Mil Años De Metamorfosis

Mientras las avispas se lanzaban hacia él, Zen sabía que debía asegurar la seguridad de su pequeño compañero, Skoll. Con un rápido movimiento, desató el hechizo de portal que había preparado con antelación en su base, utilizando las runas que había pintado en el suelo. El portal se abrió con un resplandor azul intenso, y Zen dio un último vistazo a Skoll, quien entendió que debía entrar.

—Es hora de que te vayas, pequeño,—dijo Zen con una mezcla de determinación y ternura. Skoll, el pequeño lobo, miró a Zen con ojos llenos de confianza y preocupación por su nuevo compañero con algo de inquietud dio un paso hacia el portal. En cuestión de segundos, el cachorro desapareció en un destello de luz, dejándolo solo para enfrentar a la horda que se avecinaba.

Con Skoll a salvo, Zen suspiro y se preparó para la batalla. Se posicionó en el centro del panal, su cuerpo imponente proyectaba una sombra amenazante sobre el suelo cubierto de celdas doradas, su cola golpeando con agresividad el suelo provocando un eco que se expandía por todo el panal, decidirá adoptar una postura de combate la misma que le enseñaron en Mecaget como soldado. De repente, una voz resonó en la cámara, una voz burlona y altiva que parecía provenir de todas partes y de ninguna en particular llena de soberbia y confianza.

—¿Por qué no escapaste también, criatura miserable?—dijo la reina avispa desde una cámara secreta, oculta muy lejos del campo de batalla. Su tono estaba cargado de desprecio y arrogancia. —¿Realmente crees que puedes enfrentarte a mi ejército y salir con vida?, crees que tienes oportunidad contra mi por ser también un soldado mejorado, no te ilusiones yo soy superior a un miserable ser como tu, me modificaron para reinar y gobernar y diseñar mis propios ejercitos, no existe nada mas perfecto que yo, encarno la mismísima divinidad.

Zen no respondió con palabras. En lugar de eso, se agachó y comenzó a escribir en el piso con sus garras afiladas. En el idioma de Mecaget se formaron rápidamente, mostrando su desafío claro y directo: “No escapo porque hoy destruiré a todos en este panal y te sacaré toda la información de estos mil años a punta de golpes, maldita perra engreída, te demostraré el verdadero poder de un guerrero.”

Con una resolución feroz en sus ojos, Zen se levantó y se preparó para la batalla. Por primera vez desde su despertar, decidió liberar todo su potencial, tanto físico como mágico. Su cuerpo se tensó, y una energía palpable comenzó a emanar de él. Con su cola, sostuvo el hacha del jefe orco, la cual proporcionaba una bonificación física significativa, preparándose para enfrentar a la horda que se avecinaba.

Las avispas se abalanzaron sobre él en una ola incesante. Cada movimiento de Zen era una explosión de poder y precisión. Sus golpes, imbuidos de una fuerza increíble, destrozaban a las avispas al primer contacto. Cada vez que el hacha del jefe orco se movía, una o más avispas caían, destrozadas por el impacto brutal.

Esto va a ser fácil, pensó Zen mientras destrozaba a sus enemigos con una facilidad que casi lo hacía sonreír. No importa si son mil o cien mil, si mueren de un golpe, terminaré rápido, con una sonrisa rebosante de confianza, casi podía saborear el interrogatorio a la reina avispa una vez acabará con sus subordinados.

Pero su confianza fue rápidamente puesta a prueba. La voz de la reina avispa resonó de nuevo, esta vez con un tono de burla más acentuado y algo molesto.

—¿Crees que puedes derrotar a mi ejército tan fácilmente?—dijo, su voz era un eco siniestro en la vasta cámara del panal. —Te enfrentara a un millón de soldados avispa . Puede que no sean muy resistentes, pero su potencia de ataque es suficiente para hacerte añicos, sin embargo se encontraba algo molesta ya que preparar ese ejército le tomo 5 años desde que dejó su capullo en el bosque, en fin concluiría que en algunas ocasiones toca sacrificar algo por un beneficio, si devoraba a zen su fuerza alimentaria de manera descomunal con eso podría dirigir su siguiente objetivo sin muchos problemas.

Antes de que Zen pudiera procesar lo que había oído, sintió un golpe demoledor que lo sacudió hasta la médula. Una de las avispas había aprovechado su descuido y le propinó un golpe tan fuerte que lo hizo escupir sangre. Zen se tambaleó, sorprendido por la fuerza del impacto, pese a estar luchando a toda potencia fue lastimado ni sirina fue capaz de lograr tal hazaña, parece que menosprecie demasiado a mi enemigo al fin y al cabo es igual ante mi otro soldado modificado genéticamente para ser un arma de destrucción masiva. Esto no va a ser tan fácil como pensé, se dijo mientras se preparaba para el siguiente ataque.

Consciente de que necesitaba cambiar su estrategia, Zen decidió utilizar uno de sus hechizos más poderosos. Comenzó a concentrar su mana que rápidamente se transformaba en energia, y pequeños rayos eléctricos comenzaron a danzar alrededor de su cuerpo. Las runas brillaron en el suelo bajo sus pies, emitiendo una luz intensa que iluminó la cámara del panal.

Zen levantó una mano, y una esfera de electricidad comenzó a formarse en su palma los pequeños rayos se volverían aún más intensos, tenían tal potencia que podían freír a algunas avispas que los recibían al estar tan cerca de zen. Las runas en el suelo se activaron, canalizando la energía mágica y preparándose para desatar un poder devastador. Las avispas, al ver la intensidad del hechizo, retrocedieron instintivamente el miedo se estaba apoderando del cuerpo de cada una el sentimiento se transmitió por toda la colmena, dándose cuenta del peligro que representaba, la reina trato de emitir señales mentales para recuperar el control y la compostura de su ejército.

En ese momento zen con una sonrisa de frivolidad pensaría que era hora de luchar totalmente en serio, las runas se elevaron formando un circulo mágico en la mano de zen emitiendo una luz descomunal, cual será el resultado de este poderoso hechizo que está listo para ser lanzado.