Nova Reik

Los demás prisioneros continuaron causando destrozos hasta que escucharon el sonido metálico de unas pesadas botas. Los guardias al verlo se hicieron a un lado; los prisioneros en cambio dejaron de moverse.

Todo se tornó en un silencio aterrador con su llegada, haciendo que el aire se volviera denso, casi insoportable. Los últimos rastros de luz se fueron apagando hasta no quedar ninguna luz en el zoológico, dejando el comedor completamente a oscuras.

Entre esa oscuridad lo único que brillaba era una fría mirada carmesí que paralizaba a cada prisionero y a cada guardia.

—Ah… Mis niños… Qué desastre tan encantador —se burló, con su mirada fija en la elfa que había agredido antes a Roxy—.

La elfa asustada intentó levantarse y escapar, pero los guardias le apuntaron con sus pistolas para mantenerla en el suelo bajo sus pies.

—Oh, no, no, yo no haría eso —se agachó para sujetarla de su uniforme— Tú… Mírame a los ojos —la elfa lo miró; viendo nada más que un vacío, no tenían ni una sola chispa de vida: era como ver a la muerte misma— Y dime, ¿Quién hizo esto?

—N-no… N-no lo sé, solo que… que… que todo comenzó gracias a F-Flor Watson y su grupo. T-también sé que la princesa Roxy la acompaña

—Flor Watson… —repitió saboreando mi nombre— Eso es. Buena chica —agarró un cuchillo de plástico del suelo y se lo dio— Escucha: sé que odias a Roxy con todo tu corazón, y yo odio tener que faltar a una reunión. Así que hagamos un trato, tráeme sus cabezas —le acarició la mejilla con rudeza mientras mantenía fija su mirada— Y a cambio tu gente podrá irse del zoológico, te doy mi palabra de que no hay trucos —la elfa tragó saliva mientras asentía— Buena chica, tienes hasta que mi reunión termine para traerme sus cabezas, o si no, despídete de tu libertad

—Capitán, ¿está seguro de confiar en este fenómeno para una misión como esa? —preguntó un guardia dudoso—.

—Hmph, ¿Y confiar en ustedes? —se puso de pie y se acercó al guardia— Unos simples animales pudieron someterlos; son una completa deshonra para ser parte de mi tropa. Además, solo es mientras estoy en una reunión con Nox. Así que rastreen la nave, y limpien todo esto

—S-sí, señor —respondieron—.

Mientras tanto, nosotros nos dirigíamos a la Ciudadela de Tejos Ati. No era un regreso a casa como tal, pero al menos ya no estábamos en el zoológico. Debido a la batalla para escapar, decidí descansar un poco, intenté acurrucarme en un rincón de la nave, aunque era incómodo y duro que resultaba imposible dormir.

—Jaja, tú tampoco puedes dormir, ¿verdad?

—Mm… No, parece que me acostumbré a dormir en tu pecho y ahora no puedo dormir en el suelo —Stan se sentó a un lado mío con una sonrisa en su rostro— ¿Huh?, ¿vienes a ser mi cama otra vez?

—Bueno, si no lo soy, no podrás descansar así que… Adelante, puedes descansar en mi pecho —dijo Stan tomándome de la mano—

—Jaja, ¿por qué siempre tienes que ser tan bueno conmigo? —respondí, sentándome en su regazo y apoyando mi mano en su pecho—

—No lo sé, ¿por qué tienes que ser tan linda y tan…? ¿Ya dije bonita?

—Jaja —me reí— entonces —envolví su cuello con mis brazos— si no fuera bonita, ¿no serías tan bueno conmigo?

—Eso es imposible, porque tú siempre serás bonita para mis ojos —respondió acariciando mi mejilla—

—Ah, sí

Me incliné hacia Stan y le regalé un beso en el que derramé todo mi amor, lo que llamó la atención de nuestros compañeros. Incluido Loxy, quien terminó por interrumpirnos con sus ladridos.

—¡Ugh, oigan, consigan una habitación! No pueden andar mostrando cariñitos en público

—Jaja, vaya galán estás hecho, Flacucho.

—Oigan, ¿pueden dejarnos a solas? Necesitamos un poco de privacidad

—Tranquilo, Stan, jaja. Solo fue un beso de buenas noches, no es nada del otro mundo

—Como si pudiéramos hacerlo, estamos en una nave

—Como sea, tenemos que descansar —me abrazó de la cintura— Fue muy cansado pelear para escapar

—Psh, ¿no pueden dormir separados? Es un poco incómodo verlos tan juntos

—Jaja, es verdad, han estado muy pegados desde que los conocimos.

—Deben quererse mucho para no separarse nunca; eso molesta. ¡Sepárense!

—No, no me voy a separar de ella

Cansada, dejé de prestar atención a la discusión que estaban teniendo y simplemente me acurruqué en el pecho de Stan para poder descansar. Dormí por un par de horas hasta que la nave llegó a la Ciudadela.

—Bien, hemos llegado a nuestro destino, tripulantes —dijo B2 alegremente—.

—¿Qué? Eso fue rápido

—Ahm… Oigan, por curiosidad, ¿qué van a hacer ahora que escapamos?

—Simple, ¡voy a planear hacer un cuarto golpe de estado contra el Rey Cíclope! —respondió Kror entusiasmado—

—S-sí… supongo que era de esperarse. ¿Y tú, Roxy?

—Uhm, no lo sé. No lo he pensado aún, aunque creo que lo mejor es que regrese a mi planeta.

—Nosotros también teníamos pensado regresar al nuestro, pero… ¿qué tal si antes de regresar, nos divertimos un rato explorando la ciudadela?

—Bueno, no suena tan mal.

—Hmph, eso suena bien. Para cada victoria hay una celebración y después de tremenda pelea, hay que tener una pequeña fiesta.

—Entonces, tengamos una última aventura antes de regresar a casa.

Decididos a tener una última aventura juntos antes de regresar a nuestros respectivos planetas, salimos de la nave y comenzamos a explorar la ciudadela. La ciudad era una combinación extraña entre lo urbano y lo futurista: como un videojuego, con naves espaciales cruzando el cielo y distintas especies fantásticas conviviendo entre sí.

—¡Stan, mira! —grité, tirando a Stan del brazo para llevarlo a un puesto de comida—

—F-Flor, ¡espera!, no tan rápido —se quejó Stan—.

La comida era realmente extraña: no sabía de qué estaba hecha ni se veía muy saludable, pero tenía un sabor exquisito.

—¡¡Esto es buenísimo!! —grité, devorando un plato lleno de tentáculos y ojos fritos de un animal que desconocía—

—Flor, shh, no grites; pueden echarnos

Pero lo más impresionante de la ciudadela, era la zona donde estaba el gobernante: dicho rey era un poco viejo, pero seguía siendo intimidante.

—¡Whoa, miren! ¡¡Es el rey!!

—Ya sabemos, no tienes que repetirlo, gorila

Mientras nosotros explorábamos el pequeño planeta en el que se encontraba la ciudadela, los guardias habían llegado, encontrando la nave estacionada en el centro de la ciudad.

—Encuéntrenlos… —dijo la elfa mientras observaba el interior de la nave—.