Ana Maria. Es una mujer, dedicada al hogar, a los hijos y a su negocio. Nunca se imaginó que su vida cambiaría al descubrir la infidelidad por parte de su esposo. Una noche de copas termina en la cama con un desconocido. Ahora más que nunca está decidida a divorciarse. Pero nunca se imaginó que a su regreso de su viaje se encontraría con la peor escena que sus ojos podrían ver. Y que de ahí comenzaría la peor pesadilla, que podría vivir. Perder a sus hijos.
Acompañame esté nueva obra. Ana Maria logrará rescatar a sus hijos de mano de su ex esposo. Y ella el desconocido se volverán a encontrar.
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Mentiras
Raúl apenas va llegando a su departamento cuando suena su teléfono. Solo queda viendo la pantalla durante algunos segundos al ver que el que le está llamando es su amigo Alfredo, después decide responder. -- Sí dime. --
Solo escucha lo que al otro lado de la línea. Su amigo le dice después de un largo respiro respondiendo. -- Está bien iré en un rato. --
Después baja de su auto toma su portafolio y se dirige hacía hasta el ascensor, unos cuantos minutos después se encuentra entrando a su departamento, en cuanto entra coloca su portafolio sobre una pequeña mesa, después quita el saco, y lo colocas sobre el perchero, para posteriormente comenzar a quitarse la corbata mientras camina hacia su habitación. Ya estando ahí se dirige a su armario en busca de ropa cómoda, unos jeans negros camisa negra y la coloca sobre la cama, después se dirige hacia el baño, para darse una ducha, mientras se ducha piensa en Ana María.
Y en esa noche qué pasaron juntos llena de pasión, Raúl mueve la cabeza de un lado a otro, tratando de sacar de su mente esos pensamientos. -- Me gustaría volver a verte. --
Cuándo, sale de ducharse, se viste y segundo después sale de su departamento dirigiéndose a la dirección que le ha enviado su amigo. En cuanto, llega busca Alfredo que este se encuentra rodeado de varias chicas hermosas en cuanto lo vi este le dice.
-- Vamos amigo, con cuál te quedas. --
Una de las chicas que está con Alfredo se me acerca tratado de abrazarme, pero yo de inmediato la detengo, pues en estos momentos lo que menos quiero es la compañía de una mujer. Veo que Alfredo solo me queda viendo y después se me acerca. -- ¿Qué pasa Raúl? Acaso estás pensado en esa mujer. Yo me acosté con su amiga y no en cuenta. --
-- Tú, por qué vez la vida de otra manera, rodeado de mujeres, o más bien de niñas. No somos unos jóvenes ya tú tienes 35 años. Yo tengo 32 años y no quiero ir por la vida solo acostándome con las mujeres solo por sexo. Quiero algo serio, y aquí no lo voy a encontrar. --
Alfredo, se queda en silencio ante lo dicho por su amigo, pues él tiene razón. Voltea a ver para todos lados, y solo están rodeados de chicas, que prácticamente son unas niñas. Jugando a hacer mujeres.
-- Me guardo mi comentario, por qué debo reconocer que tienes razón. Pero mientras llega la indica me sigo divirtiendo. --
-- Aquí no la encontrarás amigo. --
Raúl se queda en silencio, se lleva a la boca el vaso de cerveza, toma un sorbo después coloca el vaso sobre la barra mientras solo ve como su amigo se divierte con varias chicas. Al día siguiente, en casa de los padres de Ana María reciben una visita inesperada.
Cuándo Diana, la madre de Ana María. Abre la puerta. -- Pero qué haces aquí.--
-- Señora, necesito hablar con usted. Ocurrió algo terrible qué debe saber, como madre de Ana María. --
Martín, está acomodando las cosas a su favor. Sabe qué Diana la madre de Ana María, creerá en todo lo que le diga. Con el rostro desencajado, y la desesperación comienza a hablar.
-- No sé, cómo decir esto señora. Pero Ana María me ha abandonado sé ha ido con otro hombre dejándome los niños. --
Diana no puede creer, lo que está escuchando, se lleva una de sus manos cubriendo su boca de la sorpresa. Qué se ha llevado después camina de un lado a otro respondiendo.
-- Lo sabía, lo sabía. Sabía que esto iba a pasar, ese hombre la llevo por el mal camino. --
Víctor al escuchar lo que dijo de inmediato se acercó a ella tomándola por los Brazos que es lo que estás diciendo Diana.
Acaso tú sabías algo, y no me dijiste te quedaste callada, fuiste su cómplice.
-- No, no Martín. Ella vino con los niños, y esa misma noche me confesó que se había acostado con un desconocido, pero no sé quién es. Te estuve tratando de localizar, pero nunca respondiste mis llamadas. --
Martín, se queda en silencioso, y recuerda que tenía varias llamadas perdidas de Diana, su suegra. Qué solo se dice, para sí mismo. -- Demonios, esa maldita mujer me estaba engañando. Con otro hombre.
-- Estaba ocupado suegra y olvide de volverle la llamada. --
Martín finge delante de su suegra, que la traición de Ana María le duele que hasta deja caer algunas lágrimas.
-- No, no esto no puede ser, que mi Ana María, la mujer que amo, mi esposa. Me haya engañado todo este tiempo y que ni siquiera le hayan importado sus hijos, que los dejo abandonados por ese hombre. ¿Qué hago señora? Dígame qué hago.
Diana no puede evitar sentirse dolida, por todo lo que está pasando, no creer que su hija haya sido capaz de irse con ese hombre. -- Tranquilo, Martín. Entiendo tu dolor, mi hija no tiene perdón por lo que te hizo a ti, y a mis nietos. --
Martín, permanece sentado en uno de los sillones, con la cabeza inclinada viendo al suelo, solo escucha las palabras que pronuncia, su suegra. Aunque por dentro esté satisfecho de su actuación ha logrado convencerla y ahora ante los ojos de Diana, Ana María es una de las peores mujeres, por haberlo engañado con otro hombre, y abandonado a sus hijos.
Cuando levanta la cabeza, Martín tiene los ojos rojos, y algunas lágrimas que se deslizan por sus mejillas. Mientras que él sigue con su actuación, hasta el momento le ha salido a la perfección. Por su lado Ana y su amiga Silvia reciben al abogado que se encargará de llevar su caso. Ana Maria le explica al abogado lo único que ella quiere, es que Martín le devuelva sus hijos, el abogado le responde, que por lo que le ha contado. No será fácil, pero hará todo lo posible, por qué su esposo le devuelva sus hijos.
Silvia le responde. -- No se trata que hará lo posible. Tiene que hacer que el hombre le devuelva sus hijos. --
El abogado se queda viendo a las dos mujeres, durante algunos segundos. Y después responde. -- Bien señoras nos vemos en el juzgado. --
Después el abogado se da la vuelta saliendo de la casa de Silvia, estás se queda viendo unas a las otras pues ese abogado no parece estar interesado en el caso. -- ¿Que pasa con ese abogado? más bien parece que no sabe hacer su trabajo. --
Y está encontra de ella , la misma calaña que Martín..