Yaneli se casa enamorada a sus 16 años.
en el año de 1978 casarse a esa edad no era raro y más cuando las familias estaban de acuerdo.
Yaneli pensó que sería feliz, fue educada para hacer la esposa perfecta, pero nunca pensó que su infierno empezaría con ese matrimonio.
Antonio no era el hombre que esperaba y en el momento que lo encontró con otra mujer, no lo soporto, su orgullo, su dignidad, la hace abandonar a su esposo, su pueblo y renunciar a su familia.
ahora tiene que sobrevivir y darse a respetar ante una sociedad machista, de doble moral y sobre todo que juzga sin piedad.
te invito a conocer la vida de Yaneli, una joven que no está dispuesta a hacer el mueble de su esposo en una casa donde no tiene otra obligación que obedecer a su esposo.
¿ustedes creen que ella podrá ser feliz después de tener el estigma de una mujer separada?
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CAPÍTULO 24
Sofía, al ver que se puso pálida y que casi se cae al suelo, se apresura a sujetarla, la hace que se siente, rápido toma un vaso con agua, se lo entrega para que bebiera en ese momento, le dice.
— Discúlpame, Yaneli, solo quería jugarte una broma, realmente no pensé que te fueras a poner mal.
Cálmate, no tienes que preocuparte de nada, ¡mira! Mi padre trabaja para la familia como contador, por eso tenemos buena relación con la familia.
Ya está jubilado, pero aun así tenemos buena relación con la familia, por esa razón podemos ir y hablarles a todos.
Si fuiste a la casa de tu esposo y tienes que estar tranquila, nadie en el pueblo sabe que te escapaste. Todos piensan que tuviste una crisis nerviosa, que Antonio te internó en un centro psiquiátrico; por lo que me di cuenta, no te está buscando.
Fui a hablar con la señora Amelia, no pude hablar mucho, no te voy a mentir, a ella sí le dije que te había visto.
La señora Amelia me contó lo que pasó y que fue ella quien te ayudó a escapar.
Me pidió que te apoyara, que te mantuviera escondida de su hijo, que no dejara que te encontrara; yo le prometí que eso iba a hacer.
Pienso ayudarte y no voy a dejar que ese maldito de Antonio te encuentre. ¡Sé lo que te hizo! Lo mucho que sufriste a su lado y no creo que sea justo que sigas sufriendo a su lado.
Somos mujeres, pero eso no significa que nuestro esposo tiene el derecho de maltratarnos, de humillarnos de la manera que tú lo viviste. Tenemos derechos, pero sobre todo nadie puede tratarnos mal, aunque sea nuestro esposo.
Yo, si creo en la igualdad de hombres y mujeres, que nuestra sociedad sea tan siega, que decide quedarse con esas normas morales que solo benefician a los hombres, creo que no es justo, por eso pienso ayudarte, ¡pero! También porque realmente quiero que seamos amigas.
Yaneli derramo lágrimas mientras escuchaba a Sofía hablar, término poniéndose de pies abrazándola, le dio las gracias por ese apoyo, al final le dijo que ella también le iba a ayudar para que tuviera una entrada de dinero más, le prometió que no la dejaría sola; ese día Sofía, David, María y su esposo, junto con la señora Matilde se sentaron a comer todos juntos, disfrutaron de ese pozole y desde ese día todos los domingos se juntaban en su casa para comer una de sus comidas especiales.
La plática con Sofía fue lo mejor que le pudo pasar y aprovecho que ella tenía contacto con Amelia, para pedirle que le ayudara a sacar el dinero para pagar su casa; ella sin dudar le dijo que, si y a los 5 meses exactamente desde que llego, Amelia saco el dinero del banco, lo saco todo y se lo mando con Sofía.
Sofía ya tenía 8 meses de embarazo, ya no podía andar de un lado a otro, era el último viaje que iba a hacer. Lo bueno que ellos tenían su camioneta y podían ir y venir cuando querían, aparte que nadie sabía que iba por dinero.
Amelia le mandó los 500 mil pesos completos, para que pudiera vivir mejor. Era la única forma en que la podía ayudar, lo hacía sin que nadie se diera cuenta y lo mejor es que nadie sospecharía de Sofía, ya que siempre tuvieron esa amistada, siempre la visitaba desde que estaba pequeña.
Yaneli pagó su casa, puso los documentos a su nombre con ayuda del padre de Sofía, que también supo quién era, y después de que hablo con Amelia le prometió que la ayudaría y cuidaría como cuidaba de su hija; todo por agradecimiento a ella.
Pero solo ellos sabían su secreto y decidieron mantenerlo así. Sabían que la gente no la trataría de la misma manera si supieran que había abandonado a su esposo; por esa razón decidieron guardar muy bien el secreto y seguir con su farsa, para que pudiera vivir tranquilamente.
Se llegaron los 9 meses de Sofía, estaban en esos domingos comiendo y pasando el día con Sofía, cuando se le vino el parto rápido se fueron al hospital, Yaneli se fue con ellos y fue la que estuvo a su lado cuidándola, porque no dejaban que los hombres entraran, por ser seguro social; le ayudo con su bebé, había tenido una niña hermosa y cuando salieron Yaneli iba a ayudarle durante el día con el quehacer de la casa.
Le preparaba comidas especiales para ayudarle con la lactancia, para que su bebé estuviera bien, pero sobre todo para que ella estuviera bien nutrida; su vida estaba siendo perfecta y, con ayuda de Sofía, empieza a vender platillos para fiestas elegantes, comidas típicas del lugar donde vivía.
Ella realmente no necesitó del resto del dinero que le mandó Amelia, solo usó un poco más para comprar una cama individual para el otro cuarto, un tocador más grande para su habitación, el pequeño lo pasó a la otra habitación y también compró una sala.
Con la sala, si se dio un gusto un poco más caro, compró una elegante de buenos muebles y nueva; compró sillas para su comedor, para poder atender a la gente que siempre iba a comer con ella los domingos, compró la mesa de fierro para su corral.
Su corral estaba quedando hermoso y empezaba hacerse de hermosas flores, de hermosos rosales, hasta se había robado unos podos de algunas casas de donde había pasado, con su buena mano los hizo retoñar y otros podos que le había pedido a la gente de flores de lugares por donde paso en ciertos momentos.
Ese jardín estaba quedando hermoso, estar ahí era llenarse de energía positiva, de pasar un rato agradable y las únicas dos personas que habían entrado era Sofía y la señora Matilde; que les gustaba estar con ella cuando se ponía a trabajar en su jardín, era entretenido ver con qué cuidados trataba a sus plantas, el amor que dejaba en su jardín.
Yaneli se había llenado de trabajo, todos los días tenía algo que hacer y, para su suerte, todos los días tenía entrada de dinero, pero ella realmente no tenía vanidades, hacía su propia ropa porque le gustaba, no porque no pudiera comprarla.
No compraba joyas porque realmente no le gustaban; realmente el poco dinero que gastaba era para el jardín y sus platas.
Sofía, cuando su esposo y su padre tenían que ir al pueblo, ella se iba con Yaneli. Le gustaba sentarse en ese jardín a leer un libro, mismo tiempo que Yaneli aprovechaba para cuidar de la bebé; ella todos los días se la pasaba feliz, pero cuando tenía a la bebé en sus brazos, era cuando sentía que algo le faltaba, realmente deseaba poder llenar sus brazos con un hijo propio.
Quería tener la dicha de ser madre, pero al momento que pensaba en eso, recordaba que el único hombre que podría cumplirle ese sueño era Antonio y realmente no pensaba volver con él, aunque sus manos quedaran vacías por el resto de su vida.
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