¿Crees en las segundas oportunidades? Pues yo no, al menos eso pensaba antes de vivir o de morir, depende del punto de vista del que lo veas.
Lo que si puedo asegurar es que es una experiencia que te hace pensar que has perdido la razón, es doloroso recordar como tu vida se va a apagado, pero lo que más duele es que a nadie le importas, ya que todos piensan que eres la mala del cuento.
Espero que con esta nueva oportunidad de vida pueda limpiar mi nombre y desenmascarar a los verdaderos villanos...
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Capítulo XX La vastedad del universo
Entre en la habitación y sentí un fuerte golpe que provenía del baño, entre corriendo encontrando a Alexa en piso. Fui a toda prisa hasta ella, la levante y la llevé a nuestra cama. Ella estaba inconsciente. "¡Alexa, amor despierta!, grité de desesperación.
Al ver que no reaccionaba llame al doctor, mientras el médico llegaba la vestí con mucho cuidado. Estaba angustiado, ya que ella no reaccionaba.
A los pocos minutos llego el doctor. "¿Qué paso Sergio?, te escuchabas muy alterado por teléfono". Preguntó el médico preocupado.
"Es mi mujer, la encontré desmayada en el baño hace quince minutos aproximadamente y aún no reacciona", explique mientras lo llevaba a la habitación.
Una vez estuvimos ahí, Miguel empezó a revisar sus signos vitales, la presión, su corazón y todo lo que podía hacer estando en el apartamento. "¿Qué tiene Alexa?, pregunté temeroso.
"Físicamente, se encuentra bien, tal parece que se encuentra durmiendo y por como mueve los ojos está teniendo una pesadilla", explicó Miguel con asombro.
"¡Durmiendo!", exclame. "Una persona no puede caer en un estado de sueño tan profundo, eso es imposible". Dije incrédulo.
"¿Ella está tomando algo para dormir o ha estado bajo mucho estrés?", pregunto Miguel.
"Pastillas no toma ni nada que yo sepa, pero últimamente le han pasado cosas que la tienen triste". Expliqué mirando como mi Alexa dormía.
"Lo mejor es dejarla descansar y mañana cuando desperté la llevas a la clínica para hacerle los chequeos necesarios", Miguel salió del apartamento dejándome una serie de recomendaciones. Volví a la habitación con Alexa y la abracé fuertemente a mi pecho.
"Sea lo que sea que está pasando aquí estoy para cuidarte y no permitir que nada malo te pase", cerré los ojos y me quede dormido a su lado.
Esa noche tuve un sueño muy extraño, soñé que estábamos en una época antigua y que yo era un duque, mientras paseaba por las calles de un pueblo vi a una hermosa joven y aunque físicamente no se parecía a Alexa; en mi interior sabia que era ella.
Me enamoré a primera vista y quise casarme con ella, la pediría en matrimonio, pero algo paso y ella fue llevada por el príncipe, quise rescatarla e intenté por todos los medios sacarla del castillo, pero todo era inútil. Hasta que un día por fin lo logre; sin embargo, era demasiado tarde y cuando llegue a mi amada estaba exhalando su último aliento.
Nuestras miradas se encontraron fue una conexión inmediata, era como si estuviéramos destinados a estar juntos, aunque no en esta vida.
Desperté sintiendo un gran dolor en el pecho, mire rápidamente a Alexa que aún se encontraba durmiendo a mi lado, le di un beso en los labios para después levantarme de la cama e ir al baño m, pensé que ese sueño se debió a nuestra visita a la adivinadora.
Había amanecido para cuando regrese a la habitación, al entrar pude ver a Alexa sentada en la cama con los ojos llenos de lágrimas. "Qué paso amor, te duele algo?", pregunté caminando hasta donde ella estaba.
"No amor, solo tuve un mal sueño", respondió abrazándome fuertemente.
"Tranquila solo fue una pesadilla", respondí devolviéndole el abrazo.
"¿Qué me paso?, lo último que recuerdo fue que estaba en el baño".
"Te encontré desmayada en el piso, aunque el doctor dice que solo estabas en un profundo sueño". Expliqué mirándola a los ojos.
Alexa se quedó en silencio una vez más y pude ver en su mirada que estaba sufriendo; sin embargo, no me contaba que era eso que tanto la estaba atormentado. Después del desayuno la llevé con Miguel, quien le envió a hacer varios estudios en los que todo salió bien, Alexa físicamente estaba sana, así que Miguel recomendó que la llevara con un psicólogo, pues para él esos sueños profundos no eran normales y podía ser la necesidad del subconsciente de Alexa queriendo protegerla de algo.
"No necesito un psicólogo, es solo cuestión de descansar", comentó Amela una vez estuvimos solos en el auto.
"Pienso que lo mejor es que vayas a uno, solo los profesionales pueden ayudarte a salir del estrés al que estás sometida", dije con firmeza.
"Ya dije que no iré, no perderé mi tiempo en eso, ahora si me disculpas iré al baño", Alexa se levantó de la cama y camino hasta el baño, yo fui detrás de ella, no me iba a arriesgar a que le pasara lo mismo de nuevo.
"Necesito algo de privacidad, por favor déjame sola", dijo Alexa mirándome fijamente.
"No te dejaré sola, me preocupa que te vuelvas a desmayar", dije sinceramente.
"Dame solo unos minutos de privacidad, necesito pensar y contigo aquí solo me distraeré, además piensas que haré mis necesidades fisiológicas frente a ti", dijo algo apenada. Entonces entendí que hay cosas que ella querría hacer en total privacidad.
Salí del baño y me quede sentado en la cama esperando a que ella saliera. Mientras esperaba algunos recuerdos del sueño que tuve llegaron a mi mente. Ese dolor que sentí al tener a esa joven en mis brazos fue muy real, era como si lo estuviera viviendo. Algo muy extraño estaba pasando y creo que tenía que ver con Alexa.
No sé cuanto tiempo había pasado cuando finalmente Alexa salió del baño envuelto en una toalla, su cabello aún escurría gotas de agua y sus ojos estaban rojos como si hubiera estado llorando. Camino hacia mí, sentándose en mis piernas y uniendo nuestras frentes. "Te amo y quiero que estemos juntos siempre", unió nuestros labios con un tierno beso.
"También te amo y quiero que confíes en mí y me cuentes eso que tanto te atormenta", le dice mientras mis manos se aferraban a su cintura.
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Me deje llevar por las caricias de Sergio, aunque fui yo quien promovi este momento fue el quién tomó el control y ante la suave luz de la habitación, nuestras almas buscan encontrarse, como el sol y la luna en la vastedad del cielo. Aun sabiendo que el atardecer y el amanecer siempre los separa, aun así su amor es para siempre.
Nuestras miradas se encienden como faros que iluminan el silencio, y nuestros latidos, un compás que guía el momento.
Nuestras manos se deslizan, como ríos que buscan su cauce, dibujando mapas en piel y susurros, cada roce es un verso que se escribe sin prisa, una promesa de lo que aún no se ha dicho, pero que sabemos que existe.
El aire se vuelve espeso, cargado de fragancias compartidas, y el tiempo se detiene en un instante, donde el mundo exterior se desvanece,
y solo existimos nosotros dos, en un universo de caricias y sonrisas.
Mis labios se encuentran con los de él en un baile suave, un toque que despierta los sentidos,
como mariposas al amanecer, nuestros corazones laten al unísono, en una melodía que solo nuestros oídos pueden escuchar.
Así, entre suspiros y risas suaves, se entrelazan las historias no contadas, y en esa conexión sagrada, descubrimos el arte de ser vulnerables,
y la belleza de estar verdaderamente vivos y enamorados.
ojalá y ya se descubra todo se está volviendo necia la novela