Oscar Cooper, un talentoso luchador de UFC, se encuentra en fuga tras un violento altercado con su ex representante que lo ha dejado marcado como un fugitivo. Con documentos falsos en mano, escapa a una nueva ciudad con su actual representante donde espera encontrar refugio. Sin embargo, su vida da un giro inesperado cuando conoce a una chica que le roba el aliento y rápidamente se enamora de ella. Pero la felicidad se ve amenazada cuando descubre que ella está atrapada en un gran problema. Sin pensarlo dos veces, Oscar se lanzará a la batalla no solo por su amor, sino también por su libertad, dispuesto a arriesgarlo todo para protegerla.
NovelToon tiene autorización de Grez19.14 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Cap 7: Caídas y Lecciones
Al día siguiente, Oscar se levantó más temprano, sintiendo la urgencia del momento. Entró al baño y se lavó la cara, el agua fría lo despertó de un sopor que parecía interminable. Se miró en el espejo, sus ojos reflejaban una mezcla de determinación y vulnerabilidad.
—Vamos a solucionar este problema —se dijo, como si su reflejo pudiera darle la fuerza que necesitaba.
Con una sensación renovada, salió del baño, tomó un bocadillo rápido y se alistó. Estaba listo para afrontar el día, aunque sabía que no sería fácil. La presión pesaba sobre sus hombros como una nube oscura.
Antes de salir, se arrodilló frente a su cama, cerrando los ojos con fuerza. Clamó a Dios por fuerzas para continuar y resolver sus problemas. En ese instante, sintió cómo su fe se incrementaba; era como si cada palabra pronunciada llenara su alma de motivación.
Con un nuevo brillo en la mirada, se levantó y salió de su departamento. La mañana era fría, pero la brisa le recordaba que estaba vivo y listo para enfrentar lo que venía. Caminó hacia el club de Thomas Brown, sintiendo que cada paso lo acercaba más a la solución que tanto anhelaba.
Oscar llegó al lugar y empujó la puerta, el sonido resonó como un eco en el ambiente. Al entrar, notó que varias miradas se volvían hacia él, como si su presencia rompiera la conversación que tenían. La atmósfera se tornó densa; todos los hombres reunidos parecían más que interesados en su llegada.
Entre ellos estaba Jhon Bell, quien al ver a Oscar frunció el ceño, cuestionándose qué hacía ahí. Sin embargo, no iba a dejarlo pasar después de lo que había estado haciendo.
—¿Qué rayos haces aquí? ¡Vamos! —exclamó Jhon, dirigiéndose a los otros hombres con un tono desafiante.
Los hombres comenzaron a rodear a Oscar, posicionándose como si estuvieran listos para pelear. A pesar de la presión creciente y las miradas amenazantes, Oscar se mantuvo tranquilo. Sabía que no había venido a buscar problemas, pero también era consciente de que si llegaba el momento de defenderse, estaba listo para hacerlo.
Justo en ese momento, Thomas Brown hizo su entrada. La atmósfera cambió al instante; todos los hombres giraron la cabeza hacia él, como si fuera el sol que eclipsara todo a su alrededor. Con un gesto firme, hizo que sus hombres se detuvieran.
Brown caminó hacia Oscar, manteniendo una distancia prudente, pero su presencia era innegable.
—¿No te había dicho que no aparecieras por aquí? —dijo con un tono amenazante, sus ojos fijos en Oscar como si intentara leer su mente.
Oscar no se dejó intimidar.
—No me interesa lo que me hayas dicho —respondió con firmeza, desafiando la autoridad de Brown.
La tensión era palpable. Thomas arqueó una ceja, intrigado y molesto a la vez.
—Entonces, ¿a qué has venido? —preguntó, su voz cargada de desdén.
—Hagamos un trato —propuso Oscar, decidido a no retroceder. —¿Cuánto dinero te debe Miranda?
Brown soltó una risa burlona que resonó en la habitación.
—Me debe mucho más de lo que podrías imaginarte —respondió, como si estuviera disfrutando del poder que tenía en esa situación.
Oscar no se dio por vencido.
—Dime cuánto es, yo trataré de pagar la deuda por ella —dijo con una determinación inquebrantable.
Brown se acercó a Oscar, colocándose justo frente a él, como una sombra amenazante.
—¿En serio quieres salvarla? ¿Quieres ser su héroe? —dijo con sarcasmo, una sonrisa burlona jugando en sus labios—. Escucha, ni aunque te mates trabajando para conseguir el dinero, no te lo aceptaré. El problema que tengo con Miranda se queda entre nosotros. A ti no te interesa eso.
Oscar sintió cómo el aire se volvía denso. Brown continuó, acercándose aún más, su voz un susurro amenazante.
—Así que mejor vete resignando —dijo Thomas, como si cada palabra fuera un golpe.
Oscar lo miró fijamente, sus ojos destilando una seriedad implacable. Se dio cuenta de que este plan no funcionaría.
—Y una última cosa —añadió Brown, su sonrisa ahora provocativa y desafiante—. No quiero que te acerques a Miranda. Si lo sigues haciendo... te irá mal.
La burla se hizo evidente en su tono.
—¿En serio crees que ella se fijaría en alguien como tú? Ahora, lárgate de aquí —dijo Brown, con una autoridad que resonaba en la sala—. Espero que esta vez se te quede en la cabeza.
Oscar no tenía nada más que decir; la impotencia lo consumía y se alejó del lugar, sus pasos resonando en la acera. Al salir del club, Thomas Brown levantó la mano y llamó a Jhon Bell con un gesto decidido. Jhon, siempre alerta, se acercó rápidamente, su expresión seria.
—Escucha —dijo Thomas en voz baja—. Investiga más acerca de él. Quiero saber a fondo con quién estoy tratando.
Jhon asintió, su mirada reflejando la gravedad de la situación.
Oscar se dirigió a la casa de Miranda, ignorando por completo las advertencias de Thomas Brown. La necesidad de estar con ella superaba cualquier temor.
Tocó la puerta y, al abrirse, se encontró con la sonrisa radiante de Miranda. En ese instante, todo el peso del mundo pareció desvanecerse; era como si estuviera flotando.
—¡Qué gusto verte, Oscar! —dijo ella, su voz llena de calidez—. Te agradezco por no dejarme sola en esto. Pero... será mejor que ya no te involucres. Te meterás en serios problemas por mi culpa —añadió, su preocupación palpable.
Oscar la miró con una sonrisa desafiante, como si el peligro fuera solo un eco distante.
—No te preocupes por mí. Lo único que importa ahora es que tú seas libre de las garras de ese sujeto —respondió Oscar, su voz firme—. Te hice una promesa y estoy aquí para cumplirla.
Miranda lo observó por un momento, su mirada se suavizó.
—Gracias de verdad —hizo una pausa, como si sopesara sus palabras—. Oye, Oscar... ¿podrías contarme un poco más de ti? Quiero conocerte mejor.
El interés en su voz era inconfundible, y eso hizo que el corazón de Oscar latiera con fuerza.
—Por supuesto, sería todo un honor... Bueno, te contaré un poco de mí —Oscar suspiró, buscando las palabras—. Verás, antes solía competir en la UFC. Era un buen peleador, logré ganar el título una vez... Estuve en un punto de mi vida y carrera en el que me creía invencible, como si ya lo tuviera todo bajo control.
Miranda lo miró con curiosidad, animándolo a seguir.
—A pesar de haber ganado, me sentía vacío. Me faltaba algo que no fuera solo dinero y peleas. Un día, tuve una pelea; fue la última dentro de una arena de UFC. Venía de varias peleas consecutivas y estaba agotado... No sé por qué no abrí los ojos a lo que realmente estaba pasando.
Oscar se pasó la mano por el cabello, recordando.
—Mi ex representante... Michael Gray. Organizaba peleas a menudo y me sobreexplotaba. Me hacía creer que realmente se preocupaba por mí, pero solo quería ganar más dinero a través de mis peleas. Recuerdo una vez que me dijo: "Si no luchas, no eres nada". En ese momento, pensé que tenía razón, pero ahora sé que estaba equivocado.
Miranda lo escuchaba atentamente, su expresión reflejando empatía.
—Ese día de la pelea, yo estaba completamente perdido, el exceso de entrenamiento y la falta de descanso... Me hizo mal, estaba nublado en la pelea, eso hizo que tirará golpes imprecisos y no estar concentrado en la pelea, ese día perdí por nocaut. Luego de éso Michael Gray me abandono, ya se había ganado todo el dinero y exprimido lo suficiente, al no sacarme más provecho me dejo tirado. Luego de ésa derrota, intenté regresar, me busque otro representante, actualmente es David Jones. Es un gran hombre.
Con el tiempo, descubrí que Michael solo me había utilizado; incluso había robado una buena cantidad de dinero mientras era mi representante. Esa revelación me llenó de impotencia. Cuando nos encontramos nuevamente, él me saludó como si nada hubiera pasado, como si no fuera un hipócrita. No pude contenerme y le di una paliza brutal. Recuerdo cada golpe como si fuera ayer.
El problema fue que ese ataque fue grabado por las cámaras del lugar, lo que llevó a que se descubriera que fui yo. Esa situación me obligó a huir aquí de manera ilegal con la ayuda de David. Ahora, mirando hacia atrás, siento un profundo arrepentimiento; no debí actuar así. Desde aquel encuentro, no supe más de Michael Gray, solo que terminó en el hospital.
A Oscar se le notaba el arrepentimiento en su rostro por haber actuado de esa manera, y Miranda lo miró, sintiendo una profunda pena por él.
—Lo siento mucho por ti, eso suena horrible —dijo Miranda, su voz suave y comprensiva.
—Sí, lo es... —Oscar suspiró, dejando escapar el peso de sus pensamientos—. Escucha, en solo unas horas tengo que tomar un autobús hacia otra ciudad.
—¿En serio? —preguntó Miranda, sus ojos reflejando una mezcla de decepción y tristeza.
—Sí... Pero no lo voy a tomar. No puedo dejarte sola con ese degenerado.
—¿De verdad? Oscar, si sientes que necesitas ir y recuperar tu vida, deberías hacerlo. No tienes que preocuparte por mí.
—¡No! Debo preocuparme. Para mí, vales mucho —dijo Oscar, su mirada intensa penetrando en los ojos de Miranda.
Miranda sintió un escalofrío recorrer su espalda ante la sinceridad de sus palabras. En ese momento, el mundo exterior se desvaneció y solo existía la conexión entre ellos.
Fácil de entender, felicitaciones autora, recomiendo ésta novela 100%🇨🇱
Fácil de entender, felicitaciones autora, recomiendo ésta novela 100%🇨🇱
Ojalá Oscar y Miranda, encuentren juntos la solución a sus problemas. 🥺🥺🥹😔