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ENTRE AULAS Y AMORES: Primer Año

ENTRE AULAS Y AMORES: Primer Año

Status: Terminada
Genre:Romance / Colegial dulce amor / Triángulo amoroso / Completas
Popularitas:7.7k
Nilai: 5
nombre de autor: R Torres

Valeria pensaba que la universidad sería simple, estudiar, hacer nuevos amigos y empezar de cero. Pero el primer día en la residencia estudiantil lo cambia todo.

Entre exámenes, fiestas y noches sin dormir, aparece Gael, misterioso, intenso, con esa forma de mirarla que desarma hasta a la chica más segura. Y también está Iker, encantador, divertido, capaz de hacerla reír incluso en sus peores días.

Dos chicos, dos caminos opuestos y un corazón que late demasiado fuerte.

Valeria tendrá que aprender que crecer también significa arriesgarse, equivocarse y elegir, incluso cuando la elección duela.

La universidad prometía ser el comienzo de todo.
No imaginaba que también sería el inicio del amor, los secretos y las decisiones que pueden cambiarlo todo.

NovelToon tiene autorización de R Torres para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

24. El pasado se asoma

La clase empezó con un murmullo que no tenía nada de académico.

No era el bullicio típico antes del profesor, sino esa energía extraña que se siente cuando algo va a pasar.

El pizarrón tenía escrito en letras precisas:

“Derecho Procesal – Profesor Suplente: Dr. Erasmo Del Solar.”

Lucía se inclinó hacia Valeria, con una sonrisa que prometía comentarios.

- “¿Dr. Del Solar? Eso suena a villano de telenovela”, dijo Lucía, con una ceja ligeramente levantada.

- “O a alguien que no aprueba a nadie”, susurró Valeria, revisando su estuche.

La puerta se abrió. El profesor entró sin mirar a nadie. Era alto, de cabello gris, traje perfectamente planchado y una presencia que llenaba el aula sin esfuerzo. Dejó los papeles sobre el escritorio como quien marca territorio.

- “Buenos días. La profesora Mongomori tuvo que ausentarse por motivos personales. Estaré a cargo hasta nuevo aviso”, manifestó el profesor.

Su voz era pausada, sin emoción, pero con esa autoridad que se impone sin gritar. Mientras pasaba lista, su mirada se detuvo apenas un segundo en Gael. Solo un segundo. Pero suficiente para que Valeria notara cómo los hombros de él se endurecían, apenas perceptibles.

Del Solar comenzó la clase con un caso judicial de hace más de diez años. Corrupción, manipulación de testigos, carreras destruidas.

- “Este proceso fue emblemático”, explicó, escribiendo fechas y nombres. Algunos abogados jóvenes se ganaron reputaciones y otros las perdieron para siempre”.

El bolígrafo de Gael giraba entre sus dedos. No escribía. Su mirada estaba fija en un punto invisible del pizarrón.

- “¿Por qué siento que esto va a terminar con música dramática de fondo?”, murmuró Lucía al inclinarse.

Valeria no respondió. Porque lo sentía igual.

El profesor no consultaba sus notas. Hablaba como quien recuerda, no como quien enseña.

Hasta que, de pronto, se detuvo mirando de frente a los estudiantes.

- “Recuerdo bien aquel juicio. Uno de los acusados tenía un hijo brillante, testarudo. Estudiaba Derecho también”, expresó el profesor con frialdad.

Gael alzó la vista, con esos ojos de hielo que tenía cuando empezaron las clases. Y el aire cambió.

El aula, que segundos antes estaba llena de papeles y murmullos, se volvió un escenario silencioso. Valeria lo miró sin moverse.

- “¿Conocía a mi padre, profesor?”, preguntó Gael, con una calma que sonaba más a contención que a serenidad.

Del Solar lo sostuvo con la mirada. Una pausa exacta. Luego sonrió, pero no fue una sonrisa amable.

- “Digamos que coincidimos en tiempos complicados”, dijo el profesor guardando el marcador. “Pero los hijos no son sus padres, ¿verdad?”

Gael bajó la vista un instante, el bolígrafo inmóvil entre los dedos.

- “Depende del día”, respondió Gael.

Lucía le dio un codazo a Valeria, con los ojos brillando.

- “Esto es oro puro”, susurró Lucía.

Pero Valeria no podía ni reír. Había algo en la postura de Gael, la tensión en su mandíbula, la forma en que evitaba respirar profundo, que le helaba el pecho.

El resto de la clase pasó en silencio. Del Solar hablaba, pero todos seguían atrapados en esa frase que había dejado flotando.

Cuando el timbre sonó, Valeria recogió sus cosas con torpeza.

- “Sotelo, un minuto, por favor”, llamó el profesor.

Lucía tiró del brazo de Valeria.

- “Vamos”, comentó Lucía.

- “Ve tú”, dijo Valeria, fingiendo revisar la mochila.

Valeria esperó, fingió buscar un lápiz, fingió no escuchar, pero escuchó.

- “Tu padre y yo trabajamos juntos”, dijo el profesor, con voz más baja. “No todo lo que se dijo fue cierto”.

- “Ni todo lo que se calló fue mentira”, Gael respondió sin levantar la vista.

Hubo un silencio tenso, y después, pasos.

Valeria se enderezó justo cuando el profesor salía del aula. Gael pasó junto a ella sin detenerse, pero en su mirada había algo que no había visto antes, una mezcla de rabia y vergüenza, como si el pasado acabara de tocarle el hombro.

Lucía apareció, aún sosteniendo los apuntes.

- “¿Qué fue eso?”, cuestionó Lucía.

Valeria cerró su cuaderno, intentando sonar tranquila.

- “No lo sé. Pero no era una clase cualquiera”, respondió Valeria.

Mientras bajaban las escaleras, las palabras del profesor seguían resonando. “Los hijos no son sus padres”, sonaban neutras, pero en voz de Del Solar, tenían filo.

Y mientras lo pensaba, Valeria entendió algo que no quería admitir, hasta ese día, Gael Sotelo le había parecido solo complicado. Ahora, empezaba a parecerle peligroso. Y eso, para su desgracia, lo hacía todavía más interesante.

En la biblioreca, Valeria buscaba un libro sobre Derecho Procesal, irónico, después de la clase con Del Solar, pero más que estudiar, necesitaba distraerse.

Pasó los dedos por los lomos de los volúmenes hasta que uno le llamó la atención, un tomo viejo con notas al margen. El nombre en la primera página decía “G. Sotelo”.

Pensó en Gael. Dudó un instante. Luego lo abrió.

Entre las hojas, cayó una fotografía doblada.

Valeria se agachó para recogerla. En la imagen, un niño de unos ocho años sonreía sin dientes, abrazando a un adolescente con la misma mirada intensa que Gael tenía ahora. Los dos frente a una cancha, cubiertos de barro, pero felices.

Y por un segundo, algo se le encogió en el pecho.

- “No deberías husmear en archivos clasificados”, dijo una voz detrás de ella.

Valeria dio un respingo. Gael estaba apoyado en la estantería, con las manos en los bolsillos y una expresión entre divertida y resignada. No parecía enojado, pero su mirada tenía un peso que no había visto antes.

- “Lo siento”, dijo ella rápido. “No sabía que era tuyo”.

- “Claro que sabías”, respondió él con media sonrisa. “Pero igual lo abriste”.

Ella sostuvo la foto un segundo más, sin saber si devolverla o disculparse otra vez.

- “Solo, me llamó la atención”, Valeria hizo una pausa. “Se ven felices”.

Gael extendió la mano, pero no con prisa.

- “Éramos”, dijo Gael.

La palabra quedó suspendida, ligera y devastadora a la vez. Tomó la foto, la guardó entre las páginas del libro y cerró el tomo con cuidado.

- “Era mi hermano”, afirmó Gael, sin mirarla. “Estudió aquí. Bueno, empezó. Nunca llegó a graduarse”.

Valeria quiso preguntar algo, “por qué, qué pasó”, pero el tono de él la detuvo. No había enojo, ni tristeza, solo ese hueco raro que se siente cuando algo se quiebra y uno aprende a caminar sobre los pedazos.

- “Lo siento”, susurró ella.

Gael levantó la vista, y por primera vez no tenía ninguna máscara. Solo cansancio. Y algo que se parecía al miedo.

- “No te disculpes”, dijo él al fin, con una sonrisa que trataba de dibujar. “Algunos solo no terminamos lo que empezamos”.

Se dio media vuelta y se fue, dejando el eco de sus pasos y una sensación extraña, como si el aire hubiera cambiado de densidad.

Valeria se quedó allí, mirando el estante vacío.

No sabía si sentir pena o curiosidad. Solo sabía que esa frase, “nunca llegó a graduarse”, le sonaba más a herida que a historia.

Esa noche, mientras intentaba estudiar, la imagen volvía una y otra vez, dos hermanos riendo, un campo de barro, y esa sonrisa que ya no existía.

Gael podía esconder todo lo que quisiera, pensó ella, pero las cicatrices, aunque se maquillen, siguen estando ahí.

Mientras tanto, en el estacionamiento de la universidad estaba vacío, salvo por un par de autos y un perro que dormía. Gael se apoyó en su moto, sacó la llave del bolsillo y la giró entre los dedos sin arrancarla.

La foto seguía en su mochila. Podía sentirla ahí, como si pesara más de lo que debía. Era absurdo, una imagen vieja, doblada, sin valor, pero siempre que la miraba, algo se movía por dentro.

Recordó el día en que la tomaron. Su hermano, Esteban, le había apostado que no podía lanzarse al barro sin romperse la cara. Lo hizo. Se rompió un diente, pero ganó. Después se rieron hasta que les dolió el estómago. Fue una de las últimas veces que lo vio reír.

Gael respiró hondo y se frotó la cara con las manos.

Le molestaba haber dejado que Valeria lo viera así. No porque la foto importara, sino porque ella lo había mirado con algo que no soportaba, con compasión.

Él no quería eso. Nunca quiso. Se subió a la moto, pero no arrancó. Solo dejó que el motor ronroneara un instante, un ruido constante que tapaba los pensamientos.

Pensó en Valeria, en cómo había sostenido la foto como si fuera algo frágil. Pensó en su voz al decir “se ven felices”. Y en cómo, por un segundo, había querido decirle todo, lo del “accidente”, lo que siguió, lo que nunca volvió a ser igual.

Pero no lo hizo. No quería que ella lo mirara como todos los demás, con ese tipo de ternura que se confunde con lástima. Así que aceleró, dejando atrás el silencio y el recuerdo. El viento en la cara le devolvió esa sensación conocida, vacío, pero controlado.

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Katyani Carolina Paredes Umbria
muy buena
Lorylain B
R Torres un epílogo xfa… qué pasó con Íker y Lucía???
Lorylain B: Buenísimo!!!!🤩🔥🫂😍😘
total 1 replies
Lorylain B
Por Dios que talento en la lengua tienes R Torres!! La cantidad de “Me gusta” no refleja lo que transmites. Ten paciencia y sigue escribiendo por ti y por quienes valoramos lo bueno 🫂😍😘
Rosana ❤️: Y yo agradezco infinitamente 🫂que valores mi trabajo, tus comentarios siempre son motivacionales. Dios te bendiga mucho💐.
total 1 replies
Patricia Guzman Ceja
Felicidades autora,mucho éxito en todos tus proyectos,hermosa historia
Rosana ❤️: Muchas gracias, aprecio mucho tu apoyo y la calificación ☺️
total 1 replies
Patricia Guzman Ceja
Que bonita historia,ese amor de estudiantes hermoso y duradero,que vive en el recuerdo por siempre, felicidades autora
Patricia Guzman Ceja
creo que al final ya están todos con quiénes deben estar,Gael y Valeria,Iker y Lucia ❤️
Anonymous
bello libro, espero que exista uno para cada año de la carrera
Rosana ❤️: Muchas gracias por acompañarme, es una serie de varios libros, solo pido paciencia, poco a poquito irán llegando. 😊 Gracias por la calificación.
total 1 replies
Betty Saavedra Alvarado
Vale e Iker conversan para aclarar sus sentimientos y emociones
Betty Saavedra Alvarado
Gael y vale están enamorados aunque falta poco para admitirlo
Betty Saavedra Alvarado
Val todo no es estudio hay que disfrutar de la vida y el amor
Betty Saavedra Alvarado
Una historia bella un amor que nacio entre debates y códigos me recuerda mucho.la historia de María de Jorge Issac un abrazo desde mi Piura Perú
Rosana ❤️: Muchas gracias por acompañarme, y un abrazo para tí también 🫂 Habrá segunda parte, solo que hay que tener paciencia, poquito a poquito iré avanzando.
total 2 replies
Betty Saavedra Alvarado
Me gustó la historia hay que leerla
Rosana ❤️: Muchas gracias 🥰 por el apoyo y la calificación
total 1 replies
Betty Saavedra Alvarado
Cada uno está analizando sus. sentimientos y emociones
Betty Saavedra Alvarado
Vale estás enamorada de quién Pronto lo sabremos
Betty Saavedra Alvarado
Iker tienes que luchar por lo que quieres te gusta Lucia ella es natural y espontánea
Rositha🌹📝📚
Jajajaja, esa estuvo buenísima 😂🤭
Lorena Espinoza
🥰
Betty Saavedra Alvarado
Lucia encontró a su amor
Betty Saavedra Alvarado
Iker tu mamá te quiere controlar quieres que Vale sea más que tu compañera de estudios
Betty Saavedra Alvarado
Lucia tu no callas nada quieres descubrir quien le mueve el piso a vale
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