Hay amores inolvidables, amores para toda la vida y amores imposibles. Está es la historia de Lina una chica musulmana con un gran amor capaz de afrontar cualquier dificultad, sobre todo leal a su amado Amir. Un amor prohibido por el padre de Amir, ya que Lina no seguía las costumbres del islam. Ibrahim jamás permitirá que una mujer de cuna inferior e infiel a la religión entrara a su familia, aunque esa era la excusa ya que él la deseaba con locura. Lina y Amir aprenderán que el tiempo y la distancia no es capaz de terminar su gran amor, descubrirán que pueden volver a luchar para encontrar el paraíso en su unión.
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Las horas contigo
Capítulo 21
Después de la boda de Zahan, Ekrem se quedó varios días para estar con Lina aprovechó cada momento incluso para enseñarle a andar en bicicleta. A su lado Lina descubría cosas nuevas que jamás imaginó vivir, esta vez su cita sería en la pista de hielo.
—Ekrem creo que tenemos problemas con mi equilibrio, recuerda lo que sucedió cuando me enseñaste andar en bicicleta.—
—Si pero lo lograrás como ese día, después te enseñaré a conducir. Créeme es más difícil enseñarse andar en bicicleta o a patinar, que mover un carro. ¿Confías en mi?—
—Si confío en ti.—
Lina sujetó sus manos para dejarse guiar, Ekrem la cuidaba en todo momento. Ella estaba muerta de miedo, pero para que disfrutara del momento Ekrem la hizo abrazarse de su cintura para que disfrutara del recorrido. En un movimiento arriesgado, ambos tropezaron cayendo sobre el hielo, Ekrem en todo momento la protegió para que no se lastimara quedando Lina sobre él. Ambos reían por haber tropezado.
—¿estás bien?—preguntó Ekrem mientras observaba a Lina
—Si, estoy bien.—sin esperarlo Lina lo besó
Ekrem estaba sorprendido sin embargo no dudo en corresponderle, eran tan suaves, cálidos y dulces los labios de Lina. Había anhelado tanto que pasara algo así, ella cerraba sus ojos mientras Ekrem le acariciaba el rostro. La unión de sus labios había sido espontánea e inesperada, fue un beso duradero donde Lina le expresó más de lo que esperaba.
—Perdón Lina, no quise aprovecharme.—
—Por eso confío en ti, porque eres honesto y coherente. Yo fui quien te beso, amo pasar las horas contigo. Soy tan feliz cuando te tengo cerca.—
—También amo pasar el tiempo a tu lado, eres la mujer más maravillosa que he conocido. A veces pienso que te esperé toda la vida.—
—Ekrem, quédate conmigo ¿si?—
—Siempre.—
Lina se sentía segura al lado de él, todo el tiempo que habían pasado juntos había despertado en Lina ese sentimiento de amor que creía muerto en ella. Pero Ekrem era un hombre totalmente distinto que tenia solo una cara, que además le agradaba a su familia y amigos. Que todo lo que decía se hacía, esas acciones le producían a Lina el sentirse protegida.
Mientras tanto en Medina, Amir revisaba los locales en el mercado que habían pertenecido a su abuelo. No le sorprendía para nada que su padre le haya rentado la mayoría a su suegro Hakim, después de muchos años camino hacia la casa donde alguna vez vivió Lina. Evito todos esos años volver a pasar por ahí, creía que estaba abandonada. Sin embargo fue enorme su sorpresa cuando observó a Abdul salir de ahí.
—Salam Aleykum Abdul.—
—Aleykum Salam Amir.—
—¿Qué haces en la casa de los Fayed?—
—Está casa es mía Amir, se la compré legalmente a Saalim.—
—Eso quiere decir que tú sabes ¿dónde están?—
—No, no lo sé. Hicimos el trato a través de un intermediario, recuerda que gracias a tu padre él es un delincuente buscado.—
—Lo sé intentó asesinar a mi padre después de robarlo.—
—Si claro, como Saalim solo se dedicaba a robar y estafar. Muchacho la gente miente, y más si ensuciando la reputación de una persona logra cubrir su crimen. Créeme, Saalim y su familia son victimas de una historia mal contada. No confíes en el maligno, porque no se detendrá hasta quitarte todo lo que poseas.—
—Abdul dime la verdad, tú sabes que pasó ese día. Por favor libérame de seguir en medio de una mentira.—
—Para que muchacho, los años han pasado ahora eres un hombre de familia, tienes una esposa te has formado un patrimonio. Hay que dejar el pasado donde corresponde, para que mover lo que ya se ha ido. Solo recuerda algo, la verdad siempre busca por donde salir, pero en su tiempo correcto. Créeme cada destino será cumplido porque ya está escrito.—
Amir seguía con la esperanza de volver a ver a Lina, pero lo dicho por Abdul e incluso por Ekrem era verdad. Debía dejar el pasado atrás para disfrutar del presente. Si estaba en su destino no volver a verla, entonces toda la vida se la pasaría amando un recuerdo. Estaba dejando de vivir por ir detrás de lo que ya había pasado.
Más tarde volvió a su casa para la comida, su esposa Iris lo recibía siempre con un abrazo y un beso. Era una esposa devota y que además se esforzaba cada día para hacerlo feliz.
—¿Qué pasa? ¿Por qué me miras así?—preguntó Iris al ver como la observaba
—Eres igual de bella que el día que nos casamos.—
Iris le sonrió y se abrazó de él sentándose en sus piernas, las cosas para Amir estaban cambiando. Gracias a sus negocios con Demirci estaba haciendo su propia fortuna, no tenía porque darle cuenta alguna a su padre. Así no podía manejarle la vida, además cuando Iris estuviera mejor de salud buscarían un tratamiento para que Iris quedara embarazada.
—Señor Ibrahim, su hijo se hizo socio de la empresa de acero Demirci.—le avisaba Jamal
—¿Qué dices? ¿Con qué dinero?—
—Con el que ganó a través de la exportadora, sin duda el joven Amir hará una fortuna con esa sociedad.—
—Ese pretencioso de Ekrem es el culpable, sabes que significa verdad.—
—Si, que no podrá manejar ese dinero porque está fuera de la fortuna de los Rashid.—
—Además de que puede ganar poder, eso no me conviene porque sería un rival. No debí encaminarlo a hacer sociedad con ellos.—
—Entonces, ¿por qué lo hizo señor?—
—Porque Ekrem Demirci negó mi solicitud a asociarme con ellos, ese niño mimado con sus aires de grandeza me rechazó a mí.—
Ibrahim no esperó y fue a buscar a Amir, él estaba en su casa trabajando. Estaba leyendo todos los informes enviado por Ekrem para los proyectos de todo un año que tenían por cumplir, las sumas de dinero eran realmente enormes. Ibrahim entró sin ser invitado.
—Tu, maldito traidor.—
—No puede entrar a mi casa como si fuera de usted, ¿qué se cree?—
—Soy tu padre, ¿cómo pudiste asociarte aún más con los Demirci sin consultarme?—
—Porque no soy un niño, además estoy pensando en mi futuro y en el de mi esposa, tal vez en unos meses el de mis hijos.—
—Que estupidez, la sociedad con los Demirci era para asegurar el futuro de los Rashid, no el tuyo solamente. Las familias sobreviven estando unidas, en cuanto a tu mujer está seca, no sirve para nada. Deberías buscar una segunda esposa para que tu apellido no muera contigo.—
—No necesito una segunda esposa, Iris me da todo lo que necesito y soy feliz a su lado. Te exijo que no te metas más en mis asuntos, la próxima vez que te expreses mal de mi esposa olvidaré que eres mi padre y a golpes te enseñaré a respetarnos. Ahora lárgate de mi casa.—
Ibrahim lo observó de manera desafiante al salir azoto la puerta, era la primera vez que Amir lo desafiaba. Segundos después entró Iris al despacho, Amir la abrazó. Nunca más permitiría que su padre lo manejara a su antojo, y mucho menos que le faltara el respeto a su esposa.