- No eres más que una pobre omega - le dice con desdén la novia de su amigo de infancia...
Amelie lleva años soportando malos tratos y burlas indiscriminadas de parte del grupo de amigos de Armand.
Su abuela Selene lo pondrá en jaque cuando casi la pierda.
¿Podrá demostrar su valía, pese a ser una omega?
¿O el destino le tendrá preparado algo más?
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Crema batida y un beso
Las disciplinas de cada profesional, son superadas solo, por la misma persona que las lleva a cabo. Armand Dumont está más que sorprendido del arte de la repostería y la pastelería. Su Omega es sin duda, toda una artista en esa área. Llevan 3 días en el proceso de elaboración; primero fue hornear la masa que se utilizaría, y vaya que fue mucha cantidad. Al paso que va, va a engordar porque se come las sobras junto con los guardias. Segundo, el corte y moldeamiento de la masa para darle forma de lobo, eso no lo terminó el segundo día, lo está haciendo en este tercer día que va perfeccionando los detalles, también está preparando el fondant para cubrir la masa base. Es justo el momento importante, pues allí dará los detalles de la escultura de pan.
- ¿Podrías pasarme esa masilla blanca de allí? Por favor - le dice la tierna Omega.
- ¡Por supuesto! - contesta emocionado, pues aunque sea de esa manera, ella le habla.
La voz cantarina de su destinada, produce en él un efecto tranquilizador. Siempre se ha caracterizado por tener un carácter temible como el de su padre, mientras sus demás hermanos, incluyendo Emmanuel, tiene el carácter de Rebecca. Pero cuando está con Amelie, parece que todo pinta de color.
Hombre y bestia, quieren arruncharse con su lobita, desean corromperla pues se ve muy inocente y eso lo mantiene excitado, pensando en ella como Colón pensó en las Nuevas Indias, debe explotar y colonizar.
- ¡Wow! Eres muy buena en tu profesión, jamás me hubiera imaginado todo el proceso que lleva hacer una torta, sobretodo si es con un motivo especial. - pronunció admirado.
- Debo confesar que mi inspiración principal fueron mis abuelos, pero amo como trabaja Pierre Hermè, es de los mejores. - el lobo dejó de escuchar en la palabra ''amo'', deseaba tanto encontrar a ese desgraciado que le robó el amor de su linda omeguita rojiza.
- ¿Quién mierda es ese tipo? No recuerdo que pertenezca a esta manada, ¿acaso es un humano que conociste en París? - Amelie estaba anonadada por los celos que mostraba su alfa loco, quería reírse y sacarlo de su paranoia, pero disfrutaría este momento - ¿Qué te parece gracioso? Ya mismo te exijo que me digas dónde lo encuentro, porque lo voy a desaparecer de este mundo. No veo lo gracioso, no... no te rías, - con un movimiento veloz la pegó a la encimera, colocando cada mano en la misma - ¡Eres Mía Amelie Martín!
La Omega experimentó una ola caliente en cierta zona inexplorada, esa posesividad de su loco alfa junior, la dejó deseando aún más, ser tocada por él.
Pero como nuestra omeguita es como la diosa Luna la hizo...
- Pues sí, amo a Pierre, y no le harás nada porque te juro que el que se quedará sin cabeza, serás tú.
Armand abrió y cerró la boca, entrecerrando los ojos, señalando indignado que ella, su preciosa muñequita lobuna, lo amenazara por un desgraciado que ni siquiera era su destinado. Salió como alma que lleva el diablo, debía averiguar quién carajos era ese tipo.
Amelie estaba muerta de risa en la cocina cuando su mamá entró con Rebecca, ambas sospecharon que algo le hizo a Armand.
- ¿Qué diablura hiciste Amelie Marie Martin? - pregunta su mamá inquisidora.
- Nada mamá, solo me divierto con esto, y pues, el pobre Armand tuvo un pequeño accidente.
Como buena madre, sabía que su retoñito le andaba mintiendo, más se quedó callada pues ese tonto merecía que lo hiciera sufrir un poquito. Lo mismo pensaba Rebecca, quien miraba divertida la situación de esos dos.
Más tarde...
Armand volvió a la cocina más relajado; resulta que estuvo buscando en las redes y toda Internet, acerca de ese ser que quería robarse a su Omega. Descubriendo que solo se trataba de uno de los mejores reposteros del mundo.
Pobre Pierre... casi un alfa se convierte en su enemigo declarado.
- Eres mala, cachorrita... - se acercó sigiloso - cuando llegue el momento te castigaré, por hacerme enojar. Tomó un poco de la crema batida que ella estaba haciendo y se la untó en el rostro. Amelie abrió la boca en sorpresa, al reaccionar persiguió a Armand por toda la cocina con un bol lleno de crema, sin ver, pisó un poco de la crema que estaba en el piso y se resbaló, por suerte la reacción del lobo fue rápida y la atajó en el aire, quedando ambos muy, demasiado cerca para la salud cardíaca de ambos. Sin poder controlarlo, Valcana y Buker, tomaron el control y los llevaron a besarse. No un beso, sino, EL BESO. Cuando quisieron darse cuenta, las bestias dentro de ellos, habían hecho su agosto.