Aiden ha reencarnado en un mundo donde quienes dominan son los alfas y quienes son despreciados son los omegas. Ahora él es un pequeño omega obligado a vivir bajo las sombras debido a la familia del alfa que abusó de él y por consecuencia tuvo un hijo de este, quien recibe crueles tratamientos debido a la falta de feromonas de su padre.
Pero ahora, con este nuevo Aiden, todo cambia, moviendo sus piezas a su favor, logra llevarse a su hijo lejos de esa familia y en busca de crear una medicina que pueda salvar a su hijo, se verá en la mira de personas peligrosas que buscan acabar con su medicina experimental, pero recibirá la ayuda de quien menos esperaba, Barett Durov, el padre de su hijo.
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Capítulo 20
Tener un matrimonio concertado era usual en su familia, tanto su padre como su abuelo habían tenido un matrimonio arreglado, era beneficioso para ambas familias involucradas, ya que siempre se obtenía algo a cambio.
Era simplemente un matrimonio por contrato.
Barett no se involucró en los preparativos para la fiesta de compromiso, más que una fiesta de compromiso, las personas aprovecharían la ocasión para buscar conexiones e inversiones con él.
Como parte del acuerdo, Carlota procedería a vivir junto a Barett en la gran mansión después del compromiso.
Un lugar que solo era habitado por él, ahora sería ocupado por otra persona, era molesto, la privacidad era algo que Barett apreciaba, tener a otra persona conviviendo en la misma casa sería agotador.
Pero era una exigencia de Carlota así también como la de sus padres, ya que Barett no permitía que nadie entrase a su casa, era una muestra de la fuerte unión que tenían ambas familias y del amor de Barett hacia Carlota, sin embargo, Barett buscó otra alternativa.
Barett tenía un horario programado para realizar sus actividades, le era gratificante tener todo planeado con un horario fijo, pero hoy se desvió de su camino a casa tomando otra ruta.
Mientras conducía de regreso después de terminar su trabajo, tomó el mismo camino que había tomado antes cuando se dirigía a la casa de la familia Smith.
Buscó inconscientemente al hombre en bata blanca entre la multitud cuando el semáforo estuvo en rojo, era la misma hora, el mismo lugar, más el hombre en bata blanca no apareció.
Sentía curiosidad por ver el rostro de ese hombre, la última vez que lo vio no pudo distinguirlo bien por la multitud que tenía alrededor, pero no apareció a pesar de que esperó.
"Esto es una estupidez", se reprochó a sí mismo y continuó su camino.
Aun así, volvió al mismo lugar los siguientes días, sin embargo, el hombre omega seguía sin aparecer.
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Aiden Allen, ese nombre rondaba por su cabeza continuamente, era el hombre omega que aparecía en sus sueños, Barett tenía mucho interés en conocer su aspecto, pensó que si era capaz de verlo una sola vez, tal vez sus sueños terminarían.
Investigó un poco sobre su vida y lugar de trabajo, al parecer era una persona brillante desde muy joven, proveniente de un orfanato, sin ningún familiar al que pudiera recurrir, actualmente era residente en un centro de investigación donde también se desempeñaba muy bien.
El centro de investigación en el que trabajaba Aiden era conocido y respetado por los medios, un excelente lugar en donde varias personas importantes tenían inversiones, sin mencionar a la familia Durov, quienes eran los mayores inversionistas del lugar.
Como parte de su visita al centro de investigación como inversionista, Barett acudió al lugar para ver los avances de las investigaciones.
El director del centro lo recibió con emoción y lo guio por las diferentes instalaciones siempre dando una breve explicación sobre el trabajo que se realizaba en cada laboratorio.
Barett solo asintió y lo siguió sin prestar atención a lo que decía, buscó a la persona cuyo nombre había estado rondando en su cabeza sin éxito alguno.
La mayoría de las personas que trabajaban en el lugar eran alfas y betas, solo vio a un par de omegas, pero ninguno de ellos tenía la silueta del hombre de sus recuerdos.
"¿Cuántos omegas se encuentran trabajando en este lugar actualmente?", preguntó interrumpiendo al director.
"Bueno, no son muchos, este es un lugar de prestigio al que no se puede entrar fácilmente, solo los más capaces logran entrar, es por eso que no hay muchos omegas", dijo riendo el director.
Sin notar ninguna reacción en Barett, el director continuó hablando.
"Solo hay tres omegas, dos de ellos son residentes, el último también lo es, pero al ser una persona competente se le concedió el permiso de trabajar en ciertas investigaciones" explicó el director.
Barett supuso que esa persona se trataba de Aiden, ya que en el informe se decía que trabajaba en este lugar, y además, también era un omega, un omega masculino.
Se sintió molesto al recordar ese hecho, no tenía interés alguno en un omega masculino, y estar buscando su paradero le resultó ridículo.
"Gracias por todo, tengo asuntos que resolver, así que me retiro", dijo Barett y salió del lugar apresurado y molesto.
Todo era culpa de ese maldito sueño que se repetía constantemente el que lo había obligado a buscar a ese omega.
Subió a su auto dando un fuerte portazo al cerrar la puerta y volvió a su empresa, ocupar su mente en el trabajo era lo mejor que podía hacer ahora.
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En ciertas fechas se llevaba a cabo una fiesta empresarial, un evento corporativo en el que se buscaba potenciar las empresas y darlas a conocer a posibles clientes, siempre buscando obtener una ventaja para sus propios negocios.
Barett asistía como de costumbre para fortalecer su imagen entre los grandes empresarios, ya que era alguien muy requerido, siempre salía ganando en este tipo de eventos.
Su acompañante habitual era Carlota, ambos entraron al salón tomados del brazo llamando la atención las personas, Carlota llevaba un hermoso vestido color vino que combinaba con su radiante cabellera roja.
Su madre, la Señora Iria, también asistió como ya era costumbre, vestía un llamativo vestido negro con combinaciones doradas.
Varias personas se acercaron a entablar conversación con ellos en cuanto llegaron al centro del salón.
Los meseros trajeron rápidamente bebidas para ellos, eran personas importantes y debían ser bien atendidas.
"Felicidades, Señor Durov, supe que cerró un buen negocio hace poco", dijo uno de los hombres felicitando a Barett.
"Gracias", dijo Barett con una sonrisa de negocios, no contenía ninguna emoción, pero era suficiente para tener satisfechos a esas personas que lo rodeaban.
"Barett es alguien muy capaz, no es una sorpresa que logre hacer buenos negocios", dijo Carlota orgullosa sosteniéndose del brazo de Barett.
"Claro que sí, cualquiera que haya oído el nombre del Señor Durov conoce de sus excelentes capacidades", dijo otro de los hombres soltando una fuerte risa.
La Señora Iria asintió en acuerdo, su hijo era su más grande orgullo, era natural recibir este tipo de elogios.
"Usted no se queda atrás", respondió la Señora Iria con una sonrisa dirigiéndose al hombre.
"Gracias por sus palabras, pero no tengo comparación con su hijo", dijo devuelta el hombre con una fuerte risa.
Todos a su alrededor empezaron a reír e intercambiar palabras, incluidas su madre y Carlota.
Este intercambio ridículo de elogios era desagradable, Barett continuó bebiendo la bebida que tenía en su mano cuando una persona que se acercaba hacia ellos capturó su vista.
Un hombre omega con ojos color miel, cabello oscuro como una noche sin estrellas y una mirada que se asemejaba al de una pantera, siempre al acecho y atento a cualquier movimiento.
"Buenas noches Señora Durov, espero que haya estado bien en este tiempo y que lo haya disfrutado mucho", dijo Aiden con una sonrisa.