Entre la oscuridad y el eco de la sangre derramada, dos almas se cruzaron:
Elara Veyren, que deseaba liberarse del dolor, y Nyssa, que ansiaba una nueva vida.
El destino unió sus caminos.
Cuando Elara murió, Nyssa fue arrastrada hacia la luz, encadenada a ese cuerpo que dejaba de latir.
Cuando abrió los ojos, no estaba en el campo de batalla.
Estaba en la iglesia, vestida de novia… el día de la boda de Elara.
Pero ya no era la tímida joven.
Ahora, detrás de aquellos ojos grises, habitaba la mirada letal de La Furia Silente.
“Bien…
Me dan un matrimonio forzado, un esposo frío, una familia que la vendió…
No saben lo que acaban de desatar.”
Su sonrisa, apenas torcida y peligrosa, fue la primera señal de que la historia había cambiado para siempre.
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Es mejor que te des cuenta
El sol apenas asomaba entre las nubes cuando llegó junto a Treytan.
– Bienvenidos.. Tengo todo listo, Señorita. Comandante, Pasen -
Ambos entraron por el jardín, ya estaba listo un lugar para probarlos, la mesa metálica, descansaban tres prototipos: ligeras, oscuras, elegantes.
Elara acarició el cañón con orgullo.
– Si esto funciona, cambiará todo el sistema de defensa. — 《 Aunque estoy adelantando mucho las muertes de todos . 》 pensó con una mueca.
Treytan asintió. – O al menos nos ahorrará horas de recarga.
Desde la distancia, Darius los observaba.
Había salido del cuarto, Gregori le comentó que “la señorita Elara había partido para verse con el comandante Treytan”.
No supo por qué, pero el comentario le cayó como una piedra en el estómago.
Los siguió sin decir nada, manteniendo la distancia.Los vio reír juntos, compartir charlas muy amigable, y un desayuno.
Y aunque su mente pensaba mil cosas " Sin la palabra engaño" , su pecho decía otra cosa. " Te lo mereces por tratarla así "
Cuando los vio entrar a la armería, frunció el ceño, el amplio campo donde se hacían las pruebas, la sangre le hervió.
《¿Desde cuándo necesita ayuda para disparar? ¿ Y porque le pidió ayuda a el ? 》
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Treytan ajustaba la mira del prototipo, Elara sonreía mientras se tapaba los oídos
– Increíble. –dijo sin girarse–. Esto será más una ayuda para las guerras.
– Sí, ¿Cree que funcionará?
– Claro que sí, tiene mi ayuda.
– Y la mia —agregó el armero feliz
– Solo hay que planearlo bien y..
– ¿Planear que?— La voz que Darius detrás de ellos los saco de su charla — Que tiene que planear con el comandante..
Treytan y Elara se miraron" Mm me huele a celos "dijo el armero.
– Comandante. ¿Qué hace aquí? ¿Acaso me siguió? - pregunto Elara
Darius aclaro su garganta, — Quería ver si necesitabas algo.. Veo que estás bien acompañada.– Miro a otrao lado de brazos crusados — Solo pasaba... – Su voz era dura, pero su mandíbula tensada lo traicionaba.
– Claro –respondió Treytan, divertido–. “Pasaba”. Qué coincidencia. Nos atraparon Señorita Elara.
Darius entrecerró los ojos.
– ¿Atraparon? –repitió con tono filoso– Ah que te refieres.
Elara lo miró con los brazos cruzados, divertida, vio el guiño de Treytan, 《 Sí que le encanta molestarlo .. Y este tonto cae》
– Parece que sí.. Ya no podemos ocultarlo más Comandante – Sé recostó por su hombro
Darius apretó los dientes, acercarse de golpe y la separo de el.
– Aléjate de mi esposa. – dijo firme
– Vaya.. parece que alguien está celoso.
Treytan no aguantó la risa burlona.– Creo que debería escucharla, comandante. Su esposa tiene más puntería que yo, no querrá enfadarla.
– ¿ Que? –soltó Darius
Elara intervino antes de que la situación escalara.
– Oh, por favor– rodó los ojos – Sí tuviera alguien más ni lo sabría. Además, no es a mi quien debe celar.. ¿Se olvidó que soy Elara? Mi hermana seguro se pondr..
— Le dije que no siento nada por su hermana. Tu eres mi esposa. - la miró firme sujetando su mano.
Treytan apretó los labios, la primera ves que lo vio ser directo con sus sentimientos, El armero estaba en una escena de novela mirando a uno y a otro.
– Sí usted lo dice.. – resoplo, la antigua Elara hubiera estado más que derretida por esas palabras
Y eso se dio cuenta Nyssa, sintió un cosquilleo en su panza, parece que los sentimientos hacia el no se fueron del todo 《 Será una problema.. Niña boba》 Pero no dejaría de desconfiar en el.
– Esto es lo que estamos haciendo.
Elara giró hacia la mesa, tomó una de las armas y se la ofreció.
– Nuevo modelo de rifles con retrocarga. Sin combustión, sin ruido,. Si funcionan, podrían usarse.
Treytan añadió: – Ella diseñó todo. Mira – Treytan le mostró los dibujos , los tres hombres hablaron más que asombrados
Darius parpadeó.
– Tú… hiciste esto.
–.¿Creías que salí a tomar el té con Treytan?
Treytan sonrió, disfrutando del espectáculo.
– Bueno, eso no estaría mal..
Darius lo fulminó con la mirada. Elara negro mostrándole más diseños.
– Necesitas una firma de tu esposo.. Las mujeres no pueden tener algo por si solas.
– Viejos Machistas. Se creen superiores cuando una mujer los baja de su pedestal.- resoplo Elara.
Los hombres rieron ladinos, Darius suspiro
– Te voy a ayudar.. Pero
Elara frunció el ceño – Claro que no te llevarás mi idea.. – Darius le tapó la boca
– Déjame hablar mujer... – Elara funciona el ceño – Debes decirme las cosas. Solo eso
– Bien.
Darius la observó en silencio unos segundos más. Luego, con una voz más baja en su oído.
– Y.. No me gusta que estés sola con otro hombre.
– Quien diria que es toxico. Usted se la pasaba co..– Darius frunció el ceño, Elara rodó los ojos – ¿Aunque sea mi comandante?
– Sobre todo si lo es.
– No se preocupes, Comandante. Si algún día decido serle infiel… le avisaré con una granada de humo.
Treytan volvió a reír, negando con la cabeza.
– Me retiro.. Comandante si tiene un momento quiero hablarle de algo.
– Ese hombre disfruta provocarme.
– No, disfruta verme molestarte –corrigió Elara.
Él la miró un largo rato, y por primera vez en días, sonrió.
– No sé si eres mi castigo o mi salvación.
– Probablemente ambas, me gusta más el castigo. –respondió ella, cargando el arma
Darius se fue más lejos con Treytan, mientras ella practicaba.
– Samanta Ravel. – comenzó Treytan. – Hoy causó un espectáculo delante de soldados y damas, burlándose de su esposa. Y no fue la única. Varias siguieron su ejemplo.
El ceño de Darius se tensó. – ¿Qué fue lo que dijo?
– Lo suficiente como para insultar el honor de Elara. – replicó – Y si no fuera por Gabriel, la situación habría pasado a mayores. Él la defendió. Ella se defendió. Pero … – su mirada fue dura – no estabas ahí.
Darius bajó la vista, molesto.
– Además, – continuó – los rumores sobre Selene siguen corriendo. No me digas que no los has escuchado. Tu… atención hacia ella no ha pasado desapercibida. Y eso, le está costando la reputación a tu mujer.
El silencio pesó. Darius no respondió. No podía. Su propia conducta lo había dejado sin argumentos.
Treytan dio un paso al frente.
– Si el Lord Ravel se entera de que su hija fue humillada ,porque Elara le dio una bofetada frente a todos, insulto de " zorra " a la madre de Gabriel, no se quedará quieto. Y créeme, aprovechará cualquier oportunidad para hacerla ver como una desvergonzada. Tu lo sabes.
Darius apretó los dientes. – Nadie volverá a hablar de ella. Lo aseguro.
– Más te vale. – replicó,con un tono que rozaba la advertencia. – Porque si no la proteges tú, otros lo harán. Es mi soldado. tampoco lo dejare pasar.
Darius levantó la mirada con lentitud. – ¿Otros?
Treytan sostuvo su mirada sin pestañear. – Ella merece respeto, Comandante.Y si no lo recibe de su propio marido, alguien más sabrá dárselo.
Las palabras quedaron flotando en el aire. Había un filo invisible entre ambos, una tensión que no era solo de autoridad.
Darius se incorporó, firme. – Ten cuidado con lo que insinúas, Treytan.
El comandante alzó una ceja, sereno. – No insinúo nada, mejor dicho te lo afirmo. Y si no te das prisa, la vas a perder.
La mirada de Darius se endureció.
– Tal vez deberías cuidar tus palabras, o mejor aún… fijarte en alguien más. – respondió, con un tono cargado de celos.
Treytan lo observó unos segundos, sin apartarse. Su voz fue casi un susurro, con un dejo de desafío.
– Quizás debería… pero algunos hombres no saben valorar lo que tienen hasta que otro lo mira .
Ambos quedaron frente a frente, en silencio. No era una discusión, pero la fricción entre ambos era palpable.
Treytan se giró – Haz lo correcto, Darius. No solo como soldado… como hombre. – Yéndose a despedirse de Elara.
Darius permaneció de pie, con la mandíbula tensa, sintiendo una punzada incómoda en el pecho: una mezcla amarga de orgullo, celos… y miedo de perder lo que aún no entendía del todo.
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