Serafina Brooks. Nunca se imaginó después de una tranquilidad y divertida noche. En el transcurso a su casa seria secuestrada y vendida a unos de los hombres más ricos de Medio Oriente.
Lo que ella nunca espero que se enamoraría el bastardo cínico y de corazón frío que la compró como si fuera una cosa. Odiara a ese hombre, lo aborrece por hacerla sentir cosas que no debería en sus circunstancias.
Pero usará ese enamoramiento enfermizo en una escapatoria para su libertad. Desear a ese bastardo ya es bastante malo. Necesitarlo es repugnante.
¿Podrá la lujuria y la obsesión ser más fuerte de su deseó de volver a casa o se convertía en algo mucho peor?
Es un pajaro bonito en una jaula dorada. Un pequeño secreto sucio. Pero cuando la jaula se rompe. ¿Podra aprender a vivir sin ella? ¿Sin él?
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CAPITULO 6*TE VERÉ EN UN AÑO*
...REPENTINA OBEDIENCIA...
...SERAFINA...
Mi habitación estaba en un maldito sótano.
En realidad era una habitación bonita pero sencilla, y sobre todo tenía un gran defecto: no tenía ventanas. Si bien no era exactamente claustrofóbica, nunca me había gustado quedarme en una habitación sin ventanas. No podía imaginarme estar encerrada aquí durante un año.
Pero claro, ese era probablemente el punto.
Ahora era evidente cómo el imbécil pretendía evitar meterse en problemas con las autoridades. Si me negaba a ayudarlo y luego intentaba denunciarlo cuando Nahyan me dejara ir, ¿de qué lo acusaría? El bastardo podría afirmar que me había salvado por la bondad de su corazón y me había permitido disfrutar de su hospitalidad sin ponerme un dedo encima. El hecho de que tuviera que quedarme en una habitación sin ventanas durante un año fue un pequeño detalle.
—¿Estás bromeando, no? —Le pregunto, mirando alrededor de la habitación.
—Como dije, puedes mejorar tu situación si cooperas. Quítate tus zapatos. Nunca he entendido cómo la gente en Occidente vive entre la suciedad que traes a tu casa desde fuera.
—Pudrete.—Le respondo, girándome y mirandolo con todo el odio que pude reunir, y actualmente podía reunir mucho. Normalmente era relajada y tranquila, pero en este momento me sentía tan lejos de serlo como era posible.
Mi mirada enojada fue en vano. El bastardo ni siquiera parpadeó, su expresión tan poco impresionada como siempre.
—Quítate los zapatos —repitió en voz baja.
Lo fulmine con la mirada.
Nahyan solo me miró fijamente. Para mí vergüenza, Fuí quien aparté la mirada primero.
Frunciendo el ceño, me quité los zapatos.
Era una cosa pequeña (realmente no me importaba quitarme los zapatos cuando mis anfitriones me
lo pedían), pero por alguna razón, esta vez parecía
una concesión mucho mayor.
—Samir debería unirse a nosotros momentáneamente —dijo Malek.
Justo en ese momento, se escuchó el sonido de pasos. Un chico de cabello negro entró en la habitación, presumiblemente Samir Nahyan.
El chico era muy guapo. Increíblemente guapo, en realidad.Tenía aproximadamente mi altura incluso una pulgada más alto que yo, pero era mucho más bajo que su hermano. El parecido familiar definitivamente estaba ahí, pero sus rasgos eran mucho más suaves que los de su hermano, y no era solo por la diferencia de edad.
Nahyan (o Malek, ya que ambos eran Nahyan) era rudamente guapo de una manera brutal, mientras que la belleza de Samir era más refinada. Su piel
era más pálida, y algo en sus rasgos (y en sus
llamativos ojos verdes brillantes) hacía obvio que era mestizo. A diferencia de su hermano mayor, fácilmente podría pasar por un hombre blanco, y no por uno de apariencia normal.
Sus rasgos eran exquisitos, de perfecta simetría, a excepción de su boca, que era demasiado ancha para su rostro.
Samir le dijo algo a su hermano, con un tono interrogativo claro mientras me miraba con curiosidad. Malek respondió algo y los impresionantes ojos de Samir
se abrieron mientras me miraba dos veces.
Me burle, cruzando los brazos sobre mi pecho.
—¿Qué, te está diciendo que te compró una esclava sexual?
Durante un largo momento solo hubo silencio.
Samir estaba boquiabierto, mientras miraba a Malek con el ceño fruncido.
—No puedes hablar en serio.— Contestó finalmente Samir, su inglés tan bueno como el de su hermano. Su acento era vagamente británico. —¿La compraste para mí? ¡Puedo conectarme yo mismo!
La expresión de Malek se volvió tensa, la irritación saliendo de él en oleadas.
—Perdí millones en encubrir tu último encuentro.— Refutó rotundamente. —El dinero no es nada comparado con los favores que ahora debo a personas a las que preferiría no deberles nada. Está claro que no se puede confiar en ti. A partir de ahora tendrás una opción discreta aquí en mi casa. Y con se evitará más rumores de tus inclinaciones ya que eres tan incapaz de captar que podrías terminar en prisión, o algo peor, cada vez que quieras chupar una pølla o meter tu pølla en un agujero.
Samir se sonrojó.
—Malek —murmuró, logrando parecer un cachorro pateado y un niño muy resentido.
—No. Ya no funcionará. Estoy harto, Samir—. Malek me miró y sus ojos oscuros brillaron con disgusto.
—Se quedará aquí hasta que te vayas a Inglaterra el año que viene. Ella es la única opción que tienes para evitar que te maten y solucionar que calmes tus hormon......
—¡No, no soy una opción! —Lo interrumpo, cruzando los brazos sobre mi pecho.
Malek desvió su mirada pesada hacia mi y sus labios se torcieron en señal de burla.
—Pensé que Samir era el único idiota en la sala, pero parece que a ti también te falta la inteligencia para tomar la decisión correcta.
—Tú...tú..
—¡Ey! —Dijo Samir al mismo tiempo. —No soy..
—Silencio.— Nos dice Malek.
Ambos nos callamos.
Me sonrojé, resentida por mi repentina obediencia.
—Si ambos están decididos a ser idiotas, adelante — Continúa Malek antes de mirar a su hermano. —Eso significa que ni siquiera mirarás a los hombres o mujeres durante un año. Sin coquetear, sin tocar, sin ligar. Y sabes que lo sabré si intentas mentirme—. Ignorando a su hermano con el ceño fruncido, dirigió su mirada a la mía. Algo pasó por sus ojos. —Disfruta de mi hospitalidad. Espero que te guste la habitación. Te veré en un año—. Y con eso, salió de la habitación, dejando un silencio tangible y bastante incómodo detrás de él.
Fruncí los labios y miré al chico más joven con recelo.
Samir parecía bastante inofensivo, pero a veces las apariencias engañaban.
—Dejemos algo claro — Musito. —No me importa lo que diga el imbécil autoritario de tu hermano, pero no soy una mascota sexual y nunca seré tu mascota sexual. Acércate a mí y te cortaré las bolas con tanta fuerza que ni siquiera volverás a pensar en sexo.
Samir retrocedió, cubriéndose la entrepierna de forma protectora.
—Um... Mira, esto realmente no fue idea mía, ¿bien? Necesito... ir y digerir todo esto. Tal vez pueda hacer que Malek cambie de opinión.
Sí, buena suerte con eso.
Antes de que pudiera expresar mi escepticismo, Samir ya no estaba.