estaba con Sergio, su ex compañero de equipo, luego como se enteró de que al parecer estos dos tenían una relación y como él se había aprovechado de ella, pero también recordó cómo se había sentido atraído por su belleza y su personalidad desde el momento uno.
"Desde ese momento, hice de todo para saber más sobre ella", pensó Emir. "Investigué sobre su pasado, su familia, sus amigos. Quería conocerla, quería estar cerca de ella".
Emir sonrió para sí mismo, recordando cómo había planeado su estrategia para conquistar a Elena. "Y finalmente, lo logré", pensó. "La convencí de casarse conmigo, y ahora es mi esposa".
Pero Emir sabía que su motivación no era solo el amor. También había una parte de él que quería poseerla, controlarla. "Elena es mía ahora", pensó. "Y no la dejaré ir".
Elena, mientras tanto, no tenía idea de los pensamientos oscuros de Emir. Solo sabía que lo amaba (de forma no romántica) por ser un padre amoroso para Michel, y que estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para proteger a su familia.
Una noche, mientras estaba acostada junto a Emir, Elena se volvió hacia él y le preguntó:
—Emir, ¿por qué no me dijiste que me habías atendido en el hospital?
Emir se sorprendió y aunque sus ojos se oscurecieron Elena no se dio cuenta, se sentó en la cama.
—No quería que lo supieras —dijo—. No quería que te sintieras incómoda.
Elena lo miró fijamente.
—¿Por qué? —preguntó.
Emir suspiró.
—Porque me enamoré de ti en ese momento—dijo—. Y supe que quería pasar el resto de mi vida contigo. Aunque realmente tenía otros pensamientos.
Elena se sintió conmocionada. ¿Era posible que Emir hubiera estado enamorado de ella todo este tiempo? ¿Y qué significaba eso para su relación?