Una hermosa chica, que trabaja como recolectora de flores de jazmín, tiene que pagar una deuda y para eso se convierte en la amante de su jefe.
René, CEO de la fábrica de perfumes más importante de todo París y más allá, tiene ciertos gustos y exigencias, conoce a Jazmin y le hace una propuesta la cual ella no se puede negar.
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Maldito contrato
Pasan unos minutos y me hace pasar, respiro profundo y camino hacia la oficina, su idea es hablar conmigo delante de su amiga y sí que será incómodo.
_ como ya sabes eres la imagen de nuestra nueva línea de perfumes que será lanzada muy pronto, quiero que te concentres mucho, que des lo mejor de ti porque de ti va a depender muchas cosas. Me dice en tono autoritario, me trata como si no me conoce, Elena está sentada de piernas cruzadas viendo no sé que en su móvil.
_ así será señor. Le digo, pero él no me mira, está viendo su laptop tecleando y viendo papeles.
_ amor, ya mandé a buscar mi maletín, la vamos a pasar increíble. Al parecer la feliz pareja se va de paseo, se supone que ella también será modelo, pero como que es la modelo exclusiva del jefe y yo ni que hablar, la amante del tonto del jefe.
Él me mira cuando Elena habla y yo ni me inmuto, no es mi asunto mientras no se metan conmigo, llevaremos la fiesta en paz.
_ me parece bien, Cariño. Le dice pero mirándome, qué piensa? Que eso me pondrá celosa, pues está muy lejos de que eso pase.
La mujer me mira con cara de desagrado y lo que tiene de hermosa, lo tiene de odiosa, ojalá no abra su boca, porque no sé si pueda contenerme.
_ y ella es la modelo que me dijiste. Y al parecer he sido pronunciada en sus conversaciones.
_ si, ella es Jazmín. Podrías dejarnos solos un momento, ve a firmar el contrato y conocer las instalaciones, termino de hablar con ella y enseguida estaré contigo.
_ está bien. Dice y se acerca a él y lo besa, él corresponde, no sé que tienen esos dos, pero allí claramente hay algo. Elena se va y yo quedo con el idiota.
_ cuanto con que llevemos la fiesta en paz y te lo digo porque conozco el genio que tienes.
_ tranquilo que mientras nadie me falte al respeto yo soy como un angelito. Él se acerca y no me muevo no sé que trae y ojalá no me bese y es como si le dijera bésame.
_ porque te quitas
_ estás loco si piensas que después de haber besado a la Elenita yo voy a dejar que me beses no seas asqueroso. Y fue como si le diese una cachetada, me agarra fuerte del brazo y me lleva a la habitación que está en la oficina, abre la puerta y me tira en la cama.
_ no me tienes que hablar así, no eres más que una modelito, no te creas que porque tenemos un contrato eso te da derecho a hablarme como se te pegue la gana. Me quedo en silencio, es que saben cómo soy, pero la gente me provoca, no quiero decir nada, pero les gusta que yo abra la boca.
_ entonces no me beses.
_ bien, no te beso, pero si puedo hacer esto. Se acerca y comienza a tocarme, y allí está el traidor de mi cuerpo reacciona a sus toques esa electricidad se apodera otra vez de mí, tengo puesto una blusa blanca y una falda de tuvo hasta más abajo de las rodillas, él sube lentamente la falda hasta mi cintura, veo como esa mirada de deseo se posa en mi cuerpo, me quita la blusa y el sostén, sus ojos se ponen como dos platos, al parecer le gusta lo que ve, recuerdo el contrato y cierro los ojos, sus manos recorren todo mi cuerpo me quita mi ropa interior y baja a mi monte Venus y con su lengua hace maravillas, yo reprimo los gemidos, en un movimiento rápido, se sube arriba de mí, besa mi cuello y se apodera de mis gemelas parece un bebé con hambre, no las suelta y yo siento deseos de que entre en mí, pero no sé lo diré, no quita su boca de mis gemelas, pero sus manos bajan a su pantalón, se baja el zíper y luego baja un poco el pantalón, hasta las rodillas, y en una sola estocada entra, sacando un gemido, que me da un poco de dolor, pero a la vez siento placer.
Me da una y otra embestida, quiero gemir, pero siento que me van a escuchar.
_ me gusta hacerte mía. Me dice y yo no digo nada, también me gusta como me lo hace, pero no se lo diré, no y no, solo disfrutaré sin hacerlo sentirse un macho alfa cada vez que me hace suya.
Llegamos juntos y deja caer su cuerpo sobre el mío, mis ojos siguen cerrados, pero siento sus labios en mis mejillas, se levanta y lo próximo que escucho es la puerta del baño cerrarse, yo abro mis ojos, me acomodo la ropa, y veo que él sale sin decir nada y se va a su oficina, entro al baño y me siento horrible, como me encanta estar en sus brazos, pero recuerda el maldito contrato y se me van las ganas de que me haga suya.